Cuando el jefe nos dijo que teníamos
que pasar dos semanas en Frankfurt, nunca pensé que Berta, mi compañera de
despacho(bajita, de hermosos ojos marrones y un poco rellenita) me mostraría un
mundo nuevo e inquietante, ni que pasara durante un tiempo a ser la única dueña
de mi voluntad.
Después del primer día de trabajo,
tedioso, rutinario aún en otro país y cuando el taxi nos traía de vuelta al
hotel, sentada a mi lado por primera vez tan cerca, pude ver cómo bajo su blusa
semitransparente y bajo un (ahora lo noté) tremendo escote palpitaban unos
voluminosos pechos e incluso me pareció vislumbrar las rugosidades de unos
oscuros y enormes pezones.
Ella nunca me había mirado así. Sí, cuando levanté la vista
de sus pechos Berta me miraba fijamente con una sonrisa burlona y sin ninguna
clase de rubor, me dijo: “ ¿Te gusta lo
que ves?”
Acto seguido abrió sus piernas , embutidas en
una falda ahora muy subida, mostrándome su pubis al que a duras penas tapaba la
tira de un tanga que se veía engullida por unos voluminosos labios mayores.
Yo sentí que la cabeza me ardía a la
vez que noté una tremenda presión en mi entrepierna. Berta sonriente acarició
mi pene por encima del pantalón definiendo el tronco palpitante que se
extendía, pegado a mi vientre, hasta tocar el ombligo.
Ella dijo: “Por ahora ya es suficiente. Luego te llamaré y subirás a mi habitación”.
Sin dudarlo asentí automáticamente,
experimenté una sensación muy agradable al saber que Berta había tomado el
mando y tanto mi sexo, absolutamente inflamado, como mi enfebrecida conciencia
se sometían a su mandato.
Fue una espera larga. Después de
pedir la cena en la habitación que apenas probé y de que mi erección, ya
desaparecida, hubiera dejado paso a una sensación de fuerte pesadez en mis
testículos, por fin una llamada muy
escueta: “Te espero”.
Cuando entré en su habitación ella me
recibió semidesnuda, vestida tan sólo con unas bragas tanga tan altas de tiro
que incluso cubrían parte de su vientre, eran de color negro al igual que unas
botas altas de cuero por encima de las rodillas con enorme tacón; el volumen de
sus tetas era increíble y me moría por tenerlas, grandes, caídas sobre su
torso.
Ante la visión de mi compañera quedé
estupefacto, lo que primero reaccionó en mí fue mi polla con una vigorosa
erección. Ella la notó en mi rostro e inmediatamente cerró la puerta tras de mí
y me dijo que me desnudara. Yo, aunque aturdido, me apresuré a hacerlo
atropelladamente. No deseaba nada que ella no me pidiera, sólo estaba atento a
cumplir sus órdenes y así lo hice. En cuanto estuve desnudo me ordenó que
uniera mis manos en mi espalda atándome las muñecas por detrás. Me hizo
permanecer de pie, erguido, separándome las piernas y con los brazos detrás
atados. De esta forma mi sexo, muy inflamado, quedaba totalmente expuesto. Ella
me dejó así, ordenándome que no me moviera pasara lo que pasara. Berta tomó
asiento en una silla justo enfrente de mí, muy cerca, y mirándome fijamente
empezó a acariciarse sus enormes pezones tirando suavemente de uno de ellos.
Mientras ella se reía pude observar cómo
la humedad de su sexo había empapado el breve tejido de su tanga y también cómo
de su coño pendían hilos de fluido que impregnaban la silla donde estaba
sentada. En ese momento se levantó, se quitó las bragas. Sin dejar de mirarme
con sus hermosos ojos marrones, sin dejar de sonreír burlonamente, se sentó de
nuevo levantando y abriendo al máximo sus piernas, exhibiendo su pubis rasurado
y rebosante de unos labios hinchados,
labios que ella abrió con sus manos mostrándome su vagina y su clítoris
prominente y rotundo. Siempre sin dejar de sonreír agarró su erecto clítoris y
se masturbó suavemente de arriba abajo, ya que el tamaño se lo permitía.
Toda esta visión de Berta empapada me provocó una extraña
eyaculación sin orgasmo. De la punta de mi pene empezó, con lentitud, a brotar
semen que iba cayendo al suelo. No podía más. Entonces supliqué que me follara.
Ella soltó una carcajada y dijo:
-Tranquilo, sé cómo
solucionar eso.
Se acercó, mis huevos colgados e hinchados me iban a reventar
y ahí fue precisamente donde ella se fijó y tras agarrarlos con una mano y
retorcerlos me propinó un golpe seco con su rodilla. El dolor fue insoportable.
Caí de rodillas y ella, sujetándome la cabeza mientras me besaba, me susurró:
–Nunca más soltarás una
gota de semen sin mi permiso.
Al poco tiempo el dolor pasó a ser
una sensación cálida en mi bajo vientre que aumentó de nuevo mi erección. Me
ordenó que me tumbara y teniendo mis manos atadas a la espalda, ella posó su
sexo en mi cara y desde la nariz hasta mi barbilla fue refregando su vulva
sobre mi rostro. Yo tragaba golosamente sus fluidos pero eran tan abundantes
que casi no daba a hacerlo.
Ella se mantenía a horcajadas sobre
mí. Dulcemente cabalgaba cuando empezó a gemir cada vez más fuertemente. Yo
intuía ya el final de todo esto. En esos momentos mis huevos ejercían una
presión ya insoportable, cuando de pronto ella paró apretándose fuertemente
contra mi boca. Tras un largo instante emitió un fuerte suspiro a la vez que
un torrente de dulce jugo cayó directamente en mi boca.
Inmediatamente inició una serie de fuertes convulsiones, con
bruscas e intermitentes sacudidas que me giraban el cuello,violentamente.
Su sexo me golpeó en la cara con rudeza durante un rato y casi
no podía respirar.
Cuando abandonada a un orgasmo severo
me apretaba entre sus muslos, me asfixió, me golpeó con sus puños en mis
doloridos huevos, me arañó presa de un arrebato incontrolable. Y tras medio
minuto de sacudidas se dejó caer exhausta hacia un lado quedándose dormida o en
un dulce letargo aproximado de diez minutos.
Durante ese período y contemplándola
derrumbada, mojada, con sus pechos desparramados sobre mis pantorrillas, estuve
a punto, varias veces, de correrme, pero recordé sus órdenes y me contuve.
Ella despertó y me miró. Sonrió. Se
puso sobre mí y, a la vez que se sentaba sobre mi polla y empezaba una serie de
subidas y bajadas, follándome con su enorme y lubricado coño, sabedora de que
no aguantaría más embestidas, se retiró y agarrando mi polla y tras ponerla
encima de su lengua me ordenó correrme. Yo lo hice, sobre su boca resbaló un
gran torrente de semen.
Ella, divertida, me miraba y de tanto
en tanto, con la punta de la lengua lo tragaba mostrándomelo.
Cuando me hube corrido me limpió con
esmero lamiendo todos los restos de leche de mis huevos y muslos y los tragó
mostrándomelo con deleite.
Desde entonces cuando trabajamos en
la oficina no dejo de estar pendiente de sus comentarios, y no es raro que
experimente fuertes erecciones cuando ella me pide que le archive algún
expediente o que le alcance la grapadora.
Este relato ha sido cedido para el blog por una persona que es muy especial para mí, porque me pone de cero a cien en segundos.
Ay!!! Que daño...
ResponderEliminarSolo imaginar el golpe en los huevos... me corta todo.
Beso.
Teo, pero en este caso el sujeto era tan y tan sumiso, que supongo que hasta ese dolor era placentero si provenía de ella, no? De todos modos, yo soy de estrujar los huevos, pero despacito, con cariño jejeje. Beso
EliminarSsshhh, bueno, yo no he viajado nunca con mi jefe, ni con ningún compañero de trabajo. Esto sólo es una ficción, y ni siquiera es mía. Petonets.
Y repito: alguien sabe por favor, cómo cargarme esta ventanita y poder volver a contestar comentarios uno por uno?
Un fifty fifty que es diu, oi?
ResponderEliminarA mi tb m'agradava anar de viatge amb el jefe, sempre et podies endur alguna sorpreseta...
Molt bon relat!!
Petonets Bonica!!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarUfffffff ya sabes mi opinión.
ResponderEliminarA tus PIES
Gùde, sí, creo que sí, jejeje. Besos.
EliminarEs lo que tiene el sexo con compañeros de trabajo. Demasiado morbo para un ser humano...
ResponderEliminarSobre el formulario de comentarios, supongo que tengas que ir a configuración de bloguer y cambiar el tipo de formulario al que tú quieras. Yo nunca lo he cambiado, pero supongo que ahí se pueda modificar.
Besos.
Elvis, el sexo con compañeros de trabajo es morboso, morbosísimo, pero también puede acarrear graves consecuencias.
EliminarEn cuanto a los comentarios, nunca lo he tocado. Ahora sigo viendo una ventanita rara, pero por arte de magia me permite contestaros uno a uno. Mientras me aclare, no huiré de blogger. Besos.
MENUDA COMPAÑERA DE TRABAJO,,, LO MALO ES LO DE LOS GOLPES EN LOS HUEVOS...
ResponderEliminarUN BESAZO BELKIS!!!
Lord Shadow, ¿y si fuesen unos suaves golpecitos? jejeje. Besazo
EliminarA la companya si que l'hi anava el frankfurt.....però el preferia una mica més aixerit. Vaig a buscar feina a frankfurt.
ResponderEliminarJoan Gasull jajajaja. No, hombre, quédate aquí...después de todo, la prota es de aquí. Petonets.
EliminarSi mis compañeras de trabajo me pudiesen hacer eso, se me pondrían los pelos de punta, por dié, también te digo que sólo se me pondrían de punta los pelos :-P.
ResponderEliminarAdemás en ese ámbito estoy acostumbrado a mandar, que es como mejor funcionan las cosas :-)
Respecto a los golpes... pues no, no, no hay trato, jajaja. Y lo de eyacular sin orgasmo no lo conozco, pero sí orgasmear sin eyáculo
Un besito en la nariz :-)
Sbm, yo estoy segura de que más de uno se dejaría golpear de esa manera. Tampoco estoy segura yo de si yo podría ser la golpeadora.
EliminarGracias...mi nariz te lo agradece! Beso.
Buen relato, rudo, pero bueno...
ResponderEliminarjajaja..así da gusto hacer viajes de trabajo, coñe...que suerteeee
ResponderEliminarPor la dominación llegarón a gozar.
ResponderEliminarSi se pudiese descubrir los pensamientos de muchas personas que nos rodean nos somprenderiamos.
Un abrazo.
efe
Uffff le golpeo las bolas asi a mi chico y lo mas probable es que me ponga en portugal sin necesidad de coger un avion, buen relato amiga, entiendo que quien lo escribio te ponga de cero a cien en segundos, segun escribe no me extraña
ResponderEliminarbesitosss
SirenayMusa, gracias, se lo notificaré a su autor. Yo no lo encuentro tan rudo.
ResponderEliminarEfe, cierto; yo me sorpendí mucho cuando me pasaron este relao jejeje. Un abrazo
Adis, creo que los golpes hay a quien les gusta. Besos
Anónimo, me llamas cobarde porque no publico tus comentarios cargados de ira e insultos hacia mí.
ResponderEliminarNo lo hago por dos razones: la primera es que aquí nadie va a insultar a nadie, por mis ovarios!
Y la segunda es porque no me da la gana, y punto
Cobarde eres tú: que te escondes bajo un anonimato para insultarme y criticarme. ¿Quién es más cobarde, eh? ¿Por qué no me dices lo mismo por correo, donde pueda decirte lo que pienso? Claaaro, porque eso me haría saber definitivamente quién eres.
Y otra cosita: ¿qué te crees que sabes tú de mí? ¿Que soy gorda? Sí, vaya, eso ya lo he dicho aquí. Aunque ya no tanto, fíjate tú.
Lo demás que crees saber es de Belkis, no es mi vida.
Céntrate en la realidad, patétic@!
La indiferencia a esta clase de personas, suele ser más efectiva, querida Belkis.
EliminarTeo, soy capaz de amar y creo que hasta de odiar. Pero es muy difícil que alguien me resulte indiferente. Si le contesto a esta persona es para que vea, que no es que no la lea, es que no la publico porque no publicaré nunca insultos, ni hacia mi persona ni hacia nadie de los que por aquí os movéis.
ResponderEliminarAnónimo, da la cara. Mi correo belkis.cabeza@gmail.com. Pero creo que tienes hasta mi tlf, si no me equivoco. No dices que tú me insultas a la cara...hazlo!
Un indeseable tiene tu teléfono y yo no... mal, mal... muy mal... jejeje.
EliminarTeo, empiezo a sospechar que no es un sino una indeseable.
EliminarY que tú no lo tengas es por varias razones: a)no me lo has pedido. b) no tengo watshapp y c) que estás ya muuuuy pillao jejejeje
Madre mía que entrada.... La mejor del blog, en mi opinión! Es muy muy morboso....
ResponderEliminarBesos :-)
Amowhor, para una que te gusta va y no es mía!!! ains. Besos
EliminarCaray, vaya relato tan excitante, ojala alguna chica de la oficina sea igual que Berta, bueno y que ademas pueda conocerla de esa forma, siempre me ha excitado una chica que ordena, aunque eso del golpearme los testiculos no se si lo aguantaria jaja.
ResponderEliminarSaludos y gracias por compartir tan excitante relato, creo que ha subido la temperatura, jaja
Sexo y Fetiches, lástima, creo que yo no me parezco a Berta, jajaja.
ResponderEliminarCuando alguien accede a regalarme amablemente un relato para el blog, una de las condiciones es que el autor o autora disfrute escribiéndolo, porque eso luego se transmite en su lectura. Y sí, a mí también me subió la temperatura. Saludos!
Me encanta lo que escribes, y como lo escribes. Animo, y a por ellos que son pocos y cobardes.
ResponderEliminarAh, lo siento no tengo ninguna cuenta y debo publicar como anónimo. A ver si un día de estos lo soluciono.
Anónimo, gracias!. Te diré algo; puedes seguir escribiendo como anónimo si así lo deseas. Vetar la entrada a los anónimos es algo muy fácil de hacer, pero yo no quiero hacerlo.
EliminarY si no te gustase como escribo, te seguiría publicando como anónimo igualmente.
Lo que no permito es los insultos, la arrogancia, la falta de educación...y menos aún de alguien que se crea que me conoce.
Saludos y bienvenid@
Encantadora.
EliminarSaludos desde el este de este país ...
Hola Belkis
ResponderEliminarPues entonces cuentame como eres tu.
Y por cierto me gustaria regalarte un dia algun relato, no digo cuando porque aun no lo escribo jaja.
besos
Sexo y Fetiches, yo soy, resumiendo, una mujer normal y corriente.
ResponderEliminarEn cuanto al relato, será un placer. Siempre que alguien participa del blog, siento una especie de....orgasmo, sí, es algo así jajaja. Besos.
ok, una mujer normal y candente, muy bien :)
ResponderEliminarPues en cuanto pueda escribire algo; literalmente sera un placer provocarte un orgasmo jaja
besos
Este relato me resultaba de lo más estimulante mientras lo leía.
ResponderEliminarSobre todo porque en unas semanas tengo que hacer un viaje por trabajo, y la inspiración nos puede venir de cualquier sitio... o lectura.
Buena elección, Belkis; me ha gustado mucho.
Milady, ojalá hay un rato en ese viaje para algo interesante.
EliminarEn mi caso, sólo fue un relato y ni siquiera es mío jejeje. Beso.