viernes, 2 de noviembre de 2012

En el campo





Por prescripción facultativa (varios ataques consecutivos de ansiedad por estrés laboral), me fui una semana de vacaciones, sola, a una casa rural de un pueblo muy, muy pequeño. Las consignas eran nada de tv, ni ordenador portátil, ni teléfono móvil (salvo para emergencias). Así es que allí me marché con algo de ropa, varios libros por leer y mi viejo y fiel mp3.

El primer día de estancia fue raro, sin ver a nadie salvo a los propietarios de la casa para acabar de pagarles lo pactado. Acordé con ellos que yo me cocinaría, que no tenían que preocuparse por hacerme la comida. Acabé un libro que tenía empezado desde hacía meses y empecé uno nuevo. No fue tan traumático, no eché de menos a nada ni a nadie.

El segundo día encontré una bicicleta en el sótano de la casa, y tras pedir permiso a los dueños para poder utilizarla, decidí dar un paseo para conocer los alrededores. Recorrí las calles del pueblo en poco rato, localicé un pequeño supermercado y un estanco. Fui por un camino que, tras pedalear durante una media hora a ritmo normalito, comprobé que llevaba a una zona boscosa. No me atreví a adentrarme más, no soy experta con la bicicleta y además olvidé intencionadamente el móvil en la casa. Decidí volver por el mismo camino, empezaba a oscurecer en aquella maravillosa primavera, pero algo fría en aquella zona del norte.

Por el camino de vuelta, encontré a un hombre que paseaba junto a sus tres perros. Yo iba con la bicicleta detrás de él, muy cerca de él, y no pude evitar fijarme en su trasero, en lo que parecían unas apretadas nalgas, en cómo se movían al caminar. Le adelanté, me saludó (saludarse con todo aquel que te cruzas es una bonita costumbre que se utiliza en los lugares donde habita poca gente), y entonces me fijé en su sonrisa. Caray! Me hubiese bajado de la bicicleta y me lo hubiese follado allí mismo, pero continué pedaleando. ¿Se fijaría él también en mi culo, desde esa perspectiva privilegiada que ahora disfrutaba él?

El tercer día de mi estancia empecé ya a echar algo de menos, el sexo, y decidí calmarme paseando de nuevo con la bicicleta. Esta vez recorrí otro camino, el que llevaba al pueblo vecino que se encontraba a unos 4 kms. No tuve en cuenta que la vuelta serían otros 4 y volví agotada. Aún así, saqué fuerzas y volví al camino que llevaba al bosque, a ver si volvía a encontrarme al hombre excitante que paseaba a sus perros. Así fue,  pero no era casualidad, era la misma hora aproximadamente.
Pedaleaba unos metros tras él, fijando mi mirada nuevamente en aquellos deliciosos glúteos y él –creo que no se había percatado aún de mi presencia- se quitó su camisa, aquella tarde hacía más calor. Ver su espalda, sus hombros, sus brazos desnudos, su bronceado tono montaña,… estaba humedeciendo el sillín de la bicicleta! Los perros detectaron mi presencia, ladraron, él se giró y vi su desnudez en su torso. Me mordí el labio, le imaginé sobre mí, debajo de mí y dentro de mí, y perdí el control cayendo de la bicicleta.

El hombre de los perros se acercó para ver cómo estaba y yo, con mis rodillas sangrando cual traviesa colegiala, me incliné hacia él y le besé. Él no respondió pero tampoco rehuyó, así es que continué besándole, tocando su polla por encima de su tejano y notando cómo entonces sí que reaccionaba, voluntaria o involuntariamente, y olvidando la sangre que empezaba a gotear hacia abajo de mis piernas.

“Si no te gusta, paro” le dije. Aquel hombre, sin apenas mediar palabra, me levantó en brazos para trasladarme unos metros fuera del camino, me depositó en el suelo, en un campo de hierba verde que yo no supe identificar. Me desnudó por completo, e iba besando con furia cada parte de mi cuerpo que iba quedando al descubierto. Con mis pantalones limpió un poco la sangre de mis rodillas, y separó mis muslos para hundir su cara en medio de ellos.
Su lengua me recorrió hábilmente, y averiguó rápidamente en qué puntos debía recrearse más. Mientras él saboreaba e iba provocándome cada vez más placer, sentía sensaciones maravillosas como el roce de su barba de varios días en la parte interna de mis muslos, como sus manos apretando mi culo y sensaciones nunca antes conocidas como el aire fresco acariciándome el resto del cuerpo y olores –supongo que vegetales o florales- que venían de todas partes.

En un momento dado él me dijo “si no te gusta, paro”. No!, rotundamente no, no podía parar. Para que no le quedasen dudas apreté con mis manos su cabeza hacia mí para que acabase lo que había empezado y mi cuerpo ya necesitaba.
No me importaba que nadie nos viese, aunque aquellas altas hierbas seguramente nos protegerían de las miradas de algún esporádico paseante, y no me importó que alguien oyese mis gemidos de placer extremo.

Al acabar se incorporó, y yo me quedé allí tumbada, con el placer latente aún entre mis piernas y con la sensación mágica de que la hierba o el campo seguían acariciándome, el viento movía la hierba haciendo que rozasen brazos, espalda, rostro, piernas,…. Segundos de placer entre yo y el campo.




Nota: Si alguien ha tenido la paciencia de llegar hasta aquí, decir que un lector me propuso escribir sobre sexo silvestre (así lo llamó) y al parecer, es sexo en el campo, en el bosque,… Acepté, sin tener ni idea ni experiencia, y otro lector me inspiró un poco. Espero no haber decepcionado demasiado a ninguno de los dos, pero creo que aún me dio para más….continuará…..

28 comentarios:

  1. Ni idea, ni experiència...?? Mmmmmm Doncs ho dissimules prou bé!!! Hehehehe
    Petonets asilvestrats

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    1. Ssshhh, en serio, ninguna experiencia. Pero sí que la tengo en bucear, y buceé hasta que encontré algo/alguien que me inspiró. Petonets....asilvestrats jejejeje.

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  2. ostres he arribat al final....es greu? pero ara començaria un altre cosa.

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    1. Joan Gasull, al final de qué? jajajaja.
      Lo bueno de estos sitios es que todo acaba y empieza de nuevo, o puedes cogerlo donde lo dejaste.

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  3. Interesante relato...

    Espero la segunda parte del ambos cuerpos retozando sobre la hierba.

    Beso.

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    1. Teo, a punto estoy de echarla. Ya lo habría hecho si realmente estuviese en una casa de campo, o de pueblo,...descansando. Aquí las prisas me ahogan. Beso.

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  4. Así que eras tú la chica de la bicicleta...

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    1. Torpe Mán, no me digas que eras tú el de los perros? Claro, como no te pones la capa cuando sales a pasear por el campo....jejejeje

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  5. ¡Ay, estos polvos selváticos! Lo malo son las ortigas y las silvas y tojos... Lo bueno son sentir, a la par de la excitación, el rumor y la caricia del viento, el olor a hierba y a flores.

    Los paseantes solitarios con perros son trofeos cotizados a la alza (más desde la publicación de este relato). ¿Por qué crees que los pueblos están llenos de pasantes ocasionales? En mi pueblo, además de chaleco reflectante, algunos llevan una pegatina que dice Estoy Disponible o Ya estoy Solicitado.

    Besos

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    1. Uol Free, me has hecho llorar, hija, pero de la risa!!!!
      Tengo dos cosas pendientes próximamente: distinguir las ortigas del resto de hierbas y buscar pueblos que visitar donde haya paseantes de ésos! Besos.

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  6. Agotadíssssima por completo de tanto pedalear; ya veo....

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    1. Toy, si para follar hay que pedalear, soy capaz de apuntarme al tour!

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  7. A ver si tendré que dejar de ser urbanita.

    Por un postre como ese cualquier sacrificio me parece pequeño.

    Es una comida que me apetece.

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    1. Guille, nos vamos de excursión al campo?
      Me pregunto cómo se llamará a las que como yo ni somos urbanitas, ni de campo, ni de pueblo....

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  8. PERO QUE MANERA MAS AGRADABLE DE LIBRARSE DEL ESTRES LABORAL.
    PUES TE HA QUEDADO UN RELATO EXTRAORDINARIO Y ADEMÁS CONTINUA??? PUES A ESPERAR TOCA, JEJEJEJE.....

    UN BESAZO BELKIS!!!

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    1. Lord Shadow, sí, hay más maneras de desestresarse pero creo que en el fondo todas acaban en el mismo sitio jejeje. Besazo!

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  9. Es imposible que un relato tuyo decepcione. Seguro que la caída de la bicicleta ese día no te dolió porque ibas pensando en otras cosas... espero te hayas recuperado...
    Besos.

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    1. Javi Signum, es imposible que un comentario tuyo decepcione, jejejeje.
      Claro que me dolió, pero después me dieron medicina de la buena! ésa que todo o casi todo lo cura. Besos.

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    2. ¿Esa medicina se paga o no? Es que con las reformas del gobierno... Lo importante es el resultado final.
      Besos.

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  10. Muchas gracias por el relato. Magnífico como cada una de tus entradas. El "sexo silvestre" es un tema que da mucho juego para recrear situaciones y relatos. Tengo más ideas en la recámara...creo que a ti y al resto de lectores os van a gustar...

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  11. Rubito, he ahí el retador.
    Ya me he ido mentalmente al campo, y aún no he acabado....no me metas en muchos más líos jajajaja
    Te propongo que escribas algo tú, o lo hacemos a medias si quieres (el relato, digo).

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  12. Deliciosa salida al campo. Muy traviesa, como debe ser, aprovechando el tiempo

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    1. Gùde, ahá, hay que aprovechar las oportunidades que se presenten, no? Besos.

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  13. ¿Y los perros? ¿desaparecieron? Tiene calidad tu literatura erótica.
    Moni.

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  14. Moni, eres el segundo (tú públicamente) que me pregunta por los perros.
    Buena pregunta, porque claro, algo debían estar haciendo mientras tanto, no?, aunque esto sea sólo un relato.
    No los olvidé, en mi defensa diré que quise acortar el relato que ya me estaba pareciendo excesivamente largo.
    ¿Sabes lo que hacían en mi imaginación? El perro se follaba a la perra, o la montaba o como se diga, muy cerca de la pareja del campo, y ella miraba de reojo, excitándose aún más. El tercer perro correteba nervioso, ladrando, esperando que le llegase su turno y poder empezar lo que todos estaban acabando.

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    1. A mí se me ocurre otra variación sobre el papel de los perros, pero es bastante poco ocnvencional...por no decir retorcida... ¡¡¡jajaja!!!

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  15. El sexo es bueno, bonito y barato en el campo.... O en cualquier otro sitio.
    Besos!

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  16. Sexo... en el campo o la ciudad, siempre es curativo...
    Como siempre, excitantes tus relatos, Belkis...
    besos desde buenos aires de...
    nosotros dos

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Me excitan las palabras... así es que no olvides dejar alguna.