Salí de su casa
y me fui hacia mi coche. Me sentía plenamente satisfecha, pero a la vez
tremendamente excitada. Él me había dado mucho, muchísimo,...tanto que quizás
iba a crearme adicción y ya estaba empezando a sentir los primeros síntomas de
la abstinencia.
Sentada en el
coche, el motor parado, las luces apagadas, me encendí un cigarrillo. Me di
cuenta de que necesitaba más, y metí la mano por la cintura de mi pantalón, por
debajo del tanga, hasta llegar a tocarme. Di un respingo...estaba húmeda, muy
húmeda, pero a la vez algo dolorida.
Empezé a
masturbarme, sin dejar de mirar por los espejos retrovisores. Era una zona
tranquila, pero para nada aislada. Estaba inquieta, no quería ser
sorprendida...apreté mis piernas conteniendo las ganas y lo dejé para más tarde.
Cuando volví a coger el cigarrillo, pasó un hombre justo al lado de mi coche y
me miró. Me pregunté si habría estado observando antes, si habría visto algo
pero no me importó lo más mínimo.
Al llegar a mi
casa, me desnudé, y frente al espejo esta vez me masturbé y me corrí pensando
en él y en el placer que era capaz de proporcionarme.
Fui después al
ordenador y busqué qué significaba la palabra odalisca: “Una odalisca (
en turco: odalık) era una esclava
del serrallo en el Imperio otomano. Era una aprendiz
o asistente de las concubinas y esposas del sultán, pudiendo más tarde llegar a obtener ese estado, es decir
ser concubina o, con mucha suerte, esposa... Si una odalisca poseía una
belleza extraordinaria o tenía talentos excepcionales en el baile o el canto,
tendría la oportunidad de ser una concubina. Si era seleccionada, una odalisca
entrenada como concubina del sultán, serviría sexualmente, y sólo después del
contacto sexual, cambiaría su estado convirtiéndose a partir de entonces en una
concubina. En el Imperio Otomano, las concubinas se
encontraban con el sultán una sola vez, a menos de que fueran especialmente
hábiles en la danza, el canto o las artes sexuales, ganando así la atención del
sultán…”
Empezaba a verlo claro: quizás me consideraba
odalisca porque nunca llegaría a ser su esposa, ni por su voluntad ni por la
mía. ¿Quizás llegaría a ser concubina y servirle sexualmente? No lo sé, no sé
si mi habilidad en las artes sexuales pudiese llegar a tanto. Y en cualquier
caso, no me gusta servir…ni que me sirvan.
Lo vi más claro cuando busqué imágenes de
odaliscas y, curiosamente, la gran mayoría de imágenes encontradas, sobre todo
en el arte, las muestran como mujeres de prominentes curvas y exhuberantes carnes.
Quizás fuese por esto, por lo que me llamó odalisca.
A la mañana siguiente, quise aclararle que yo no
quería ser parte de ningún harén y mucho menos podría ser nunca su esposa (él
ya tiene una y en su religión y en su época otra cosa sería ilegal). Y que no
entendía por qué las odaliscas eran mostradas “rellenitas”.
No me dejó hablar. Me besó en la boca, me tocó el
culo y me dijo que se había equivocado de palabra, que él quería decir….(he
olvidado la extraña palabra que oí de sus labios).
Odalisca o no, redondeada o no, desde entonces
sólo me llama de esa manera: bella odalisca. En sus correos, sus mensajes, sus
llamadas, al oído….siempre a solas. No podemos permitirnos que el mundo sepa
que hay una odalisca o concubina, ocasional sólo ocasional, en su vida.
Odalisca o no, realidad o ficción, esta historia me enganchó desde el principio... tus letras tienen algo que me hechizan, Sherezade. Besos desde el sultanato (donde más gustes)
ResponderEliminarSultán, tú sí que me enganchas a mí! Los besos repartidos están, en los lugares más insospechados
EliminarMuy buena la historia... engancha, de verdad.
ResponderEliminarBesazos
Gracias Gùde. Pero de momento no hay más, no hay segundo capítulo. Besos
EliminarMe gusta el final de esta historia, las relaciones ocasionales son muy excitantes y sobre todo se disfrutan mucho, ademas sin compromisos ni ataduras
ResponderEliminarbesitossss
Adis, completamente de acuerdo en todo. Besotes.
Eliminarummm que extraños efectos "milagrosos" tiene eso de tocar el culo ;-)
ResponderEliminarbesitos,
c,
c, es que hay culos y culos...y el mío es tan olvidado como sensible. Besitos.
EliminarCreo que la palabra amantes, se acerca más a la realidad.
ResponderEliminarLo importante es que entre ambos, os deis lo que necesitáis... sexo, pasión y placer.
No en vano, para eso están los amantes, no???
Beso.
Teo, sí, es la palabra que más se acerca pero no creo que se la exacta ya que los amantes se aman más de un vez, no? Beso
Eliminar¿y asi se acaba? ¿ no se casan? ¿ no comen perdices?
ResponderEliminarMe dejas plofff.
Juan Carlos, de momento así acaba, no hay má capítulos. No pueden casarse porque él está casado y no pueden comer perdices porque a ella no le gustan.
EliminarSiento haberte defraudado
FUE ALGO OCASIONAL,,, PERO LO MISMO SE PUEDE REPETIR OCASIONALMENTE EN OTRA OCASIÓN.
ResponderEliminarUN BESAZO BELKIS!!!
Que importa si hay o no, mas capitulos.Lo importante es que disfrutaras del momento, que te llevaras una alegria para ese cuerpo serrano que tienes.
ResponderEliminarpor cierto,felices fiestas y que Papa Noel sea benigno con vosotros.