miércoles, 29 de mayo de 2013

Entre renglones (2ª parte), by Formalhaut


Hola, gracias por tu invitación, muy agradecido! Aquí te va la segunda parte, lamento que sea tan largo, pero no me puedo aguantar. Formalhaut.


Mira, luego de que te fueras de allí, tuve que fregar el piso porque estaba manchado con semen.

¿Sabes? He estado en la biblioteca todos estos días esperando volverte a ver. Los siguientes días, cada vez que he ido a cumplir mi trabajo en la biblioteca, he estado pensando en lo sucedido. Cada minuto allí, mi mente recordaba lo que hicimos. Había sido corto, pero intenso, y tremendamente excitante para ambos. Era mucho más de lo que podía ofrecerme mi esposa. A estas alturas en mi matrimonio había menos sexo que en una convención de monjas, por lo tanto hacerlo con una chica joven estaba fuera de mis expectativas. Me pregunté muchas veces si volverías, o si simplemente mandarías a alguien por ti a devolver el libro, pues pensé que quizás estuvieras avergonzada de volverme a ver a la cara, yo también lo estoy.

Uno de estos días, arribé a mi rutina habitual de trabajo, una tarde más en ese silencioso, tranquilo, y a veces aburrido lugar. Estaba en el escritorio, hablando con mi compañera de trabajo, quien estaba al lado mío, una chica más joven que yo, sobre algunas cuestiones sin importancia. 
Una persona se acerca, y deja un libro sobre el escritorio. 
-       Hola, vengo a devolver esto.

Inmediatamente sonaron todas las alarmas en mi cabeza. Reconocí tu voz.
Levanté la vista y te miré. Nos miramos ambos a los ojos. Estabas seria. Contigo venía un chico. Estaban tomados de la mano, así que imaginé que era tu novio.
Mi compañera cogió el libro. Tú me volviste a mirar y me preguntaste por cierto género de libros. Me puse de pie y te acompañé a la sección de la biblioteca donde estaba lo que buscabas. 
Antes de que empezáramos, tu novio te dijo algo en voz baja, y se fue de la biblioteca. Caminamos por uno de los pasillos y giramos a un lado, para llegar a la estantería del género literario que me pediste. 
El aire se cortaba con un cuchillo. Estábamos quietos, solos, en silencio, uno al lado del otro. Yo estaba nervioso. Sólo se escuchaban los pasos de algunas personas en la entrada, y a mi compañera de trabajo hablando con ellos. Sin decir nada, empezaste a mirar todos los libros que había en la estantería… comenzaste por los de arriba, leyendo título por título, libro por libro, así que pensé que estabas buscando uno en específico. No me animé a preguntarte.
Permanecí en silencio, allí de pie, sin decir nada, esperando a que tú escojas lo que querías. Aunque, en ese momento, las imágenes se repitieron en mi mente. Tu cara, tu cabello, tus piernas, tu culo…. Y tu coño.


Sentí movimiento en mis pantalones. Oh, otra vez? Poco a poco, no podía controlar mi mente, y eso se traducía en no poder controlar mi erección.

Lo peor –o mejor- es que has venido con una falda de jean, y por lo que pude observar, más corta que la anterior, apenas te llega a tapar el culo, no mucho más. Es realmente corta y parece algo ajustada. Afortunadamente, me sacaste del trance, pues intentabas alcanzar un libro en lo más alto de la estantería, y no llegabas. Te pusiste en puntas de pie para llegar, pero te ofrecí ayuda, ya que yo era ligeramente más alto.
Me la negaste e intentando con tu brazo extendido alcanzar el libro en puntas de pie, perdiste un poco el equilibrio y casi te caes, a lo que hábilmente de mi parte pude sostenerte pues pasé mi mano izquierda por detrás de tu espalda y te sujeté de tu cadera izquierda.
Pudiste coger el dichoso libro, y me preguntaste si le podías echar un ojo, a lo que respondí que sí, que no había ningún problema.

A todo esto yo aún estaba a tu lado, con mi brazo izquierdo sobre tu espalda y con mi mano encima de tu cadera, sobre la falda. No la había quitado, y tú no me habías dicho nada por el momento. Lo abriste y comenzaste a leer la primera página, o eso parecía.  Con mi brazo en tu cintura podía notar tu calor, la suavidad de tu cuerpo. No me atrevía a mover esa mano, pero simplemente en esa posición y esa sensación potenciaba aún más la erección en mis calzoncillos, que ya era considerable. 

Ante tu pasividad en el asunto, comencé a bajarla. Sí, la mano que estaba en tu cintura. En este punto, sería tonto no intentarlo. Si tú me decías algo, la quitaría, y si no….
Fui bajando lentamente mi mano con la palma abierta. Pude sentir el comienzo de tus nalgas, por sobre la falda. A cada instante, miraba a tu cara por si reaccionabas de alguna forma, pero seguías tranquila leyendo el libro, sin perturbarte para nada.
Continué. A medida que mi mano bajaba por tus nalgas, más fuerte, dura y palpitante se me ponía la polla, que ya me apretaba demasiado bajo el pantalón. Llegué hasta la parte baja de tu culo, donde ya sentía el final de tus nalgas, el comienzo de tus muslos, y el final de la faldita. ¿Y ahora? Muy suavemente bajé un poco más para sobarte los muslos… tu piel quemaba, tan suave, tan lisa, pero tan calentita. Notando como te dejabas hacer, con mi mano derecha me apretaba la verga por encima del pantalón, para que me dejase de apretar y doler tanto, y para ponerme más cachondo aún.


En ese momento, cerraste el libro. Yo me quedé quieto, con mi mano sobre la parte alta de tus muslos, casi rozándote el culo debajo de la falda.
Nuevamente te pusiste en puntas de pie, esta vez para colocar el libro en su lugar, a lo que no tuviste problemas en esta ocasión. Luego, seguiste mirando los títulos de los libros en la estantería.
Mi miembro me pedía proseguir con la tarea. Ahora con mi mano, la metí bajo tu falda, para sobarte descaradamente el culo. Podía notar perfectamente su redondez., y me topé con tus braguitas.
Vaya. Hoy no te has venido suelta.” Antes ya te había visto todo el culo, pero ahora tocarlo era una sensación muy superior.
Tú permanecías sin decirme palabra, sólo limitándote a leer los libros, haciendo de cuenta que no pasaba nada. 
Estaba en la parte baja de tus nalgas, sobándote encima de las bragas con la palma abierta y apretándote el culito.
Con dos dedos comencé a palpar entre tus nalgas, por encima de la tela de tus bragas, lo que debía ser tu ano. Metí mis dedos en esa zona, y ya parecías respirar ligeramente más rápido. Poco a poco, avancé con mis dedos hacia abajo, siguiendo la línea de tus bragas, y noté el comienzo de los labios de tu coño. Estaba ligeramente abultadito bajo la tela.
Cuando lo notaste, abriste tus piernas un poco. No demasiado, pero sí que las abriste. Con ese par de dedos, busqué el lateral de tus bragas, para tocarte tu piel más íntima. Hurgué bajo el lateral de la tela y metí mis dedos debajo, enseguida noté tu chocho, ¿cómo crees que lo tenías?

El corazón me latía con fuerza, mis dedos se empezaron a humedecer muy rápido. Te toqué el coño muy despacio y suave, de arriba abajo, por toda tu rajita, sobando todo lo que podía. Se notaba húmedo, casi mojado. Te miré a la cara y ya tenías los ojos cerrados.
Pasaba mis dedos sobre tu clítoris, mojándolo con tu propia humedad vaginal, y ya notaba que empezabas a suspirar.  Quité mis dedos de tu coño, y me coloqué detrás de ti. Con ambas manos bajo tu falda, agarré los laterales de tus bragas en ambas caderas y te la bajé hasta los muslos. 
Ya con las braguitas húmedas a medio muslo, te volví a meter los dedos en el coño, pero esta vez busqué introducírtelos. Tú respondiste abriéndote más de piernas, sin decir palabras. Ahora podía tocarte mejor. Primero, te pasé un par de dedos a lo largo de tu chocho, y luego te introduje uno. Gemiste en voz baja. Luego, te metí el otro. Ahora te estaba masturbando, follando con mis dedos a un ritmo pausado, mientras tú abrías tus piernas para facilitarme el trabajo.
Ahora no estábamos solos como en la ocasión anterior, a escasos metros estaba mi compañera, y aún podían oírse personas allí. Al fin soltaste algo:
- Como regrese mi novio y te vea con los dedos metidos en mi chocho, se va a liar una buena.

Más que detenerme, sólo me envalentonó más. Sacaba los dedos de tu coño, te tocaba el clítoris, luego te los volvía a meter….  Tú ya estabas suspirando demasiado, gimiendo tratando de no hacer ruido, mientras seguía estimulándote el ya chorreante coñito tuyo. Llevaste una de tus manos hacia atrás, donde estaba yo, para palparme el paquete. Inmediatamente me bajé los pantalones hasta los tobillos, a riesgo de que alguien apareciera, pero la excitación era demasiada. Con mi polla al aire, la tocaste con tu mano. Sentí un escalofrío.


Te giraste, y te agachaste. Agarraste mi verga con una mano, rodeándola completamente con tu mano. Parecía que ibas a hacerme una paja. ¿O una mamada en la biblioteca?
Por lo pronto, giré mi cabeza a un costado, y alcancé a divisar la sombra de alguien viniendo hacia nosotros.


Continuará…

19 comentarios:

  1. Formalhaut, dime, ¿en qué biblioteca trabajas? ;)

    ResponderEliminar
  2. Este relato me ha resultado más interesante...

    El morbo de ser infiel y de que tu pareja te pueda pillar, me mola... aunque solo en mi imaginación... en la realidad soy un cagao... jejeje.

    Beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Teo, yo si siento ganas de ser infiel a mi pareja, no me importa demasiado ser pillada, aunque mejor que no, así se mantiene el morbo. Beso.

      Eliminar
  3. A mi tb m'ha entrat de sobte un interes per anar a la biblioteca...
    Llàstima que al poble només hi hagi bibliotecaries.
    belkis, si consegueixes l'adreça ja me la passes ;P

    petonets Guapa

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ssshhh, a la espera ando de que el bibliotecario responda. Petonets.

      Eliminar
  4. vaya yo leyendo esto mientras iba a entregar un paquete i ahora resulta que tengo dos....como suelto yo ahora el segundo....

    ResponderEliminar
  5. MECACHIS!!! EN LO MAS INTERESANTE...
    PARA CUANDO LA CONTINUACIÓN???
    EN MI EPOCA DE ESTUDIANTE IBA TODOS LOS DIAS A LA BIBLIOTECA,,, NO SIEMPRE A LEER,,, PERO TAMPOCO PASABA ESTAS COSAS.
    UN BESAZO BELKIS!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lord Shadow, estoy a la expectativa.
      Y a mí me pasaba igual....mucho ir a la biblioteca, pero siempre para cambiar libros, tampoco me pasó nada entre las estanterías. Besos.

      Eliminar
  6. Lectura y sexo: Gran combinación.
    no has podido elegir mejor escenario.
    Esperamos ansiosos la cont: La persona al otro lado de la sombra, ¿se une? ¿mira? ¿monta el pollo?
    Enhorabuena al autor y gracias a Belkis por su publicación.
    Un abrazo para ambos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Vlixes, a ver qué pasa. Para mí es un placer publicar relatos cedidos. Un beso.

      Eliminar
  7. Ahora vuelvo y te comento. Primero, me voy a la biblioteca a devolver un libro.

    ResponderEliminar
  8. cómo que continuará?!?!?!?!?!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. f, pues no sé....eso dijo su autor. Esto tiene que acabar en polvazo, fijo

      Eliminar
  9. ufff y dice continuara justo cuando el ambiente esta que arde, me voy a la biblioteca jajaja

    besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Adis, creo que estos días aumentaran las visitas a las bibliotecas jejeje. Besos.

      Eliminar
  10. Formalhaut, sin querer, he debido borrar (precisamente) tu comentario: disculpas.
    Pero sí, te contesto que me ha encantado.

    ResponderEliminar

Me excitan las palabras... así es que no olvides dejar alguna.