lunes, 15 de febrero de 2010

La venganza de Sara


La venganza de Sara. Autor El Farero
Aquel día de verano, no era un día como cualquier otro, lo noté desde que me levanté en nuestro nidito de amor de la calle Balmes; llevaba algo más de una semana sin ver a Gustavo debido a sus continuos viajes de trabajo que me hacían parecer que vivía en la inmensidad de una mansión palaciega, cuando en realidad no pasaba de 60 metros cuadrados, eso si en una de las mejores zonas de Barcelona.
Después de una noche de pasión, tras muchos días sin vernos, me levanté con mal pie, quizás porque no quería seguir con una vida como aquella, en una ciudad ajena, sin apenas amigos, y con Gustavo siempre tan lejos, me sentía tremendamente sola y abandonada, y no comprendía su actitud tan egoísta tiempos ha.

Meses antes vivía cómodamente en Conil de la Frontera, pueblecito de la Costa de la Luz, mi pueblo de toda la vida, como lo echo de menos ahora, esa luz entrando por los huecos de las persianas cada mañana, el olor a vida que invade sus calles blancas, esa arena fina dorada que a veces para trasladarme allí, guardaba en una botella de cristal, y que a menudo destapo intentando evadirme de todo, como cuando volvemos a oler las gomas de borrar de milan, esas de nata que teniamos cuando éramos unos chicuelos.Dejé todo lo que tenia por amor, por amor y también por dinero, porqué no reconocerlo, siempre he vivido con lo justo, en una familia humilde, lo que no me ha impedido disfrutar de las mejores cosas de la vida: el amor, la amistad, el sexo...todas ellas gratis, como dice un amigo mío. Pero quería algo más y aquel hombre lo tenía.
Mi nombre es Sara, no estoy acostumbrada a escribir y se me ha pasado presentarme, este Abril cumplo 23 primaveras, según me dicen soy una chica alegre, claro que este adjetivo usado por un chico tiene otro significado, pero como yo les digo, soy alegre en todos los sentidos, me gusta disfrutar de la vida en cada instante. Creo que tengo algo que a los hombres les gusta, una mezcla de picardía e inocencia, de niña con trenzas vestida de colegiala y de brujita con escoba. No he tenido muchas aventuras, pero las suficientes como para saber lo que un hombre necesita en la cama, eso si, prácticamente ninguno se ha preocupado realmente por mi en esos momentos, en encontrar mis puntos más erógenos, calentarme de tal forma que no sepa lo que hago, abandonarme, evadirme...ni siquiera Gustavo.

Esa mañana iba a ser el punto de inflexión de una etapa de mi vida que quería olvidar. Había dormido poco pensando lo que habíamos hablado aquella noche. Él llegó cansado, llevaba varios días de reuniones con clientes de la empresa familiar que dirigía, y apenas había descansado, como cada vez que regresaba de un viaje largo me contaba los problemas que había tenido intentando compartir algo que a mi no me interesaba lo mas mínimo, ya que lo que yo deseaba en esos momentos era sentirle dentro de mi, esa sensación de plenitud que me inunda cuando siento un pene en mi interior, tras 10 días sin sexo es lo único que me apetecía y no si el Sr. Ramírez había aceptado la oferta que tanto me costó exponerle....yo solo quería a mi hombre.Cuando terminó le dije que nos fuéramos a la cama, teníamos algo pendiente a lo que él no puso ninguna pega...HOMBRESSS¡¡¡¡ todos iguales. Estuvo muy bien, aunque como casi siempre me quedé con ganas de más. No sé como explicarlo, pero es una sensación como de picor que no puedes evitar, y que me dejaba tremendamente alterada. Algunas veces para poder dormir y quitármela de encima me había masturbado compulsivamente en el baño, teniendo varios orgasmos. Pero esa noche fue diferente, diferente porque también me sentía sucia, me sentía como una puta que tenia que estar una vez a la semana dispuesta a abrirse de piernas, sin la menor muestra de cariño ni de interés por sus sentimientos, sus necesidades.
Durante los 4 meses que llevábamos viviendo juntos, mi vida se agotaba en tiendas de marcas, comprando ropa cara, al principio estaba encantada, me sentía importante, atractiva, caminaba altiva por las aceras y los piropos me llovían, sin embargo a medida que pasaban los días, la monotonía me comía, y me acordaba en las noches playeras de Conil con mis amigos, contando historias, compartiendo momentos imborrables que continuamente echaba de menos. Todo esto se me pasó por la cabeza aquella noche.Y se lo solté todo, que me tenía abandonada y que no podía seguir así, la respuesta de él desgraciadamente me la esperaba “cuando me conociste ya sabías como era mi vida y te dejé bien claro que no la cambiaría y no pusiste el mas mínimo reparo”, yo lo dejé todo por él y a cambio de que???, aquello fue subiendo de tono, y lo más bonito que me dijo fue que era frígida, una interesada, y que solo le quería por su dinero. Fue una de las peores noches de mi vida, le estuve dando vueltas a todo lo que había pasado, ¿qué hacer? ¿volver a Conil? ¿abandonarle? ¿vengarme de él?, nunca me había sentido tan insegura y a la vez con tantas ganas de hacer algo prohibido, como cuando haces el amor por primera vez. Y vencí mi timidez.
Me levanté tarde, a eso de las 12 y media, él ya se había ido de nuevo, según pude comprobar en una nota que me puso en la cocina, en la que se disculpaba por lo sucedido, vaya disculpa¡¡¡¡ y me vuelve a dejar sola, era ya tarde para marcha atrás. Me dije: “Ánimo Sara, hoy le vamos a dar un gusto al cuerpo, y un correctivo a este cabrón”Me dediqué toda la mañana a ponerme guapa, un baño de sales relajante para empezar, me pinté lo justo y me puse uno de los conjuntos que más me gustaba, aunque sin enseñar mucho. Mi plan se ponía en marcha. Bajé de casa hacia una tienda que me encantaba, tenían ropa muy moderna, de esa que a los novios o maridos no suele gustar porque enseñas mucho y según ellos vas pidiendo guerra. Me probé infinidad de blusas, minifaldas, conjuntos incluso algún liguero. Al final me decidí por una blusa blanca semitransparente con un par de botones únicamente y que mostraba un escote muy apetecible, incluso para algunas de las dependientes que me atendieron, y unos pantalones negros ajustados muy cortos que dejaban a relucir mis piernas largas y mi culito respingón.
Como en casa tenía unas botas altas, también negras, todo cuadraba. Tiré de tarjeta de mi marido y me lo llevé para casa.
Al poco tiempo de aterrizar en Barcelona, en una fiesta de empresa que se celebraba en una discoteca famosa aquí, Gustavo me presentó a un par de compañeros, estuve con ellos hablando bastante tiempo, Mark era un chico que me llamó la atención desde el momento que le ví, tenía una mirada penetrante, con esos ojos amielados que tanto me gustan, iba en traje pero noté que estaba bastante fuerte por un par de contactos que tuve con sus brazos, su cara es la típica de esos hombres rudos con nariz aplastada y piel quemada por el sol, pero lo que mas morbo me dió es que pese a su edad, 28, tenía pinta de haber estado con muchas mujeres, su forma de tocarme, mirarme y hablarme me encandiló. Y después estaba Miguel, un chico digamos del tipo intelectual, bien formado, elegante con estilo y con un cuerpo también muy apetecible a simple vista, sus insinuaciones aquella noche me hicieron sentir incómoda, ya que Gustavo se encontraba a unos pocos metros,...y encima era su jefe. Aquella noche acabé mojada.
Días después Gustavo me preguntó por aquella noche, y por sus compañeros de trabajo, preguntas que no venían a cuenta como que si me gustaban, si me liaría con ellos..etc, pero no le di importancia. Gustavo no solía dejar su agenda en casa, una preciosa PDA que le regalé al poco de conocerle, pero aquel día me la encontré encima de la cómoda, allí tenía los teléfonos de clientes y compañeros, alguna vez la había curioseado sin motivo alguno, pero aquella tarde si que lo había, y tanto que lo había. Marqué los números de Mark y Miguel, y quedé en un elegante pub cerca de mi casa, sin que entre ellos lo supieran.
La verdad es que no podía creer lo que estaba haciendo, pero sentía unos nervios dentro de mi que me quería quitar lo antes posible, vengarme de él, y pasar una velada con un par de chicos atractivos y que pasara lo que tuviera que pasar, yo desde luego me iba a dejar llevar.
Cuando terminé de vestirme con aquel conjunto tan provocativo, me sentí tremendamente sexy, lo cual me dió seguridad para seguir con mi aventura particular, salí de casa y me dirigí hacia mi fantasía. Cuando llegué estaban los dos hablando en la barra del pub, se conocían de la oficina y de vez en cuando solían quedar para tomar unas copas por la ciudad buscando guerra.
Pero aquella noche iba a ser diferente para todos, incluidos ellos. Ambos me saludaron de forma muy cariñosa, les comenté que su jefe, el cabrón de mi novio, estaba de viaje y me apetecía salir a dar una vuelta y como no conocía a nadie, les dí un toque. No parecía que sospecharan nada.
Estuvimos hablando de temas diversos, en especial Miguel, que era mas hablador, y nos contaba sus teorías sobre el liberalismo sexual, incluso de intercambio de parejas hablamos, jejeje aquello me puso muy caliente¡¡¡¡.
Notaba sus contínuas miradas en cada rincón de mi cuerpo, eran miradas de deseo pero sabiendo que era la novia de su amigo, y que era terreno cercado, a no ser que yo les diera rienda suelta...y eso sucedería muy pronto.
Nos fuimos a comer algo a un restaurante cercano en el que hacían unas fondues riquísimas, nada mas llegar a nuestra mesa me situé en medio de ellos y comenzamos a pedir la cena. Sentía sus muslos cerca de los míos, ya que la mesa era muy pequeñita y baja. Mark llevaba una camisa blanca de lino con un par de botones desabrochados, que dejaban ver parte de su pecho musculoso, y unos pantalones de pinzas; Miguel vestía unos pantalones piratas negros con una camiseta roja ajustada, marcando musculito.
Les empecé a calentar comentándoles que me gustaba comer de todo, con cara de pilla, y que pidieran por mi, que seguro sabían lo que mas me gustaba. Los roces con sus cuerpos me estaban poniendo cachonda, al hablar solían ponerme su mano sobre mi hombro o mis muslos, yo por supuesto hacía lo mismo, incluso bromeaba con Mark poniendo mi pierna sobre las suyas, dejando ver lo que quedaba sin ver de pierna, que no era mucho. Miguel me susurraba al oido diciéndome lo guapa que iba, mientras Mark continuaba tonteando con mi muslo. En uno de esos movimientos de piernas, noté sin querer como estaba de empalmado, sentí un escalofrio desde los tobillos hasta el pecho, aquello tenía un tamaño que nunca había visto, y aunque yo no le doy mucha importancia, siempre había sentido curiosidad por tener entre mis manos...y piernas una polla así.
A todo esto seguíamos comiendo, pinchando el pan y mojándolo en el queso, cada bocado me imaginaba que era alguna de sus pollas y lo saboreaba como si fuera una de ellas, haciendo soniditos para llamar su atención. Sentir sus cuerpos tan cerca del mío me estaba volviendo loca y les dije que me estaban calentando mucho y que las consecuencias podrían ser imprevisibles. Miguel me miró fijamente, y me guiñó un ojo, mientras pasaba su suave mano desde mi rodilla hasta casi la ingle. Aquello fue definitivo. Pagué la cuenta, simplemente porque me apetecía llevar yo el mando.Por la mañana había reservada una habitación en las últimas plantas del Hotel Arts, para el que no lo conozca, es un nuevo edificio decorado de forma futurista, situado cerca de la costa, con habitaciones de ambiente minimalista, materiales nobles y grandes cristaleras que mostraban el mar azul en todo su esplendor.
Llegamos al hotel tras un corto trayecto en el coche de Miguel, que aproveché para volver a notar lo que Mark tenia bajos esos pantalones, me estaba volviendo loca. Me dieron la tarjeta de la habitación que estaba en la planta 13 y cogimos el ascensor. Desde que tenia uso de razón me habían llamado tremendamente la atención los ascensores acristalados que se desplazan por fuera de los edificios, pensaba lo morboso que debía ser juguetear en ellos con tu chico a simple vista de cualquier persona. Así que les cogí a cada uno de la mano y me los llevé para adentro. Planta 13.Pensé que no tenía mas de un minuto y lo tenía que aprovechar, se cerraron las puertas me puse de rodillas, bajé las cremalleras y cogí las dos pollas con mis manos, estaban bien duras, especialmente la de Mark, al menos medía 20 centímetros pero lo que de verdad me sorprendió fue su grosor, empecé a mover una mientras la otra me la llevaba a la boca, podía oir sus gemidos y ver sus caras de sorpresa, chupaba compulsivamente cada uno de esos maravillosos miembros desde la punta hasta tocar con mis labios sus huevos, era una sensación maravillosa, una fantasía cumplida.
Para cuando se abrieron las puertas yo seguía agachada y mis dos hombres con la polla fuera, sin costarme un pelo, me incorporé sin soltarlas, y busqué la habitación. Entramos, y la verdad es que no me acuerdo muy bien de cómo era aquella habitación, sé que tenía una cama inmensa enfrente de la entrada, pero poco mas. Solo les dije una cosa: “hacerme disfrutar, que yo me dejaré hacer lo que querais”
Miguel me empezó a quitar la ropa muy despacio, tenía la sensación de que no quería que fuera un polvo de media hora, sino que teníamos toda la noche por delante, me besaba el lóbulo de la oreja suavemente, bajando por el cuello y la nuca, a medida que me iba quitando la blusa y el sujetador. Mientras, Mark se había desvestido y había dejado a relucir un cuerpo musculoso, de muchas horas de gimnasio, pero su polla era lo que mas resaltaba, estaba totalmente erecta, apuntando hacia mi, con el capullo rosa, me recordó por un instante a la polla de Nacho Vidal, el actor porno predilecto de Gustavo, muy despacio se fue acercando, y empezó a besarme suavemente, cogiendo con sus grandes manos mi cara y acariciando mi pelo.
Miguel me tumbó suavemente sobre la cama y empezó a chupar mis pechos redondos y firmes, pasaba su lengua húmeda por mis pezones rosados dando vueltas a su alrededor, él estaba ya desnudo y dejaba ver un culo grande, como los que me gustan a mi, donde se puede agarrar, intentaba llegar a él, pero en la posición que estábamos me era imposible. A su vez Mark ya estaba entre mis piernas, su lengua juguetona se movía de arriba abajo y en pequeños círculos sobre mi clítoris, con mucha suavidad. Estaba empapada, muy cerca del orgasmo, era una sensación increíble, tenia a un hombre chupando mi conejito y a otro recorriendo mi pecho, los dos para mi y faltaba lo mejor......
Mark no dejaba de chuparme, lo hacia como nunca antes lo había hecho alguien conmigo, movía su lengua muy rápidamente y de vez en cuando introducía un dedo en mi vagina, muy despacito, a la vez con mi pie podía notar su pene cada vez mas duro. Miguel abandonó mis pechos y se puso de rodillas a un lado, me incorporé y cogí su pene con mi boca directamente, me llenaba la boca en cada movimiento de cadera. En ese momento llegó mi primer orgasmo, con una polla en mi boca y chupándome el coño, fue una explosión, una sensación indescriptible y que si tenéis oportunidad de experimentarla, hacerlo.
Ellos no pararon, y yo no quise que pararan, a pesar de haber sido uno de los mejores orgasmos de mi vida, necesitaba mas, Mark introdujo su enorme pene en mi conejito y empezó a moverse con una soltura que me sorprendió, se encontraba encima mío y yo seguía con la polla de Miguel en mi boca, ahora tumbada.
Después de unos minutos, Miguel me dijo al oido que si la putita estaba preparada, le miré como nunca lo había hecho, me encontraba fuera de si, me daba igual lo que hicieran, en ese momento me hubiera follado a todos los hombres que hubieran aparecido por la habitación. Pero a lo que se refería él era a recibir una polla mas.
Cambiaron de posición, Mark me cogió en vilo para que Miguel se tumbara debajo de mi, con una facilidad increíble me introdujo su pene en mi culo, solo lo había probado unas pocas veces y nunca me había acabado de convencer, ya que me sentía insegura y no solia relajarme, pero fue muy distinto, entró en mi sin ninguna dificultad. Mark metió el suyo en mi coño y en ese momento me vino otro orgasmo, sentirme llena por mis dos agujeritos, uffff fue bestial y no pude evitarlo. Quería mas, aunque me sentía ya muy cansada.
Ellos se empezaron a mover cada uno a su ritmo, embistiéndome en cada sacudida, yo me movía al ritmo que ellos me daban, en realidad yo ya no estaba allí, estaba muy lejos, en el paraíso. Me pusieron a 4 patas y cambiaron de agujerito, eran unos amantes increíbles, paraban cuando me acercaba al orgasmo y seguían follándome al poco tiempo, tras unos minutos, creo que sentí un orgasmo múltiple, nunca lo había sentido antes, fueros varias pequeñas sacudidas seguidas, estuve temblando casi un minuto mientras seguían sus dos increíbles pollas dentro de mi.
Mark me preguntó que donde quería recibir su leche, les dije que se corrieran los dos a la vez sobre mis tetas, así que se situaron cada uno a un lado de la cama y yo tumbada boca arriba tocándome los pechos, mientras ellos se masturbaban cada uno a su ritmo. Eso les puso a 100, mis tetas eran bastante grandes y mis manos pequeñas, así que la visión que tenían, rápidamente les hizo correrse. Recibí varios chorros, con una mano lo empecé a tocar, y a untarme su leche sobre los pezones y con la otra me tocaba el clítoris, ellos seguían corriéndose y gimiendo de placer, ahí me vino mi último orgasmo, el mejor de todos y ya no me acuerdo de mas.
A la mañana siguiente me desperté por la luz que entraba desde la ventana que miraba al mar, estaba desnuda y pegajosa, con la ropa tirada por toda la habitación y ninguno de los hombres con los que tanto había disfrutado allí. En la ventana había un post-it amarillo pegado, me acerqué a él:

“Espero que te haya gustado mi regalo”
Gustavo

2 comentarios:

  1. Muchas gracias Belkis por colgar este relato, fue el primero d eunos cuantos que vinieron despues, y quizás por ello es mi favorito.

    Espero que os guste ;)

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  2. Ardiente historia...

    HAzte seguidor de mi blog cuando puedas, gracias¡¡¡

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Me excitan las palabras... así es que no olvides dejar alguna.