miércoles, 4 de abril de 2012

De convivencia





Trabajo en una empresa que se dedica a la asesoría económica, financiera y legal. Es una gran compañía con varias sedes en otros países, pero yo trabajo en la central. Aparte de comerciales y representantes, somos cuarenta personas en la oficina central.
Don Alfredo, el presidente, organiza cada año para estas cuarenta personas sus jornadas de convivencia. Alquila una gran casa de campo y lleva allí a sus empleados. Antes los hace organizarse por grupos: el que se encargará de hacer la comida, el que hará la cena, el que hará las compras, el que pondrá la mesa, el que la quitará, …y un grupo que prepara las actividades de ocio. Cada cual se apunta al grupo que más le conviene. Su idea es potenciar el trabajo en equipo y hacernos ver que cualquier papel es importante en el desarrollo del bien común.
Me escaqueé de la terrible convivencia durante tres años: el primero estaba con gripe, el segundo se casó mi hermana el mismo fin de semana y el tercero inventé una excusa creíble. Pero este año no pude escaparme, y menos aún cuando don Alfredo me lo pidió personalmente.

No tenía ganas de ir, no quería relacionarme con nadie de la empresa más allá de lo estrictamente laboral y me caía gordo Eloy, el jefe de la sección de Atención al cliente, el sobrino de don Alfredo, un chupóptero enchufado con aires de grandeza. Pero tuve que acceder y me apunté al grupo de Preparación del ocio, porque era el único en el que faltaba gente.
El primer día todo transcurrió con normalidad. Comimos, merendamos, cenamos…. Afortunadamente quienes se apuntaron a los grupos de cocina eran buenos cocineros. Realmente nos combinamos como buen equipo y allí no había categorías ni clases; quizás no fuera tan mala la idea de compartir, de convivir.
Llegada la noche empezamos con la parte de ocio. Había mucha bebida, yo bebí mucho, muchísimo. No sé si era por entonarme o porque quería llegar realmente a divertirme.
Empecé a estar animada cuando, en una sala enorme que había, montamos un karaoke con un equipo de sonido que llevamos. Algunos cantaron, otros desafinaron, y yo me dediqué a hacer de pinchadiscos, a seleccionar las canciones de los cd’s.
Jugamos también al juego de la mímica; unos escenificaban y otros adivinaban. Yo seguía bebiendo y bebiendo. Alberto, el chico de los recados, correos y encargos me pasó un porro. Y también me lo trinqué. No sé si fue eso o lo divertido de la escena pero creí mearme en las bragas cuando a Eloy, el sobrinito, le tocó escenificar un personaje, a Nacho Vidal. Se fue a la cocina, cogió un calabacín y se lo colocó en el pantalón. Y luego empezó a mover su pelvis.
Más tarde propuse jugar al juego de la manta. Varios voluntarios tenían que enseñar sus piernas, con los pantalones quitados o arremangados, mientras dos personas sujetaban una manta que les escondía tras ella. El resto valorábamos cuáles eran las piernas más bonitas, o mejor musculadas. Aquí observé que el rostro de algunos tipos no acompañaba a sus piernas, y viceversa.
En mitad de las risas y de un pedo descomunal que teníamos casi todos, sobre todo aprovechando que don Alfredo se retiró antes, llegó Luis, uno de los abogados de la empresa diciendo que había encontrado algo genial en la casa, en el sótano.
Y nos faltó tiempo para salir tras él. La verdad es que la entrada al sótano daba un poco de miedo; escaleras de piedra, antiguas, estrechas, oscuras… No sé si me daba más miedo eso o notar que las piernas ya no me sostenían en perfecto equilibrio.
Entramos a una estancia muy amplia, con algunas cajas de madera y telas (parecían sábanas), amontonadas en un rincón. Había cadenas colgadas de las paredes, y varios tipos de correas sobre una mesa. Allí hace tiempo que alguien tuvo que habérselo pasado muy bien. O muy mal (para gustos, los colores).



Pero lo que más me llamó la atención fue una pared de madera que había a un lado. La madera tenía varios orificios, circulares, todos iguales. A un lado de esa pared había una puerta.
¿Qué será eso?, me pregunté. Cristina, la secretaria de don Alfredo, dijo que parecía una especie de botellero. Y le dije que le apostaba lo que quisiera a que detrás de la pared no había ninguna botella, ningún barril ni nada parecido. Detrás de la puerta había una pequeña estancia, vacía, oscura, sin más.
Fijándome absorta en aquellos orificios en la madera, grité:

-"Ey, os propongo un juego –por algo yo era del equipo del ocio, no?- Unos voluntarios se meten en la habitación oscura, se sacan la polla y la meten por uno de sus agujeros, y algunas voluntarias de aquí chupamos todas las pollas para valorar cuál es la que más nos gusta, o cuál es el tipo que más tiempo aguanta una mamada. Ellos también podrán valorar quién la chupa mejor.

Todos me miraron muy serios. Menuda imagen iban a llevarse de mí; yo que tenía una imagen en la empresa de ser demasiado seria y estricta. Pero ya había lanzado la idea y tenía que continuar:
- "Bueno, como en cualquier juego, existen normas. No vale correrse en la boca de ninguna mamadora a no ser que ella lo permita. El dueño de la polla avisará para que ella decida si retirarse o si continuar. Y los chicos que no quieran meter su polla en el agujerito, se meterán también en la habitación, porque así no podremos saber por descarte quiénes son los dueños de las pollas. Si no hay agujeros para todos, os vais turnando.


Un momento de silencio casi sepulcral, unos mirando los agujeros y otros mirándose a las caras. De pronto, todos estallamos en risa y los chicos se dirigieron todos al cuarto oscuro.
A los dos minutos se asomaron por los agujeros seis maravillosas pollas, rosadas, brillantes. Parecían sabrosas salchichas expuestas en una carnicería. Las chicas empezamos a silbar y a piropearlas. Eso, y supongo que el roce de la madera, hizo que las pollas se mostrasen erectas en todo su esplendor, ya que cuando asomaron sus cabecitas estaban algo flácidas.
Fuimos cinco mamadoras voluntarias. Y nos anunciábamos a los chicos por números: “Empieza la mamadora número 1, chicos”.  Yo sería la número 4. Me resultaba muy excitante ver a María, otra abogada, arrodillada, chupando y lamiendo la primera polla. Y luego la segunda….la tercera….. Y excitante resultaba oir los gemidos de placer que provenían de detrás de aquella pared de madera.
Otro momento en el que casi me meo en las bragas fue cuando algunos de los chicos, no pudiendo contener el placer, empezaron a embestir el agujero, y la boca que había tras él. Pum, pum, pum….sonaba fuertemente en la madera. Me recordó a un macho cabrío que vi una vez, un semental, que cuando se ponía verraco, embestía fuertemente la verja tras la cual estaba.
Con la mamadora número 3, Elisa la telefonista, uno de los chicos no pudo contenerse y se fue, se corrió. Ella se apartó enseguida pero parte de la delicia blanca le quedó chorreando por su escote, hacia su canalillo. Elisa cogió su zapatilla y le arreó a aquel miembro brillante, que estaba viviendo su momento de gloria. Se oyó un fuerte alarido, seguido de un montonazo de risas de las chicas, pues los del otro lado no acertaban a saber qué había pasado.

Avisé: Chicos, os recuerdo que sólo la mamadora decide si tragar o no, vale?
Y llegó mi turno. Tenía mi polla favorita, la del agujero número cinco. No sé por qué, pero deseaba llegar a ella.
En la primera polla que mamé, oí una voz desde detrás del muro que gritaba: “Me voy a correr, me corroooo”. Aparté la boca, la cogí con mis manos y le acabé de masturbar. La segunda, tercera y cuarta pollas me parecieron normales; sentía en mi boca las embestidas de pelvis y deduje que quizás sus dueños no serían buenos folladores.
Y llegué a la quinta, mi favorita.  Mi apreciación visual no me falló. Era tersa, dura, suave, dulce,… y sus embestidas lo eran también, acelerándose, decelerándose,…. Su dueño suspiraba, gemía, y yo quería más y más. Me avisó, me pidió que me retirase, pero no quise; me apetecía llegar hasta el final, quería saborear todo lo que aquella polla podía ofrecer. Y la polla acabó escupiendo sobre mi boca aquella deliciosa y agridulce esencia.
El dueño de la polla 5, quedó gimiendo, mudo… y el resto de chicos aplaudiendo y vitoreando a la mamadora número 4.
La mamadora número 5 consiguió que el resto de pollas se liberasen de su tensión, utilizando levemente la boca y las manos, pues las pobres pollas llevaban ya mucho rato esperando desahogarse.
Los chicos enfundaron sus pollas en sus pantalones y salieron de aquella habitación. Todos nos miramos a la cara y empezamos a aplaudir, y a reir, pero todos mantuvimos el pacto de silencio, sin decir quién era propietario de qué polla ni qué número pertenecía a cuál mamadora.

Al día siguiente me levanté con una terrible resaca, y la boca muy espesa. Me  tomé dos cafés con sendas aspirinas. Suerte tenía de que no tendría que conducir ya que vine en el coche de Cristina.

Al cabo de un par de semanas, una mañana se me acercó Eloy, el sobrinito. No sé cómo se enteró de que yo había sido una de las mamadoras. Se acercó a mí, me besó en el cuello y me dijo al oído:
- "Nena, ya te dije que algún día me comerías la polla".
Evidentemente alguien no jugó limpio y dijo algunos nombres. Y yo llevaba noches de ardiente soledad, masturbándome como una loca, pensando en quién sería el propietario de aquella deliciosa polla del agujero número cinco. No sería la polla de Eloy, ¿verdad? No sabía si quería averiguarlo o no, pero tampoco quería vivir suspirando por el capullo de un capullo.
 Le contesté:
- Mmmm…. Y te gustó, verdad?
- Síiiii, mucho
- Pues no se repetirá. O al menos, tendrás que ponerte a la cola. ¿Te diste cuenta lo bien que se me dio jugar al parchís?
- ¿El parchís?
- Sí, querido: me comí una y me llevé veinte.


14 comentarios:

  1. JOER, EN MI EMPRESA NO HACEN ESAS COSAS, JEJEJEJE...
    HA SIDO UN RELATO MUY BUENO, DIVERTIDO Y MUY ERÓTICO...
    LA PENA ES QUE NO SE DESVELÓ EL MISTERIO DE QUIEN ERA CADA CUAL.

    UN BESAZO BELKIS!!!

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  2. veig que segueixes les normes de la setmana santa....no es pot menjar carn....però si llepar-la ;)
    Boníssim relat...et recomanaré per la meva empresa.

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  3. Ais, a la meva empresa som massa, i al meu departament som pocs i quasi tot noies... M'acceptaràs un C.V. a veure si faig un canvi radical... jijiji
    Tonets Guapa

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  4. Y pensar que yo pensaba que iba a ser una historia triste, sobre el "paro" en España...Es que así debe ser la cosa, al mal tiempo buena polla!

    Ahora ármense una pared con "rajaduras" para el año que viene...

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  5. con empresas como esa, todo va en alza!

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  6. Lord Shadow, lo único que no se desveló fue el dueño de una de las pollas, y casi prefiero dejarlo así, jajaja. Tú di en tu empresa que me contraten como Relaciones Públicas y algo podremos hacer jajaja. Beso.

    Joan Gasull, exacte: llepar carn no és el mateix que menjar-se-la. Tu recomana'm a la teva empresa, però fes-ho ràpid no sigui que em contractin abans a la del Lord. Petons.
    (Traduzco: exacto: chupar carne no es lo mismo que comérsela. Recomiéndame en tu empresa, pero hazlo rápido no sea que me contraten antes en la del Lord. Besos).

    Lluna, fet: seràs una de les mamadoras jajaja. Petonets.
    (Traduzco: Hecho: serás una de las mamadoras. Besos.)

    Ato, jajajaja, buen lema! El año que viene se avecina tan duro que ni pollas se levantarán ni nadie que las quiera mimar. Digo yo.

    f, a lo mejor le falta algo de eso a este país: más follar y menos joder!

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  7. Me gustaría ver a cinco "mamadoras" chupando, esperando turno y valorando a las que completaban el trabajo iniciado.

    ¿Que pensaría cada una? ¿En que se fijaría?

    Una actividad memorable.

    Y casi seguro que yo intentaria saber el nombre de cada una (la curiosidad es innata en mi).

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  8. Me hubiera gustado tener otro agujero a mi disposicion para poder jugar contigo,Julio.

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  9. Guille, yo pensaba en lo que harían o pensarían el resto de las mamadoras mientras una de ellas lo hacía, pero no quise extenderme aún más.
    De todos modos, ya sabes quién era la mamadora número cuatro: curiosidad semisatisfecha, no?

    Julio, yo tengo dos agujeros a tu disposición ;)

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  10. Un Glory-Hole en toda regla! Muy bien relatado... Y Me quedo con esa especie de mazmorra que encontrasteis, interesante...
    Besos.

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  11. Amowhor, gracias a ti, ayer fue uno de esos días en los que no me acosté sin saber una cosa más. Besos.

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  12. ...pero eso no lo hacian los tios...
    nos follamos una y contamos que eran
    veinte....
    (( yo siempre caigo en el pozo))

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  13. que el pozo es de la oca....jajajajajaaj

    ((menuda pajara llevo....jajjjjaja))

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  14. soydecolores, parchís, oca, sexo....qué más da el juego si disfrutas con él? ¿Pájara de sueño o de embriaguez? jejeje

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Me excitan las palabras... así es que no olvides dejar alguna.