viernes, 4 de febrero de 2011

De súbdita a reina




Mi jefa se prejubila; supongo que, como cualquiera que lleve más de la mitad de su vida trabajando, se lo merece. Hace unos días que corre por la empresa el rumor de que su puesto será para mí, pero a mí nadie me ha notificado nada. No me importa; de hecho, creo que si me ofrecen ese puesto, renunciaré a él; es una mejora económica sustancial pero también requiere de una dedicación y una exclusividad que no sé si estoy dispuesta a ofrecer. Y eso que probablemente yo pudiese desempeñar ese puesto eficazmente, después de ocho años siendo la mano derecha de quien lo había manejado magistralmente.


Hace dos días, muy tarde ya, no quedaba nadie en la empresa, excepto mi jefa y yo y el vigilante de seguridad, que debía estar en su puesto.
Nos encontramos las dos en el lavabo. Me preguntó si yo estaba interesada en su puesto. Y le dije: “Sí, por qué no?”. Y me contestó: “Pues me vas a comer el coño”.


Me quedé estupefacta, sin saber cómo reaccionar; no entendía qué quería decir y por otra parte, no era su estilo hablar de ese modo.
No sé qué se apoderó de mí, pero le di tal empujón que hice que cayera sentada en la taza del inodoro. Metí mi mano por la cintura de su falda, y por debajo de sus medias y sus bragas, y empecé a acariciar su coño con mis dedos. Ella no decía nada, parecía impasible en su papel de jefa “seria y responsable”, pero tampoco hizo nada para impedirme que continuase.
Creo que le gustaba, pero mis caricias no hacían que se humedeciese; probablemente hacía mucho tiempo que no lo hacía. O quizás fuese mi inexperiencia…..nunca antes tuve ninguna experiencia sexual con ninguna mujer.


Le quité la falda, las medias, las bragas, sus imponentes zapatos de tacón….y continué acariciándola, introduciendo mis dedos en su vagina, mientras que con el pulgar dibujaba círculos y elipses en su algo marchitado clítoris.
Después, decidí pasar a la acción oralmente. Empecé a lamer su coño, de arriba a abajo, centrándome en el punto que más placer parecía darle a ella. Se humedeció….totalmente, como una quinceañera. Cuanto más la chupaba yo, más se contorsionaba ella, empezaba a gemir, ruidosamente,….. Le pedí que se callara o el vigilante podría escucharnos. Para silenciarla un poco, introduje mis dedos en su boca,….se retorcía de placer, el placer de saborear su propia intimidad.


Yo nunca había hecho esto antes. Nunca me habían atraído las mujeres, y no creo que aquello cambiase nada. Ella se estaba volviendo loca, retorciéndose,….pero yo no sentía nada. Nada salvo el morbo de saber que mi lengua podía provocar mucho, mucho placer y no sólo en los hombres, y la satisfacción morbosa de verla allí, a punto de abandonarse, a mi merced….. Paré, y ella me suplicó que siguiese, que siguiese, que no me detuviese por nada del mundo,……


Entonces me arrodillé frente a ella, coloqué sus piernas sobre mis hombros y hundí mi cabeza entre sus piernas. Agarré con mis manos su culo, para presionarla más contra mí, contra mi boca, y mi lengua lamió, succionó, jugueteó…mientras mi jefa gritó bajo unas placenteras convulsiones.


Salí del baño y le dije: “El puesto me la suda. Pero te aseguro que tú te vas a acordar de mí durante mucho tiempo”.


Volví al despacho, mientras ella se quedó en el baño recomponiéndose, vistiéndose, e intentando aparentar normalidad.
Miré hacia la mesa supletoria del despacho, ésa donde tantas horas habíamos compartido repasando números, elaborando proyectos,….y lancé bruscamente al suelo todos los documentos y dossiers que había sobre ella. Había soñado muchas veces con hacer aquello.


Me quité las botas, los pantalones, las bragas,….y me tumbé en la mesa, y empecé a masturbarme.
Estaba excitadísima, y hasta podía oir el alegre chapotear de mis dedos en aquel rincón tan húmedo, suave,…No sé qué me excitaba más; si el hecho de estar sobre la mesa de reuniones, el hecho de que quizás mi jefa me pillase (aunque poco me importaba ahora), o la cara de culminación orgásmica de mi jefa que se me quedó grabada en la retina por unos instantes.
Cuando estaba a punto de correrme, mi jefa apareció en el despacho. Yo, algo sobresaltada pero muy excitada aún, seguí acariciándome, reteniéndome, sabiendo que tenía que acabar aquello aunque no sabía muy bien cuándo.


Mi jefa se dirigió hacia el escritorio y cogió un objeto abstracto que nunca supimos qué era. Fue un obsequio que alguien le trajo de un viaje de negocios; era una especie de bate de béisbol sobre un soporte, elaborado con madera.
Se acercó a mí, retiró mi mano de mi propio coño y sin mediar palabra, introdujo el raro objeto fálico en mi vagina. Sentí una gran presión inicial, por el tamaño y la textura del objeto. Pero a medida que ella lo introducía, y lo sacaba, para volverlo a introducir nuevamente, poco a poco,….mi vagina se acopló a él, y empecé a sentir oleadas de placer,…..


Cada vez más, cada vez me urgía con más presión, con más fuerza, a mayor velocidad,…. Y ella debía saberlo, evidentemente, porque así lo fue haciendo. Finalmente me corrí; el orgasmo llegó mientras yo acariciaba mis pechos y mi jefa hacía lo que había estado haciendo durante ocho años: joderme. Pero esta vez, literalmente.




Cuando empecé a recuperarme, mi jefa sacó el objeto-souvenir de mi coño y empezó a chuparlo, por la punta, de arriba a abajo, como si fuese una deliciosa polla. Y luego volvió a depositarlo tranquilamente encima de su mesa.
Me vestí. Recogimos todos los papeles esparcidos por el suelo. Apagamos las luces para marcharnos. Ella me dijo:
- Mañana, quiero que vengas una hora antes. Necesito el estudio de ventas del mes pasado para media mañana.
- Me vas a comer el coño- le dije, dejándole bien claro que no iría a trabajar antes de mi horario.
- ¿Ahora? ¿Lo quieres ahora?- me dijo.


Me fui hacia al aparcamiento sin contestar.


11 comentarios:

  1. ¿El vigilante gozando del espectáculo por la rendija de la puerta, mientras se pajeaba?.

    (Es que dejaste un peón suelto en esa partida).

    ResponderEliminar
  2. Toy, si te fijas bien, seguro que hay más de un peón suelto.
    Pero la del vigilante ha sido a conciencia. Resulta que no hace muchos relatos, ya puse a dos vigilantes a pajearse mientras observaban una mamada en un aparcamiento.
    No quería yo repetirme y que el colectivo de vigilantes se me tire encima. Bueno, la verdad es que no me importaría (mmmmmmm,encima, debajo,.....) pero por si acaso.
    Besitos

    ResponderEliminar
  3. Hace más de un año que mi jefa está detrás de mí para que acepte un ascenso...quizás podría proponerle un trato. Por probar...
    Besos

    ResponderEliminar
  4. Guau Belkis! Las cosas que hay que hacer en España para conseguir un ascenso!!
    Ni quiero imaginar lo que harías si realmente te interesara el puesto!! jaja!
    Pero felicitaciones muy hot el relato!

    ResponderEliminar
  5. Aliana, quién sabe! jajajaja

    Torrante, no fue mi caso, pero seguro que más de uno-a hacen eso y más por un puesto, o por un ascenso.

    ResponderEliminar
  6. Me quedé pensando en el comentario de Toy. Creo que todos hicimos de "guardia de seguridad voyeour" con tu raconto.
    Ché, te faltó contar lo que pasó al día siguiente.
    Hubo comida de coño de parte de tu jefa?

    ResponderEliminar
  7. Torrante, en serio crees que alguien se excitó o se excita aquí?
    Joder! pues decídmelo, que eso me excita a mí jajajaja.
    Lo del día siguiente queda para una siguiente inspiración. Besos

    ResponderEliminar
  8. Pero claro mujer! Aunque lo del "coño marchito" tal vez no fue tan hot!! jajaja!

    ResponderEliminar
  9. Torrante, lo de coño marchito no pretendía ser peyorativo. Pretendía dar a entender que era como una flor mustia, hermosa pero con falta de riego.

    ResponderEliminar
  10. Hola:
    Es primera vez que paso por tu blog y recorriendo (Que es lo que hacemos los curiosos), he descubierto que me puede llegar a gustar muchisimo, por lo que me siento en la obligacion de felicitarte. Tienes una enorme capacidad narrativa y mantienes al lector recorriendo ansioso las letras hasta su culminación.
    Saludos

    ResponderEliminar
  11. Gracias por la felicitación, Arrepentido.
    La verdad es que me gustaria mantener al lector ansioso recorriendo...me.
    Saludos y bienvenido.

    ResponderEliminar

Me excitan las palabras... así es que no olvides dejar alguna.