lunes, 31 de diciembre de 2012

Otro más a cuestas




Esto ya se acaba, quedan horas para que el año finalice.

Será una Nochevieja como todas: mucha comida, bebida (este año controlando porque me toca conducir), familiares….. Me faltará lo mismo que me falta cada año, pero debe ser algo imposible de conseguir porque seguimos igual.

Brindaré, por ellos, por nosotros, por vosotros,…. Y este año no me haré ni nuevos ni buenos propósitos. Se acabó, voy a dejarme llevar y a ver qué pasa. Tampoco voy a formular ningún deseo concreto, porque sería repetirme de nuevo.

Tomaré las uvas, sin pelar, como la tradición manda. Este año espero elegirlas pequeñas, porque a veces parezco un hámster con la boca llena de uvas, que son las doce y diez de la noche y aún estoy siempre masticando, y escupiendo pepitas mientras todo el mundo ya está lanzando cotillón.

Al final he decidido ponerme divina de la muerte, bueno, teniendo en cuenta las posibilidades que hay. Vestido, tacones, medias, manicura, maquillaje,…. Total, para acabar luego con el pijama de franela! Jajajaja

En fin, que os deseo que tengáis una noche muy, muy buena, espléndida, que disfrutéis. Y por milésima vez, Feliz Año Nuevo a todos….que el próximo año os vaya bonito, bonito…..ah, y “calentito”…ya me entendéis.




domingo, 30 de diciembre de 2012

Belkis vs. Lulú


Lulú y yo tenemos en común unos kilitos de más 
Lulú y yo somos pelirrojas.
Lulú y yo usamos bikini.
Ni Lulú ni yo sentimos pánico escénico.

Pero hay cosas que Lulú y yo no tenemos en común:
La edad que nos separa
El valor de exhibirse sin complejos
Y que yo, al ser mayor, o más "echada para adelante en otros menesteres", le habría metido mano al presentador....fijo!




viernes, 28 de diciembre de 2012

Tus pechos (por Juan,"doctor amor")




Recibo estas palabras como regalo, y nuevamente pido permiso a su autor para publicarlas. Creo que es poesía, una oda...;Oda a unos pechos, nuevas palabras recibidas de Juan,"doctor amor".


Me he levantado pensando en tus pechos llenos de carne amada,
como redondas frutas, como sabrosas manzanas….


¡Cuán delicioso sería tocarlos! Qué hermoso que fueran de polen
y que yo me transformara en abeja famélica…
Entonces no pararía de llevarlos a mi boca hasta el otro día,
hasta que la saliva se acabara.


Qué hermosos pechos….Por su continente de tierra perfumada
por donde podrían errar sin descanso mis ojos;
por su sudor de diosa desnudada…


Querría tocarlos primero antes que oler las rosas y respirar

el perfume de la alborada.
Qué sabrosos han de ser los pezones en los labios,
qué insaciable ha de sentirse uno….

Y cuando se inflaman como un fuego extraño
avivado por maderas extrañas, ¡ahhhh!…

son como dos volcanes en planetas gemelos,
como el guiño de la diosa Venus, y como el premio

de los que vuelven después de la batalla….

Oh dulces pechos del color de las capuchinas bajo el sol,
tierra suave donde puede uno contemplar la alborada y

ver tres soles, cordillera humana que te lleva a la tierra
prometida,… ignorada…


Imagen cedida por una lectora anónima

miércoles, 26 de diciembre de 2012

No se cierra ni por inventario





A pocos días para que acabe el año, no puedo evitar (una vez más!) hacer un balance de lo que ha sido mi vida –y mis consecuencias- en este año.

Laboralmente, supongo que no me puedo quejar. Sigo teniendo trabajo, y eso ya es un logro. Ahora trabajo más horas y en peores condiciones por menos sueldo, pero es lo que hay.

Familiarmente, todo sigue igual. Esto es bueno a grandes rasgos, a pesar de que hay un asunto familiar al que no encuentro solución.

Económicamente, aquí todo son números rojos. Más deudas, más intereses, más dinero invertido en sobrevivir y cada vez menos ingresos. Cero patatero para quienes podrían evitar esta situación y no lo hacen, y buena nota para mí, ea, que a pesar de todo aún no han conseguido hundirme.

Sentimentalmente, bueno…. Aparte de amor hacia los míos, cariño hacia algunos, afecto hacia otros…ninguna novedad. No me he vuelto a enamorar, porque entre otras cosas, ni puedo ni quiero volver a hacerlo.

Y sexualmente hablando, aquí he tenido que echar cuentas:

Polvos que eché en el 2012: A (hablo en pasado porque no queda ningún polvo que echar en lo que queda de año).
Número de penes que vi, toqué y saboreé: B
Número de bocas que me saborearon íntimamente: C
Número de hombres a los que deseo o he deseado: D
Número de hombres que conseguí o puedo conseguir: E


Excepto D, todos los números son muy, muy bajos….estoy en números rojos! Porque claro, D no es el total de hombres con los que he estado, sino sólo a los que he deseado. Si D es el número más alto, de momento quiere decir que al menos ganas no me faltan.

B y C son muy bajos también, pero resulta que B es mayor que C…uys, aquí algo falla! Realmente B no tiene por qué ser igual a C, pero sería lo ideal y ya la repanocha si C fuese mayor que B. Pero, salvo que sea un hecho voluntario en mi cuenta, no me da la gana de dejar a B por encima de C.

E no tiene demasiado valor para mí. Los hombres, al menos los que yo conozco, sóis esquivos y por tanto, este valor depende tanto o más de vosotros que de mí misma.

En cuanto a D, me he propuesto firmemente disminuir este número de cara al próximo año. Porque aquello de “querer es poder” no es cierto, al menos no en este terreno. El primer y costoso paso ha sido borrar de esta lista a algún sujeto que he deseado mucho, mucho….que parecía corresponder en algún momento, pero que se fueron por la puerta de atrás a la menor ocasión.
Haciendo recuento, los números no son buenos, nada buenos. ¡Estoy en crisis!


PD: Recordad que es tradicional comer doce uvas en la última noche del año, al sonar las doce campanadas que dan entrada al nuevo.
Si olvidáis comprarlas, recordad que yo siempre tengo un racimo "a mano" jejeje

domingo, 23 de diciembre de 2012

Con mis mejores deseos...



Fun Fun Fun…ya está aquí, ya llegó una nueva Navidad.
Supongo que en general me gusta la Navidad. A pesar de todo, creo que sigo siendo una romántica nostálgica empedernida.
Me he tragado ya varias películas de ésas chupiguays, ambientadas en la navidad, donde todo es posible y el amor y la esperanza vencen a cualquier obstáculo. Y lo curioso es que las disfruto! Jajajaja. Pero cuando acaban, y miro a mi alrededor, no me comprendo y no entiendo qué gano viéndolas. Me digo “ésta es la última” pero nada, igual que cuando digo que será el último cigarrillo.

Y ahora la compra inacabable de regalos, ufff! No odio ir de compras ni regalar; realmente lo que odio es no tener dinero para regalar a todos a quienes realmente deseo regalar, y tener que reducir mi lista y ajustar mucho mi presupuesto.

Y las comilonas inacabables! Realmente, yo las disfruto. Las pago caras en forma de calorías que se me pegan en todas las partes del cuerpo y luego no hay manera de sacárselas de encima.

Me gusta ver el árbol de Navidad en casa, pero en cambio no soporto montarlo, es una función que delego en otros. No es pereza, os aseguro que no es eso, pero no puedo.
Y las felicitaciones!!!! Cada año envío un montonazo; cierto que las nuevas tecnologías hacen que se haga más rápido. Las envío por compromiso, por cuestiones laborales y otras porque lo deseo realmente. Creo que éste ha sido el primer año en que más destinatarios se han dignado a contestar. No importa…generalmente no espero respuesta  y mis deseos son sinceros.

Este año no pienso esperar nada ni de Papa Noel, ni de los Reyes Magos ni de nadie. Estoy cansada de decepciones. Total, querido gordito y trío La-la-lá…¿os parecía que era mucho pedir tener un día al año sin ninguna obligación que cumplir o unos labios que besar en Nochevieja? Pues vaya, parece que hasta para vosotros eso es algo imposible de conseguir. Si al menos os hubiese pedido la paz en el mundo, el fin de la crisis, o que ningún niño del mundo sufriese la carencia de las necesidades más básicas,….. al menos lo entendería, porque eso quizás sea algo que sólo nosotros podamos conseguir, sin vuestra influencia divina o mágica.

En fin, que no os pido nada, tan sólo –y lo digo de corazón- salud y felicidad para aquellos a quienes quiero, buenos deseos para todos aquellos que conozco, conocí o conoceré –incluidos quienes estén leyendo- y que me perdonéis por esta felicitación.
Intenté hacer un video, y salió algo….raro, raro. Se veló la película, o hubo un error técnico, y lo que tenían que haber sido bailarinas sexys parecen las hermanas gemelas de los siete enanitos de Blancanieves. Bueno, en el fondo me identifico: ¿qué soy yo sino una enana con las tetas grandes? Jajajaja.
Es también algo caótico, pero así es mi vida….aparentemente envuelta en el caos, pero donde todo tiene una razón de ser y existir….supongo.
Como está hecho desde el cariño, ahí os lo dejo….no lo repito. A lo hecho, pecho…y para eso tengo el que tengo.

Feliz Navidad y sabrosos “polvorones” a tod@s







viernes, 21 de diciembre de 2012

Encapuchada



Por casualidad, como ocurre tantas veces, me encuentro a alguien por la red. Cruzamos unos cuantos correos, pocos, y enseguida veo que es una persona de aquellas que tienen el don de excitar simplemente con la palabra. Bromeamos sobre un posible encuentro, a lo que en broma le digo que soy tan fea, que tendría que ir encapuchada.
Inmediatamente después me envía un relato con lo que él imagina que sería ese encuentro. Como me impacta, tengo que hablarle de este sitio que él desconocía por completo y le pido permiso para traducirlo (esta vez también lo he recibido en catalán) y publicarlo. Permiso concedido.
Así es que aquí está el relato de Juan, un hombre al que algunas mujeres apodan “doctor amor”. Supongo que por algo será. Muchas gracias, Juan.



Encapuchada

Al final te has decidido y has encontrado un hueco en tu apretada agenda…
Hemos quedado en mi casa, llaman al timbre del portero automático, pregunto quién es, y una voz me dice que es Belkis.
Llegas al piso, la puerta está abierta. Entras, cierras la puerta, y sobre una silla del recibidor encuentras una capucha… Te das cuenta de que no es una capucha normal…ha estado recortada para dejar al descubierto los labios, las orejas y el cuello.




Te la pones, abres la puerta del recibidor que da acceso a un pasillo, y te diriges al comedor, donde te he dicho que te esperaba…
Te pregunto si quieres tomar algo y me dices que no, que no tienes demasiado tiempo. Dejas sobre el sofá la ropa de abrigo. Te pido que vayas al baño y hagas pipí. Me dices que no tienes ganas, pero insisto, y lo haces.

Después nos dirigimos a la habitación…estás nerviosa y excitada al mismo tiempo…esto no lo habías hecho nunca antes.
Yo voy detrás de ti, indicándote el camino… Y cuando llegamos delante de la cama, te abrazo por la cintura desde atrás y comienzo a besarte por la nuca…
Lentamente, voy recorriendo tu cuello con mis labios, al mismo tiempo que he subido mis manos hasta acariciarte suavemente tus pechos turgentes, los amaso suavemente, con movimientos de arriba hacia abajo, y al revés…hacía tiempo que no los acariciaba ningún hombre, y vuelves a redescubrir un placer olvidado…y a sentirte una mujer deseada.
Todavía desde atrás, te desabrocho la blusa y te la quito, dejando al descubierto tu espalda, que pasa a ser la destinataria de mis besos y caricias… He dejado reposar tus pechos y mis manos te están haciendo un masaje en la espalda.
En un momento dado, te desabrocho el sujetador, dejando libres tus pechos, ansiosos de más caricias. Les vuelvo a dedicar atención mientras mis labios recorren tu espalda.
Cojo tus pezones entre dos dedos, como si fuesen unas pinzas, que voy abriendo y cerrando…moviendo hacia delante y hacia atrás…a la derecha, y a la izquierda…mientras los otros dedos y el resto de la mano se ocupan del resto del pecho.

Me coloco delante de ti y te beso suavemente los labios, mientras sigo acariciándote…
Bajo las manos hacia tu culo, y empiezo a jugar con él…dándole pequeños golpes, y notando cómo tiembla…Lo levanto, lo dejo ir…lo aprieto….lo separo.
Te quito los zapatos, los pantalones, las braguitas…dejando al descubierto tu parte más íntima. Yo también me desnudo.
Ahora vuelvo a colocarme detrás de ti y mi pene juega un poco con tu culo…como intentando entrar…pero sin hacerlo…yendo hacia arriba y hacia abajo, paseándose por él…pero sin entrar…De pronto notas algo húmedo…es mi lengua…



Te sorprende, pero te abandonas a esta nueva caricia en este pequeño agujero, que se va abriendo a medida que mi lengua va entrando y saliendo en una sutil penetración…mientras mis manos mantienen separadas tus nalgas.
Te tumbo sobre la cama, con un cojín al final de la espalda….donde comienza el culo…y empiezo a acariciarte el clítoris con una mano, al mismo tiempo que te acaricio un pecho con la lengua y el otro, con la otra mano…Por un instante, pensaste que no te encontraría el clítoris….pobre….tan abandonado como estaba…
Cuando noto que la vagina está bien lubricada, suavemente te introduzco un dedo y empiezo a explorar su interior…mientras el dedo pulgar sigue jugando con el clítoris…que va respondiendo a las caricias.

Bajo la cabeza y empiezo a acariciarte el clítoris con la lengua…chupándolo…succionándolo…recorriéndolo con la lengua por todo su alrededor mientras está dentro de mi boca…y te introduzco otro dedo…Y otro muy lentamente, en el agujerito del culo, suficientemente lubricado por la saliva de antes.
Los dedos, dentro de la vagina, ya han encontrado lo que buscaban, la zona rugosa del punto G…y se disponen a trabajársela…y lo hacen… al mismo tiempo que la lengua está lamiendo el clítoris y otro dedo está penetrando el culo, ayudando a los que están estimulando el punto G.




De repente, me dices que tienes ganas de hacer pipí…pero te recuerdo que ya lo hiciste…y sigo estimulando las tres zonas al miso tiempo…ahora es mucho más rápido…
Hasta que llegas a tener un enorme orgasmo, con una gran eyaculación….al que siguen otros de forma espontánea durante varios minutos, y que hacen que te retuerzas de placer en la cama, mojada por tu eyaculación.
Me preguntas si yo no quiero llegar al orgasmo…he estado tan ocupado en conseguir el tuyo, que yo me he quedado en un segundo plano…pero ahora es mi turno…
Verte retorcer de placer me ha excitado tanto que estoy a punto de llegar…Coloco mi pene entre tus pechos y lo restrego con ellos….eyaculando encima, coincidiendo con otro orgasmo tuyo….
Te quedas unos instantes descansando…te duchas…te vistes…y apuntas algo en tu agenda…
Yo aún estoy en la cama. Vienes y me besas antes de marcharte. Te pregunto si volverás y qué escribías en tu agenda…
Me respondes sonriendo….”He apuntado que la semana que viene…tengo cita con el doctor. Con el doctor amor”.

jueves, 20 de diciembre de 2012

Telarañas




Tras una pequeña ausencia obligada, quiero deciros a aquellos que os debo varias visitas (entradas publicadas),  que más o menos os voy leyendo, y que espero poder ponerme pronto al día. Espero que me disculpéis.

Y a los que aún sigáis por aquí, deciros que volveré, muy pronto.....ya estoy a punto.

No voy a permitir que también aquí me salgan telarañas, leñe!

miércoles, 12 de diciembre de 2012

De corazón a corazón


Ayer leí una entrada en un blog que me llegó y me llenó enormemente. Tanto fue así, que le pedí a su autor, a Jaume, que me dejase publicarlo en mi blog.  Jaume escribe en catalán, y lo hace maravillosamente bien. Le pedí permiso para traducirlo y mostrarlo aquí, para que os llegase a una poquita más de gente.
Podéis leer la entrada original y conocer más a su autor, aquí.

De corazón a corazón

Eres más joven que yo pero, lejos de lo que podría parecer, tu experiencia supera con creces a la mía. A ti, este aspecto no parece importarte demasiado. Y a mí, de momento tampoco.
Me gusta aprender a tu lado. Contigo me siento como un adolescente descubriendo los misterios primerizos del placer. Desde el mismo instante que la cremallera de tu vestido comenzó a resbalar hacia debajo de la espalda, el corazón se me aceleró con la excitación que transmite estar a las puertas de aquello tan desconocido como deseado.



En un segundo, tu cuerpo se me ofreció franco, accesible, deseoso. Te cojo por los caderas y, con toda la suavidad de la que soy capaz, te siento sobre mis rodillas. Te dejas llevar, pero en el fondo, eres tú quien mandas. Tu piel, lisa y brillante como la miel, acaricia suavemente mis manos, guiándolas por todos y cada uno de los rincones de tu anatomía, haciéndolas recorrer las curvas del deseo con la prudencia y la inseguridad de un conductor novel.
Reconozco una torpeza evidente en mis movimientos, demasiado bruscos aún para merecerte. Tú lo sabes, pero te muestras comprensiva, y con un guiño me indicas cuál es el camino que he de seguir. Ahora por aquí, ahora por allí. Ahora un poco más arriba, ahora un poco más abajo. Ahora puedes ir un poco más rápido, espera…ahora no corras tanto. De vez en cuando, cuando mis dedos aciertan el punto exacto y la intensidad precisa, me regalas un suspiro de placer. Un suspiro que, no tengas ninguna duda, me estremece más a mí que a ti misma.
Pienso que me habría gustado acercarme a ti antes. Que nuestra historia hubiese nacido hace tiempo. Así, ahora te conocería lo suficientemente bien como para saber cuáles son tus secretos más íntimos, para hacerte aquello que tú deseas que te haga. Para hacer que el sol salga a calentarnos cada una de nuestras noches. Sí, es lo que habría querido. Pero la vida ha hecho que nos encontrásemos ahora.  Es como es. Y así está bien. Nunca es demasiado tarde para intentarlo. Tan sólo me tienes que seguir enseñando. Y yo tan sólo he de continuar aprendiendo. Pronto, bien pronto, seré capaz de estar a tu altura, de acompañarte con un ritmo harmónico, de acariciar tus seis cuerdas doradas con la maestría suficiente para hacer que, acorde a acorde, todas las canciones sean nuestras canciones. Para hacer que nuestros cuerpos se fundan finalmente en uno sólo, y de corazón a corazón, compartamos juntos la melodía de un orgasmo infinito.




domingo, 9 de diciembre de 2012

¿Jugamos?






El marido le dice a su mujer: "¿Jugamos a los médicos?"

La mujer le contesta: "pero..de la Seguridad Social o del privado...???"

El sorprendido marido pregunta: "¿y cuál es la diferencia?"

A lo que contesta la mujer...:"Si es de la Seguridad Social te doy cita para dentro de un año...y si es por lo privado...son 100 euros."


 Éstos deben de ser de mutua privada:


viernes, 7 de diciembre de 2012

¿Cabreo o desesperación?


No acabo de discernir si me encuentro más bien cabreada o desesperada. En cualquier caso, al límite de lo que puedo soportar. Y mira que yo soporto!
  



Cuando parece que nada puede ir a peor, la vida, la suerte, el destino o lo que sea te da una vuelta de tuerca más, ahogando, presionando....




Pero ahí estoy yo...levantándome una vez más!


martes, 4 de diciembre de 2012

Reflexiones sobre los canelones






Mi amiga Raquel me invitó esta tarde a una reunión en su casa. Éramos diez mujeres en total, y venía una representante de esos famosos robots de cocina a hacernos una demostración, por supuesto con el ánimo de vender alguno.
A mí no me van estos asuntos, y Raquel lo sabe. Pero teníamos que ser diez para que ella, como anfitriona y organizadora, recibiese un regalo de cortesía. Así es que lo hice por hacerle un favor.

La representante empezó a hablar de las infinitas posibilidades del aparato en cuestión: cualquier plato era posible, en poco tiempo, introduciendo los ingredientes, seleccionando el programa adecuado, un temporizador,…una maravilla! Y luego pasamos a las demostraciones prácticas.
Yo me estaba muriendo de aburrimiento, pero me esforzaba por prestar atención. Es que nunca me  gustó cocinar.

Cocino lo justo para subsistir. Y procuro esmerarme si tengo invitados. Aparte de eso, poco más.
Mi abuela me decía que a un hombre se le ganaba por el estómago. Quería indicar, supongo, que si eras buena cocinera, ese hombre te querría o te desearía más? Mi madre es una excelentísima cocinera. Y en esta cadena de generaciones, algún gen debió de perderse por el camino porque yo apenas sé cocinar.
He conquistado algunos hombres en mi vida y, además de alguna que otra cualidad, no fue por mi buen cocinar sino por mi “buen comer(les)”.

Seguía la reunión y pasamos a elaborar unos canelones. “Veréis –decía la representante- lo sabrosos que salen y en qué poco tiempo. Plato típico navideño de estas latitudes con el que podréis deleitar a vuestros invitados”.
Y todas empezaron a hablar y a hablar de cómo hacen la salsa bechamel: una que le pone pimienta además de la nuez moscada, otra que le pone dos gotitas de esencia de no sé qué hierba,… y yo callada.

Entonces María, otra amiga de Raquel, que me cae gordísima, se dirige a mí para preguntarme por mi bechamel: “¿Y a ti cómo te sale o cómo te gusta más?”.
Le contesto: “A mí no me sale, me suele salir con muchos grumos. Entonces busco a un maromo que sepa hacerla y cómo más me gusta, es probándola en sus dedos”.
Raquel me mira seria, como si me diese una reprimenda. Pero sé que en el fondo le hace gracia.


María se cree la mujer perfecta: sus platos son los mejores, su ropa la más impoluta, su casa inmaculada,…y todas estas cualidades de ama de casa seguro que su marido las aprecia como grandes dones. Quizás una mamada como tiene que ser no está entre ellos y por eso viernes sí, viernes no, su marido viene a meterse en mi cama, otro momento en el que yo demuestro que se me da bien comer.
Y María insiste: “Chica, pero si la bechamel es muy sencilla. Entiendo que para el relleno de los canelones se ha de tener otra aptitud superior, y saber distinguir una carne de buena calidad, pero la bechamel….”, y seguía, y seguía martilleando.

La verdad es que los canelones se me atravesaron, junto con la verborrea de María. Me levanté, y me acerqué a ella para decirle algo antes de irme: “¿Y tú, querida, cada cuanto follas y de cuántas maneras diferentes?”.
No pretendía que me oyese nadie más que ella, pero la tensión se mascaba en el ambiente, se hizo el silencio y todas me oyeron. Esta vez Raquel estalló en carcajadas.

Me fui, necesitaba aire fresco. Salí a la calle. Hacía frío, no me puse la chaqueta, y noté cómo se me endurecían los pezones. Entonces llamé a R., con quien había comido hoy a mediodía, y le dije: “Tengo hambre”. Dos simples palabras que él entendió a la perfección.


Ahora estoy en casa, en mi cocina, acabando la cena para R. y para mí, porque hoy comimos pero nos quedamos sin postre.
Aguacates rellenos de langostinos con salsa rosa, que esperan en la nevera. Medallones de lomo ibérico en salsa agridulce, acompañados de puré de patata y puré de zanahoria, que esperan en la olla a baja temperatura.

Y ahora fundo chocolate donde sumergiré brochetas con trozos de frutas variadas.



Suena el timbre. Es R. Pruebo el chocolate, empieza a fundirse, aún no está hirviendo. Cojo una cantidad con la espátula, me quito la camiseta, y unto chocolate en mis pechos. Ahora huelen mucho mejor! Voy a abrir, quizás R. quiera empezar por el postre.
Después de todo, quizás no me desenvuelvo tan mal en la cocina.


Dedicado a Isaac.

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Reir por no llorar




Ésta está siendo la semana mundial de la decepción masculina en la república independiente de mi casa.
Es difícil que te decepcione alguien de quien esperas poco o nada, pero aún así sucede.

No sé si los hombres sóis raros o si soy yo la que debe ser de otra galaxia, pero de verdad que a veces cuesta horrores entenderos.

Seguiré siendo como soy y teniendo muy claro lo que quiero, lo que quiero de vosotros. Pero hoy me he llevado la pataleta a ambos lados de la pantalla, y como revancha unos chistecillos de ésos que vosotros llamáis feministas, pero sin acritud eh?

Si pudimos enviar un hombre a la Luna… ¿por qué no enviarlos a todos?

¿En qué se parece un hombre a un columpio? En que al principio divierte, pero al final marea.

Las mujeres tienen muchos defectos; los hombres, sólo dos: todo lo que hacen y todo lo que dicen.

Las mujeres solteras se quejan de que los tíos buenos están casados; las mujeres casadas se quejan de sus maridos. Moraleja: los tío buenos no existen.

El hombre le pregunta a Dios:
H- ¿Por qué has hecho a la mujer tan bella?
D- Para que te enamores de ella.
H- Y entonces, ¿por qué la has hecho tan tonta?
D- Para que se enamore de ti.

La antigua teoría era: “Cásate con un hombre mayor, porque son maduros”. Pero la nueva teoría es: “Los hombres no maduran; cásate con un hombre joven” (Rita Rudner).

¿Cómo puedes saber la diferencia entre los verdaderos regalos de los hombres y los regalos por sus sentimientos de culpabilidad? Los segundos son más bonitos.

Lo que teme un hombre cuando piensa en el matrimonio no es atarse a una mujer, sino separarse de todas las demás” (Ellen Rowland).

Si un hombre te dice que necesita espacio, déjalo afuera.

“Las mujeres que buscan ser iguales a los hombres carecen de ambición” (Timothy Leary).

Y la mejor de todas (para mí):

Solía vivir sola… entonces… me divorcié



domingo, 25 de noviembre de 2012

Broche de fuego



   Esto viene de aquí y de aquí.

Durante las cinco tardes siguientes de mi estancia, follamos por varios rincones de bosques y caminos solitarios. Recuerdo especialmente la última tarde en que bajamos a la orilla del río, me desnudó y me hizo reclinarme dándole la espalda sobre una gran roca. Después de acariciarme y estimularme convenientemente, me folló analmente. Sus embestidas eran regulares y firmes, y a cada una de ellas mi sexo húmedo chocaba contra la roca. Cuando yo estaba a punto de correrme –hasta ahora siempre conseguía que yo llegase antes que él- sus perros, que ya me tenían como amiga, lamían mis pies descalzos, añadiendo una nueva sensación. El estallido final fue sublime.

Me incorporé y empecé a practicarle una felación que, dada su excitación, duraría muy poco. Así es que estuve alerta y en su momento culminante, agarré su pene y apunté hacia la roca, para que su semen quedase allí, impregnando la roca, como la impregnaron mis jugos. Como los enamorados graban sus iniciales en el tronco de un árbol, quise que la señal de nuestro deseo quedase allí también, aunque no fuese permanentemente.
Cuando nos vestíamos, le pedí que si quería venir a cenar aquella noche a mi casa, como despedida, pues a la mañana siguiente yo me marcharía de allí. Le dije que yo prepararía la cena y que él, a cambio, tendría que encender la chimenea de la casa, que yo no había sido capaz de encender. Descubrí que estaba casado y que quizás tendría problemas para venir, pero aceptó. Me dijo “de acuerdo, te enseñaré a follar”.
Esa frase me dejó algo descolocada. ¿Qué quiso decir? ¿Tan mal había estado yo haciéndolo? ¿Cómo llamaba a aquello: “jugar a las casitas”?

No sé por qué pero follar delante del fuego siempre había sido para mí una fantasía recurrente, teóricamente fácil de llevar a la práctica, y prácticamente imposible de realizar.
Cuando llegó, yo ya tenía la cena lista, y ya estaba duchada, algo de maquillaje, perfumada,… Él me besó, literalmente se comió mi boca y se dirigió hacia la chimenea, para encenderla. Iba dándome instrucciones de cómo hacerlo, “y ahora con este cacharro, que se llama fuelle, se le echa aire, reavivando el fuego, por eso a esto se le llama follar, entiendes?”. ¡Era eso, follar era eso!


Mientras cenábamos y bebíamos vino, íbamos charlando, una conversación distendida, reíamos. Su risa era una de las cosas que más me excitaba. Entonces le expliqué lo de mi fantasía, aunque sin poder darle una explicación.
Nos sentamos frente al fuego y durante unos segundos nos quedamos callados, oyendo el crepitar de la leña en el fuego. Empezó a besarme, mientras que sus manos me recorrían por debajo de la ropa, en aquellos lugares donde la ropa no lo impedía. El deseo nació y creció rápidamente, probablemente es que estaba contínuamente latente.


Nos tumbamos en el suelo, frente al fuego. El calor de la chimenea, y el calor que nos nacía de dentro, hizo que nos fuésemos desnudando el uno al otro, sin parar de besarnos en ningún momento, a veces mordiéndonos y otras chupándonos.

Tumbada contra el suelo, él se reclinó sobre mí y empezó a recorrer con su lengua todo mi cuerpo. Se detuvo bastante tiempo en mi cuello, se recreó en mis pezones, lamiéndolos, succionándolos, mordisqueándolos levemente, mientras los masajeaba con sus manos. Creí volverme loca mientras bajaba por mi vientre y, en lugar de ir al centro donde yo le deseaba, dio un rodeo, besando mis muslos, mis rodillas y mordisqueando los dedos de mis pies. Volvió a deshacer el camino, y esta vez sí, empujó mis muslos haciendo que me abriese totalmente a él.

Sentir su lengua sabia y cálida en mi sexo ardiente me hizo comprender el por qué de mi fantasía: era sentir el calor que venía desde fuera hacia adentro, y el que salía de dentro hacia fuera, desde el propio cuerpo, fruto de una excitación suprema. Y era la luz: sólo el color del fuego alumbraba nuestros cuerpos.
Después de hundirse entre mis piernas, después de desear que se quedase allí permanentemente, estallé; él no se apartó, y se bebió de un trago el orgasmo que le brindé.



Me incorporé, quería follármelo, cabalgar sobre él, pero él me empujó repentinamente contra el sofá y hundió todo su pene en mí, de una sola embestida, fuerte y certera. Yo me sujetaba a él, rodeándole con mis piernas, apretándome contra él, acariciando su espalda, mordiendo sus hombros,… y sentí una sensación difícilmente repetible cuando le sentí caliente dentro de mí, y le vi como un ser de fuego por el color anaranjado de la estancia y las llamas reflejándose en su piel.


Al acabar, buscó un bolígrafo en su chaqueta y escribió su número de teléfono en mi culo. Volvimos a reir. Se vistió y nos despedimos. Creo que los dos intuíamos que no sería para siempre. Se vistió y se marchó; alguien lo esperaba en otra cama.
Desnuda, me senté en el sofá, frente al fuego y encendí un cigarrillo. Fantasía ardiente y caliente satisfecha. Todos los buenos momentos tienen su broche de oro; yo tuve mi broche de fuego.

viernes, 23 de noviembre de 2012

Soy otoño por ti






Ellos se desnudan lentamente,

Inundando de hojarasca el suelo


Indefensos quedan a la intemperie

Pareciera una etapa de duelo



Débiles, muertos en apariencia

Es un ciclo más de la vida

Volverá el esplendor en primavera

Salpicándolo todo de alegría



Despacio, me voy desnudando

Mi ropa yace en el suelo

Y tus ojos, abren camino a las manos,

Recorren todo mi cuerpo



Miradas, caricias

Sobran las palabras

Que dos cuerpos son vida

Cuando el deseo los entrelaza





Dedicado a alguien muy especial que hoy cumple años!
¡Muchísimas Felicidades!



lunes, 19 de noviembre de 2012

Llámame

Piensa lo que quieras, seguramente acertarás.... pero...llámame! Ya sabes que te estoy esperando, ¿verdad?



viernes, 16 de noviembre de 2012

Asistencia técnica



 
Me pidió que me desnudase, completamente, que me tumbase en la cama y que me masturbase mientras él me observaba, enfrente, sentado en una silla.
Me pareció algo raro pero facílisimo; creo que es la práctica sexual que mejor se nos da a todos, porque sabemos a las mil perfecciones cómo hacerlo, controlarlo y dejarnos llevar.

Abrí mis piernas y empecé a acariciarme. Él permanecía, aparentemente impasible, allí sentado, mirándome sin decir nada. Cada vez me encontraba más húmeda, más excitada. Cuando saqué mis dedos para humedecerlos en mi boca, él se revolvió un poco en la silla, sonriendo,…. Creo que estaba disfrutando casi tanto como yo, y que su entrepierna le estaba ya incomodando contra el pantalón.
Yo seguía acariciándome; con mis dedos recorría mis labios mientras con mi lengua humedecía los otros. Todo eran labios húmedos, reventando hacia el placer.

De vez en cuando dejaba las caricias labiales para introducirme dos dedos, tan adentro como podía, deseando ya que él viniese a sustituirme y a hacer esa labor. Después los sacaba, y acariciaba en pequeños y suaves círculos mi clítoris, preparándolo para la explosión final, y cuando creía que iba a llegar, lo dejaba y volvía a meterme dos dedos, tres,… quería alargar aquel momento el máximo posible.


El hecho de que él no dijese nada, de que permaneciese prácticamente inmutable, y teniendo en cuenta que apenas nos conocíamos, me hizo pensar que quizás él no estaba disfrutando.
Y ese pensamiento hizo que mi excitación se congelase, a pesar de que yo quería continuar, deseaba acabar, no como quien finaliza un tormento sino como quien ansía un éxtasis.

Descalza y desnuda me levanté y le dije que su mirada y su silencio me coartaban un poco. Me dirigí hacia la ventana de la habitación para bajar un poco la persiana,…quizás la penumbra y no sentirme tan extremadamente observada me ayudasen a retomar mi camino al auto-placer.

Él se acercó a mí, por detrás, me besaba en el cuello, y mientras acariciaba mis pechos haciendo que me encendiese de nuevo en tan sólo unos segundos, me dijo que lo único que pretendía con su exhaustiva observación era aprender, saber en qué puntos me gustaba más tocarme, intentar descifrar la presión, descubrir cuál era el ritmo que necesitaba al principio y al final,…quería masturbarme él aprendiendo de mí.





Se pegó más contra mí, y yo movía y apretaba mi culo contra él, notando su erección a través de la tela de su pantalón, y dirigiéndola hacia mí. Mientras cogía uno de mis pezones y lo acariciaba suave y fuerte alternativamente, dirigió su otra mano hacia mi coño, y empezó a acariciarme.

A pesar de que lo hacía maravillosamente y que el resultado final prometía, le dije que le iba a enseñar, que él iba a aprender cómo me gustaba, tal y como pretendía. Cogí su mano con la mía; aunque la mía era más pequeña, intenté que cada uno de mis dedos se situase sobre los suyos, en la misma posición.


Y entonces empecé a masturbarme, guiando su mano, apretando sobre todo como guía en el dedo corazón que era el que yo más solía utilizar. Y aunque él intentaba hacerlo sólo, dejarse llevar por su instinto, o por su experiencia, o por su excitación, yo se lo impedía…. y guiaba su mano, sus dedos, la presión, el ritmo,….y cuando logré estallar, él me apretó más contra sí para no caer al suelo.

Mientras me recuperaba, no podía parar de pensar en la sensación tan mágica que había vivido: una masturbación como a mí me gustaba, exactamente igual, a través de otras manos, otra piel, otro tacto.
Él empezó a desnudarse mientras yo me tumbaba en la cama y le dije que en ese momento debía repetirlo él, pero sólo, sin mis manos como guía, a ver si había aprendido bien la lección.