jueves, 15 de agosto de 2013

Como una perra



Este año, a finales de julio, como ya es tradicional, celebramos nuestra tradicional “cenita de verano” con los compañeros de trabajo. En esta ocasión sólo fuimos 11. Éramos nueve chicas y dos chicos, una mala proporción si fuésemos a bailar valses o pasodobles o si quisiésemos ligar entre nosotros, pero no era el caso. Bueno, para mí un poco, pues uno de los dos chicos era, cómo no?el Sacarino…ese hombre que excita hasta mi médula y mi materia gris.

En el restaurante estábamos en una mesa alargada, él y yo en sendas puntas de la mesa. Él escogió sentarse al lado de la más guapa, aunque no tuviese nada que rascar con ella. Yo, por mi parte, decidí pasármelo bien a pesar de su presencia. Y comí, bebí (mucho), charlé, reí….. lo pasé en grande porque fui capaz de obviar bastante que él estaba presente.

Después fuimos a tomar unas copas a un bar musical. Se repitió lo mismo que en la cena, salvo que en esta ocasión yo fui el centro de atención de la fiesta: una que es divertida, y más con dos copas de más encima.
Al salir el grupo se disgregó; una parte se marchó a dormir y el resto nos fuimos a una conocida discoteca de ambiente de Barcelona. De ambiente por lo visto quiere decir que suele estar frecuentado por gays y lesbianas. Vamos, que mis escasas posibilidades de ligar estaban entonces aún más mermadas, pero a esas alturas de la noche y de mi nivel de alcohol en sangre, yo ya sólo quería bailar.
Y así fue. Nada más entrar, dos copas más y a bailar como si no hubiese bailado en toda mi vida. Me lo estaba pasando genial, estaba totalmente desinhibida y el ambiente era agradable a pesar del alto porcentaje de gente que había mucho más jóvenes que nosotros.
En dos o tres ocasiones salí fuera de la disco a fumar, y todas las ocasiones me acompañó él, pero volvía a su sitio al lado de las chicas monas cuando volvíamos a entrar dentro.

Cuando más ensimismada estaba yo bailando, sentí un calor por la espalda, como si alguien se me hubiese pegado mucho pero sin tocarme. Me giré y me encontré a un chaval, cubano por su aspecto, joven, joven, jovencísimo, que me estaba perreando.
Espero que sepáis que es el perreo, el reggaeton, porque yo no sé definirlo muy bien con palabras. Bailaba muy pegado a mí, insinuándose, recorriendo mi cuerpo de arriba abajo, juntando sus caderas, meneándolas, y todo….sin llegar a tocarme.



En milésimas de segundo se me pasaron mil preguntas por la cabeza: ¿por qué yo? ¿Sería por mis pantalones ajustados de color rojo? (Hacía siglos que no me ponía una prenda roja). ¿Sería por mi camisa negra con una leve transparencia en la espalda? ¿Serían por mis tacones de vértigo que me estaban ya matando de dolor? ¿Sería por mi melena pelirroja, esa noche alisada para la ocasión, flotando al viento? (jajajaja) ¿Sería que le parecí la única madurita interesante del lugar? ¡Qué sé yo! No me preocupé en buscar respuestas y, dentro mis limitaciones (pues no soy una gran bailarina, y no sé perrear!) le seguí la corriente.

Bailamos, perreamos, ahora de cara, ahora de culo, cada vez más y más cerca…… Todos mis compañeros estaban alucinando. Supongo que ellos esperaban que mi reacción hubiese sido retirarme o decirle al niño que se fuera a comprar un chupachups o a jugar con las niñas de su edad.
Creí que me moría de la risa cuando el chaval muy ágilmente se agachó hasta el suelo, se apoyó con sus brazos hacia atrás, abrió sus piernas haciendo que una de las mías le cayese en medio, y empezó a menearse, al ritmo de la música,  rozando mi pierna, siempre sin tocarme.
Cuando no pude más, le di las gracias y volví a salir a fumar.  El S. me acompañó y me dijo que yo estaba muy desaprovechada (pues aprovéchate, joder! Pensé yo).


El resultado de aquella noche fue una resaca a la mañana siguiente, una gran ampolla en un dedo del pie y unas ganas locas de perrear.
No es que me guste esta música desde aquella noche, ya me gustaba antes. De hecho, le pedí a L. que me enseñase a perrear (ella fue a una academia de baile) pero me dijo que lo único que tenía que hacer era dejarme llevar.
Y parte de razón tenía. De todos modos, he buscado algunos vídeos por ahí, empezando por lo básico y creo que al final seré una auténtica perra ;)

El perreo en pareja sí que conlleva tocarse, rozarse, y de hecho mucho! Jajajaja, quizás por eso me parezca  tan sensual, pero el chavalín se comportó, ¿para qué nos vamos a engañar?

¿Os animáis a practicar con lo más básico?

26 comentarios:

  1. Un baile bastante explícito. Pero me quedo con el "Dirty Dancing", por el diferente estilo musical... y por lo demás jajajaja
    Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Elvis, me hago mayor y creo que cada vez me va más lo explícito.
      A mí también me gusta mucho Dirty Dancing, pero...a ver dónde está el guapo que me levante a mí mientras luzco una falda vaporosa jejeje. Besos.

      Eliminar
  2. No me animaría con ese estilo de música... pero quién sabe... lo he comprobado, depende de la pareja q se elija y sepa llevarte como lo hizo conmigo.

    Besazos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gùde, tienes toda la razón. Yo nunca había perreado, o al menos no tan bien, hasta que el niño esté me inspiró.
      En el baile como en la cama, todo te puede ir dependiendo de la pareja que tengas. Besazos.

      Eliminar
  3. A veces se pasa bien sin estar previsto. Ese joven te estuvo observando. Creo que es un relato real.
    Moni.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Moni, de hecho creo que cuanto menos previsto, mejor te lo pasas.
      Es un relato real, aunque bajo la etiqueta "anédota tonta", qué podias esperar! Besos.

      Eliminar
  4. fíjate que yo pensaba que perrear era fumar perreros ;-) vale, no pensaba eso, pero sí que al leer "como una perra" he tenido pensamientos más sucios jajaja,

    besito,

    c,

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. c, es que contigo yo también pienso en "perrear" de otra manera ;) jejeje. Beso

      Eliminar
  5. Buenos días Belkis.

    Yo ultimamente veo a mucho jovencito de 20 años entrandole a mujeres cuarentonas.
    Es curioso. Antes que yo recuerde no veia tanto estas situaciones, pero ahora mucho.

    Y a mí... que me da... que un chiquillo joven puede aprender muchisimo de vosotras... y bueno vosotras tampoco lo pasariais mal, no?

    No has pensado en volver por ahí? jejeje

    Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Malagueño, ¿quién te ha dicho que soy cuarentona? jejeje, simple deducción tuya.
      Pues yo creo que los jovencitos de 20 en realidad creen que pueden aprender de nosotras más de lo que en realidad podemos enseñarles...hoy en día.
      Pero aunque no digo "de este agua no beberé", en principio, no...no me va mucho. Saludos! (gracias por pasarte).

      Eliminar
  6. Por lo de estar desaprovechada.
    (En catalán, fácil de traducir).
    Tantes figues que es pudreixen i tants pardals que passen gana....!

    ResponderEliminar
  7. YO TAMPOCO ES QUE SEA UN GRAN BAILARÍN,,, PERO DE TODO SE PUEDE APRENDER.
    ME DARAS ALGUNAS CLASES??? :P
    UN BESAZO BELKIS!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lord Shadow, a ti te doy yo clases de lo que quieras, hasta de física cuántica si hace falta, con tal de tenerte como "aplicado" alumno jejeje. Besazo.

      Eliminar
  8. madre mia la de veces que he bailado reggetón xDDDD..también otra cosa, tengo que haber desgastado pistas de conventos xq la peña se dedicaba a mover el body, tomar sus copas pasarlo bien y ya! xDDDDD. Besitos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Carla, es que lo que tú describes creo yo que es lo normal...palabra de monja! Besitos

      Eliminar
  9. Yo perreo hasta sin música......fijate.....todo es ponerse y encontrar con quien.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Joan Gasull, eso es, sin música y todo, con dos coj...... jejejeje

      Eliminar
  10. Dporto perreando tota la setmana,i sense música tb!! Pq b el regaeton no mi entenc ga, tot sigui dit.

    Un petó bonica

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ssshhh, pues yo, cuanto más pruebo más me gusta. No sé si será algo pasajero o no, pero me chifla! Petonets.

      Eliminar
  11. Alquien dijo que la verdadera felicidad está en las pequeñas cosas del día a día… y yo me pregunto después de leer tu anécdota… quizás también funcione así el morbo y la sensualidad… menos golpetazos de melenas y más jugar con lo que nos salga al paso con arte. Belkis, gracias por compartir, Sol. :) . Ana.

    ResponderEliminar
  12. No he bailado el perreo nunca.

    He visto hacerlo, y creo que no podría bailar así sin tocar, aunque sepa que la gracia esta en eso.

    Beso.

    PD: Desde cuando eres pelirroja??? Dios!!! que morbazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Teo, en realidad, creo que sí, que hay que tocarse; que a mí no me tocaron o para encenderme o por respeto jejeje, pero creo que sí, que se toca....no estoy anda segura.
      Hace casi un año que soy pelirroja, pero siento decirte que no es natural. Beso

      Eliminar
  13. Nunca he bailado el perreo, pero cuando lo hemos escuchado como música de fondo, resulta violento, y bastante, si estás con niños, adolescentes o personas mayores.
    Todo tiene su momento, y en el post era el adecuado, pues además de divertirte elevó tu consideración como mujer ante el S. y el resto del grupo, al menos lo interpreto así.
    Ahora tienes la excusa perfecta para sacar a el S. a bailar en el próximo perreo. Belkis, practica por si acaso, porque igual la próxima vez te toca a ti llevarle, y no dejarte llevar. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  14. Milady, tienes razón: toda la música tiene su momento. En cuanto al resto, no sé. No me importa demasiado si elevó mi consideración como mujer ante el S., puesto que es un caso perdido por mucho que a mí me interese. Y sacarle a bailar, quién sabe, pero tampoco lo creo. Un abrazo

    ResponderEliminar

Me excitan las palabras... así es que no olvides dejar alguna.