domingo, 24 de julio de 2011

Hasta más ver (y si puede ser...tocar)

Una de las cosas que más me apasiona hacer y que más haré en los próximos días es tomar el sol. Las sensaciones placenteras que me provoca hacerlo podría decirse que son muy parecidas a un orgasmo.




Amo que respetes ese espacio y ese tiempo para mí. Y me mata el deseo cuando ese tiempo se acorta y te acercas, disminuyendo también el espacio que nos separa.






Amigos y amigas, este blog y esta salida que lo suscribe nos tomamos unas vacaciones.



Me voy llena de deseo y excitación por lo compartido, sobre todo en los últimos tiempos, y con la misma excitación al reencontaros volveré.




Cuando me he ausentado en otras ocasiones, las puertas siempre han quedado abiertas, como abiertas tengo otras.


Pero en esta ocasión, será diferente. Dentro de algo menos de 48 horas, dejaré los comentarios en moderación hasta mi vuelta.


Hay dos razones: una, que existe alguien que sin haber entrado nunca aqui (al menos que yo sepa), podría dañar este sitio. Y ante tal circunstancia, yo preferiría estar presente.


Y la segunda y más importante es que, si me da mono de vosotros, prefiero llevarme una sobredosis a mi vuelta (lo que haya, me lo tomaré todo de una vez).




Sed malos-as que es más divertido y pasadlo bien. Sexo...todo el que podáis (nunca se sabe cuándo puede venir una época de sequía!)

jueves, 21 de julio de 2011

Ya no es lo que era


- "¡Guapa! ¡Ya quisiera yo coger una indigestión, por haberte comío entera!”

-“ ¡Dime cómo te llamas y te pido para los Reyes!”

- ¡Niña, con ese cuerpo, yo te hacia un traje de saliva!

-“ ¡Niña! ¡Estás más apretada que los tornillos de un submarino!”--“ ¡Aay qué curvas! ¡Y yo que estoy sin frenos!”

-“ ¡Miedo te tenía que dar, si supieras donde me cuelgo la toalla y el albornoz cada vez que pienso en tu cuerpo!”

-“ ¡Morena! ¡Qué necesitas señalización! ¡Con tantas curvas que tienes!”

- “¡Con ese culo te invito a cagar en mi casa!”



Estos son algunos de los muchísimos ejemplos de piropos que suelen soltar los albañiles, esos hombres dedicados a la construcción (en mi tierra se les llama paletas).


Quizás debería decir solían. Porque ahora los albañiles ya no son tan piropeadores, tan lanzados, tan graciosos e incluso a veces excitantes como lo eran antes.

Hace muchos, muchos años, yo era capaz de dar un rodeo para ir a algún sitio si tenía que pasar por delante de una obra. Todo por evitar enrojecerme hasta las raíces del pelo si escuchaba que alguno de ellos se dirigía a mí.

Hoy, que no me importaría, que hasta me halagaría y que incluso hasta les contestaría, hoy los albañiles están enmudeciendo.

No sé muy bien cuáles son las razones: quizás cambios culturales o generacionales, quizás es que ahora haya menos obras debido a la puta crisis, quizás que muchos de los paletas son extranjeros y no conocen nuestra lengua y una de las costumbres más arraigadas en los albañiles.

Quién sabe! Pero hoy ya no es lo que era.


Ahora paso por dos obras diariamente. Una, al lado de casa. Los dos únicos albañiles que trabajan en ella, como mucho, miran discretamente. Y si les devuelves la mirada, agachan la cabeza y vuelven a lo suyo. Con lo cual, prefiero no molestar y voy por la acera de enfrente. Así, si quieren pueden mirar, que a mí ya no me importa, y yo no tengo por qué incomodarles.

La otra obra está dentro de la propia empresa donde trabajo. Allí ya ni miran. Supongo que es porque no es una obra a pie de calle y el hecho de estar dentro de una empresa aún les obliga más a guardar las formas.



Sea como sea, albañiles, recuperad aquella costumbre de piropear desde el andamio, donde os sentís seguros, rodeados de las risas y complicidad de vuestros compañeros.

A mí ya me gusta que os vayáis metrosexuando un poco, pero esa arrogancia de macho ibérico, de gallito del corral,...a mí me hacía su gracia y ahora me gustaría encontrármela de frente.



domingo, 17 de julio de 2011

Son cosas de la edad




Desde siempre, no sé muy bien por qué, me han atraído los hombres mayores que yo. Tengo las nociones básicas de psicología como para saber que en esta predilección no hay nada que tenga que ver con un supuesto complejo de Electra. Y ni comparaba a los hombres que conocía con mi padre, a quien admiro y adoro pero que reconozco que tiene también bastantes defectos.
Ahora, desde la distancia, creo que esto sucedía porque siempre fui más madura de lo que correspondía a mi edad, y por eso los chicos de mi edad me parecían pueriles y los mayores más atrayentes.
La vida, la experiencia, a veces nos hace reafirmarnos en unas cosas y otras veces, en cambio, sufrimos un cambio que lo revuelve todo y parece que en apariencia lo deje todo patas arriba.
En muchos aspectos creo que he evolucionado –o re-volucionado- y éste es uno de ellos. No es que ahora sí que me atraigan los más jóvenes y no me atraigan los más maduritos.
Ahora me atrae un hombre y la edad no es un aspecto importante a tener en cuenta.
Me consta que a muchas mujeres de mi edad les atraen los hombres más jóvenes. Nada sorprendente; a ellos (a vosotros) os sucede lo mismo. Me pregunto si no será una manera de querer luchar contra el tiempo que avanza inexorable, pero en mi caso no, no lo es.
Hace un tiempo un chico me dijo que era una buena milf. Por unos segundos pensé “¿qué me estará llamando?”. Cuatro palabras de él y una visita rápida a la wiki y lo entendí perfectamente. Me sentí tan halagada. Pero no soy yo persona de subirme mucho a las nubes ni mucho de menos quedarme en ellas, así es que olvidé este episodio hasta que otra persona me lo volvió a llamar. Pequeña escalada a una nube un pelín más alta y asunto zanjado.
Pero cuando me lo llamó un tercero, empecé a reflexionar sobre esto. Creo que a los jóvenes les atraen las mujeres de determinada edad madura porque las presuponen con mayor experiencia, me refiero a la sexual. Pero no estoy segura. Jóvenes, maduros, maduras….sacadme de dudas, qué opináis?

jueves, 14 de julio de 2011

Entre tus piernas






Todas las mañanas, básicamente. Y por las tardes. Los veo a todas horas.

Creo que han proliferado, no estoy segura. Quizás es que antes me fijaba menos en ellos, y ahora... los veo por todas partes.

Esos brazos marcando sus músculos, quizás por la postura, y esos muslos, apretados, ciñéndose a ellas como si fuesen parte de su cuerpo.

Me refiero a los motoristas.

Creo que he visto muy pocos motoristas en los que no me haya fijado. Y me gustan todos. Creo que es su postura corporal, no estoy segura, porque en la moto ni me fijo.

Y qué morbazo les da el casco! En el minuto que dura un semáforo rojo me da tiempo a examinarlos, de arriba a abajo, a imaginar cómo será su rostro y sobre todo a fantasear con esas piernas, con ser yo la que estuviese entre ellas en vez de sus motos.



Resulta que además de ser una salida sin remedio, me considero también una persona bastante responsable. A pesar de que algunos van como locos, respeto las distancias sobre todo las laterales e intento no olvidar que en sus vehículos están más desprotegidos o son más vulnerables.

Mi responsabilidad me lleva también a que esa excitación interna cuando tengo un motorista cerca no me distraiga de la carretera ni de la circulación.

Así es que a vosotros, moteros, os digo: si alguna vez circuláis cerca de mí o estáis detenidos junto a mí en un semáforo, sólo tenéis que levantaros la visera del casco, mirarme y os seguiré (acelerando) a donde haga falta.



Acabo de acordarme de una canción, que viene algo al caso. No hablaré del intérprete ni de la letra (prefiero no comentarlo) pero la canción es calentita, vaya que sí.





martes, 12 de julio de 2011

Renovarse o morir




Lo he decidido, tengo que cambiármelo.
A estas alturas ya son demasiados fallos: problemas con el motor de arranque, acelerones y decelerones incontrolados, un elevado consumo, he tenido que empujarlo en muchas ocasiones, la palanca de cambio no responde siempre y encima me ha dejado ya varias veces en la cuneta.
He estado mirando por ahí. Los hay deportivos, elegantes, potentes,… y no acabo de ver cuál es el mío.
Yo me conformo con un utilitario común; que pueda llevarlo a todas partes, da igual que no corra en exceso (tampoco me motiva demasiado la velocidad), que se lleve suavemente, y que todas sus partes respondan a mis expectativas. Eso sí, tiene que ponerse de 0 a 100 en pocos segundos.
He pensado también en uno de segunda mano. A veces los de segunda mano, si no han sido mal tratados, dan unos resultados espectaculares. Tienen más años y aparentemente quizás no parezcan que vayan a dar buen resultado, pero seguro que si son llevados con cariño ofrecen unos resultados dignos de envidia de los de alta tecnología punta.
El color y los demás aspectos externos son importantes (claro que sí, yo también tengo mis gustos) pero lo que interesa es que funcione bien por dentro y que tenga una buena puesta a punto del motor (lubrificantes incluidos).
Lo cambiaré aunque no sé cuándo ni cómo ni por cuál. Pero me irá genial, porque aunque yo no sea la mejor conductora del mundo, soy prudente, respeto las normas y puedo llevar bien cualquier vehículo si es medianamente bueno.
A estas alturas, ya habréis comprendido que no hablo de cambiarme de coche.



sábado, 9 de julio de 2011

¿Me acompañas?





Y sigamos hablando de las vacaciones. En mis próximas vacaciones de verano es más que probable que viaje sin acompañante masculino. A veces más vale sola que mal acompañada y siempre puedes encontrar acompañante en el lugar de destino. Pero…. Y rozando lo absurdo, ¿por qué no buscarlo aquí? Venga ahí va:

Si no tienes destino ni compañía para tus vacaciones y quieres acompañarme, ofrezco estancia y pensión gratuitas y, aunque no está bien que yo lo diga, suelo ser buena acompañante. A cambio te pido que cumplas estos requisitos:


- Te ha de gustar el agua (mar/piscina) y tomar el sol. Puedo aceptar que no te guste lo del sol y que te quedes a la sombra de un sauce, o en la terraza de una cafetería siempre y cuando puedas estar al sol el tiempo indispensable para embadurnarme del protector solar.
- Has de poder adaptarte a situaciones que vayan desde estar de marcha en una discoteca hasta bien entrada la madrugada o por el contrario tomar un mojito, tumbado en una hamaca y mirando las estrellas.
- Imprescindible tener muy buen sentido del humor.
- No es imprescindible pero se valorará positivamente que sepas cocinar.
- Has de estar capacitado para tener sesiones de sexo todas las noches y todas las tardes a la hora de la siesta. Las mañanas puedo obviarlas, no me gusta mucho recién despierta. E incluso puede que nos saltemos alguna siesta si la comida ha sido muy copiosa.
- Puedes tener tus hobbies y practicarlos (igual que yo tengo los míos) siempre y cuando el disfrute de ellos tanto por tu parte como por la mía no interfiera en ninguno de los puntos anteriores.
- No busco ni ofrezco un amor de verano. Quien no crea en el amor puede estar tranquilo en ese sentido. Y quien crea…pues ya veríamos cómo salíamos del lío.


Interesados: de momento bastará con un comentario

Premio refrescante






Aliana me ha hecho llegar este premio. Lo acepto con mucho orgullo por varias razones: primero porque viene de ella, segundo porque algo se postea a pesar del calor y tercero porque una no recibe un premio todos los días.


Hay dos condiciones para quedarse con él:


Primera.- Responder a la pregunta de “¿Qué haces con tu mascota en verano?”
Pues yo este verano, como casi siempre que estoy de vacaciones, lo pasaré con ella, con mi perrita Tina. Resulta que la tengo en una especie de custodia compartida y es en vacaciones precisamente cuando compartimos nuestro tiempo.




Segunda.- Entregarlo a los que han dejado comentario en mi anterior post.


Esta seguna condición será más difícil de cumplir pues la mayor parte de blogs que sigo o visito no aceptan este tipo de regalos, y porque no todos quienes comentaron en el post anterior tienen un blog. Pero ofrecido queda: para todos los que os habéis pasado por el post anterior o en alguna otra ocasión, el premio es vuestro.

jueves, 7 de julio de 2011

Probando, probando





Hace pocos días se hablaba en un blog vecino sobre cómo aumentar las visitas a tu blog.

Y en otro blog también vecino, y muy querido, se hablaba sobre cuáles son dos buenas razones para que eso suceda.

Probemos, a ver qué sucede. He ahí las dos razones, y que conste que yo no creo que funcione pero esta noche no tengo nada mejor que hacer que este estudio.











lunes, 4 de julio de 2011

Tarde de piscina







La tarde del sábado la pasé en la piscina.

Me encanta tomar el sol, no puedo remediarlo. Me encanta sentir el calor por todo el cuerpo, caliente por dentro y por fuera.

Cuando voy a darme algún baño de sol -y de agua también, por supuesto- una de las cosas que más me ha gustado siempre hacer también es fijarme en los cuerpos, sobre todo en el de los hombres, pero en el de las mujeres también alguna vez.


Esta afición mía va en aumento y, no sé si es bueno o malo, pero no existe cuerpo masculino al que no le encuentre encanto.

Si uno es muy barrigón, puede que tenga un bronceado bonito.

Si uno tiene excesivo vello, seguro que tiene unas espaldas bien formadas.

Si uno no es guapo, seguro que tiene unos ojos preciosos.

Me gustan todos. O creo que casi todos.


A veces ni yo misma me doy cuenta y miro descaradamente. Si llevo las gafas de sol puestas, no es muy importante, ellas evitan delatar el centro de mi mirada.

Pero si no las llevo tampoco me importa demasiado.


Este sábado, en la terraza de la cafetería, vi a un hombre que me impresionó mucho, por completo. No le encontré ningún defecto.

Claro, todo hay que decir que no le conozco, sólo le vi, sentado en una mesa contigua a la mía. Quizás dejara de gustarme en cuanto le conociese, pero no era el caso.


No sé si él me miraba a mí o no (probablemente no) pues él sí que llevaba gafas y yo olvidé las mías. ¿Qué más da? No se hubiese acercado a mí pues yo iba acompañada, y no podía evitar a mi acompañante.


Volví a la toalla después de mi café, intenté dormir un rato pero la imagen de aquel hombre no se me iba de la cabeza. En realidad, ni la del otro, ni la del otro... Salida total como casi siempre, en aquel momento cualquier hombre me hubiese venido bien.


Chapuzón y al agua, y a esperar que mi temperatura corporal volviese a regularse.