viernes, 5 de noviembre de 2010

Más salida que nunca

Cuánto tiempo sin pasarme por aquí……! Y aunque no lo parezca, ha llovido bastante. Aunque llueve sobre mojado.

Ahora estoy más salida que nunca, pero en el sentido más literal de la palabra…..estoy fuera. Han surgido nuevas situaciones personales y profesionales que me impiden estar aquí tanto como antes, tanto como me gustaría. A esto hay que añadir unos problemillas técnicos con blogger y que soy incapaz de resolver.

Aunque sustancialmente mi vida sigue siendo la misma, algunas cosas han cambiado, otras no.

Sigo considerándome una salida, que me excito fácilmente por cualquier cosa y ante cualquier estímulo. Y sigo cultivando “el amor propio”, la autocomplacencia.

Ha cambiado que ahora sí deseo a alguien en concreto, y sé por qué le deseo.
Ha cambiado también que, aunque poco a poco y muy lentamente, empiezo a pensar que quizás sí soy excitante, y ahora hablo meramente de cuestiones corporales, no sentimentales ni cerebrales. Incluso creo que podría llegar a ser capaz de seducir , de atraer a alguien.
En una ocasión uno de vosotros me preguntó qué me excitaba más, si seducir o ser seducida. Respondí que ambas cosas eran excitantes para mí con una enorme diferencia. Soy una chica fácil, soy fácil de seducir (no conquistar, que no es lo mismo). Pero seducir yo misma es algo harto difícil………..al menos ahora no lo veo imposible.

Sé que soy la misma y sin embargo me veo diferente cuando me miro al espejo. Mi cuerpo también ha ido cambiando en este tiempo.

Ahora la excitación se queda anclada en mi cuerpo, y muere en mis dedos……..soy incapaz de transmitirla por escrito, pero sé que soy tan capaz o más que antes de sentir, de desear, de excitarme, de complacerme y de complacer.

lunes, 11 de octubre de 2010

En el aparcamiento


Bajó a la segunda planta del aparcamiento, donde tenía su coche, por el ascensor. Eran las tres de la mañana, había que extremar la seguridad.
Se dirigió a la cabina de los vigilantes para pagar por el tiempo que estuvo estacionada, y uno de los empleados le señaló un letrero: “Entre las 00:00 y las 08:00 horas no se aceptarán pagos en metálico salvo en los cajeros”. Pero dichos cajeros no aceptaban billetes de 50 € y ella no llevaba cambio.
Vió a lo lejos a un hombre que se disponía a abrir su vehículo. Corrió hacia él y le pidió cambio. El hombre la miro de arriba abajo, como si quisiera desnudarla con la mirada, y le dijo: “Te pago el parquing si me chupas la polla”.
Así, sin más. Ella se quedó un poco estupefacta pero pensó que aquel hombre no se imaginaba de lo que ella era capaz.
Se acercó a él, lo besó en la boca mientras acariciaba su polla, por encima del pantalón. Fueron sólo segundos lo que el hombre tardó en tener una erección increíble. Entonces ella le bajó la cremallera e introdujo su mano, y empezó a acariciársela. Sin parar de besarle, fuertemente casi mordiendo sus labios, le empujó entre dos coches. Le bajó el pantalón. Se arrodilló frente a él y se metió entera aquella verga en la boca.
Los vigilantes del aparcamiento observaban desde su puesto. Estaban lejos, pero podían intuir lo que estaba sucediendo. Hablaron de si debían ir a darles un toque de atención puesto que, aunque no había nadie a aquellas horas, podría aparecer alguien y amonestarles. Finalmente optaron por redireccionar la cámara de vigilancia más cercana a aquel sitio y observar más detalladamente lo que estaba sucediendo.
Ella chupaba la polla de aquel desconocido con ansia. Paseaba su lengua de arriba a abajo, dibujaba círculos en su glande, se la volvía a introducir y la sacaba,….sólo la dejó unos instantes para deleitarse en los testículos, redondos, ardientes,….y volvió a introducirla en su boca, que parecía sedienta.
El hombre sujetó la cabeza de la mujer y la acompañó en los vaivenes que él creía que aquella boca debía dar a su polla.
Los vigilantes seguían observando, estupefactos.
- Oye, tío, qué fuerte…..se me está poniendo dura!
- Ni se te ocurra,….si te vas a hacer una paja te vas al lavabo
- ¿Y perderme esto? ¿Sin ver cómo acaba? Tú no mires, anda……….- y aquel hombre sacó su polla por entre la cremallera del pantalón y empezó a hacerse una paja, que quería culminar justo cuando culminara lo que sus ojos estaban mirando a través del monitor.
- Desde luego….es que eres un guarro, joder
- Sí, sí,….pero momentos como éstos no se viven cada noche. No te cortes tío…..lo que pasa en la cabina, queda en la cabina.
Y su compañero, sacó su polla ya dura a reventar. Y ambos empezaron a pajearse, sin dejar de mirar atónitos a aquella mujer que tan magistralmente la chupaba, mientras en sus imaginaciones la veían chupándosela a ellos.
Cuando el hombre estuvo a punto de correrse, la hizo incorporarse. Ella llevaba un vestido, con una cremallera por delante. Se la bajó. Vio que no llevaba sujetador y aquellos pechos le volvieron loco. Empezó a besarlos, a mordisquear sus pezones, duros, hasta que ella gimió de dolor.
Después, la giró encima del capó de un coche, le bajó y le quitó las bragas y desde atrás empezó a acariciar su coño. Estaba húmedo, muy húmedo, y abierto a él. Siguió acariciándoselo, no con mucha suavidad, pero el momento tampoco lo requería. Ella empezó a contonearse, a arquear hacia él su espalda, a frotarse contra él….
“Eres una zorra…..te vas a enterar”, y penetró su polla ardiente por el culo de ella, sin muchos miramientos. Ella gimió, mezcla de placer y dolor. Él la obligó a apoyar su cabeza y el tronco sobre el capó del coche, eso permitiría que la entrada en aquel culo maravilloso fuese más fácil.
Y la embistió, una y otra vez,…….mientras cogía sus nalgas con sus manos, y abría y cerraba aquel maravilloso y cada vez más dilatado agujero. En el momento de correrse, dentro de su culo, cogió sus tetas y las apretó fuertemente….nuevamente el dolor y el placer se hacían compañeros.
Y los dos gritaron, y él se estremeció, y ella quedó unos segundos exhausta sobre el coche, sin poder moverse.
Al acabar, ella se vistió de nuevo mientras él se dirigió al cajero a pagar el tiquet de la chica. Cuando volvió, ella le entregó una nota.
Los vigilantes pensaron que ella le estaba dando su teléfono, o su dirección, para volver a recibir una nueva dosis.
La mujer montó en su coche y se marchó. El hombre subió al suyo, arrancó el motor, y con una sonrisa de placer en su rostro, leyó la nota:
“¿Lo ves, amor? Ya te dije que jugar a los desconocidos, y más si teníamos testigos, sería un juego muy excitante. Te espero en casa. Si puedes por el camino, párate a comprar leche que no hay para desayunar. Te quiero”.

viernes, 1 de octubre de 2010

Puto estrés


Creo que el estrés mata el deseo sexual, no me cabe duda. Por otra parte, probablemente el sexo sea el mejor remedio natural para curar o paliar el estrés.
Esto es como el pez que se muerde la cola (inciso: pensar en morder una cola me lleva a imaginar una felación....venga, subidón).
Tan pronto paso de momentos en que creo que la líbido ha decidido pirarse de vacaciones permanentes como que estoy a la que salto, que me tiraría sobre cualquiera....más bien a cualquiera.
Esto es un sin vivir.
A veces me siento como si fuera una mísera cucaracha (inciso: me he acordado de aquel chiste: "te voy a matar como a las cucarachas: a polvos").
Otras veces me siento como si fuese a comerme el mundo, y a cualquiera que se me ponga por delante.
Esto del estrés es una cosa muy mala.
Afortunadamente todos los días no son iguales, y en algunos bastan los maravillosos y pequeños trabajos manuales para reconfortarse un pelín.
Otras veces, esto no es suficiente.
Gran dilema.
Necesito vacaciones....quizas turismo sexual de ése tan famoso.
El cuerpo sigue palpitando pero la mente está aletargada....me quedo sin imaginación (sexual).
Cuando esto llega a su punto álgido, acabo echando uno rapidín (un cigarro) para calmar un poco los ánimos.
Aún no he decidido si me retiro....qué coño (aparte del mío) puedo aportar yo aquí?

sábado, 25 de septiembre de 2010

Pequeño pero matón



Llegué demasiado temprano a la oficina. Enseguida puse en marcha el ordenador, abrí las cuentas de correo y algunos programas que necesitaba.

Reinaba tal paz y tal silencio a esa hora que sólo se oía el ruido de las teclas. Mientras leía y contestaba algunos correos, pensaba que era una gozada poder escribir con todos los dedos en el teclado, sin mirar, que eso me abría una posibilidad de trabajar, leer y escribir mucho más amplia.

Pensaba en lo curioso que resulta lo que se llama mecanografía; cada dedo toca determinadas letras, determinadas teclas, cada dedo tiene su función.

Ya me fui a tomar el café y el cigarrillo, fuera. Y seguía pensando en los dedos, la de funciones que pueden llegar a realizar. Sexualmente hablando, me gustan todos mis dedos aunque hay uno preferido y otro que casi nunca uso: el pulgar.

Para mis ratitos de autoayuda y autocomplacencia el pulgar no me sirve de mucho. Pobrecito él!....un poco apartado del resto, y viendo cómo los demás –sobre todo uno al que envidia enormemente- se convierten en generadores de placer, y él sólo es mero espectador.

Tranquilo, mi pequeño pulgar. Tú eres muy importante también. ¿Recuerdas lo que hiciste el otro día? Algo tan importante y difícil como despertar y mantener excitación en dos personas a la vez.
Las dos manos juntas, con todos sus dedos, desabrochasteis su cinturón y bajásteis su cremallera. Ya se percibía que allí luchaba “algo” por ser liberado.

Entonces, tú y tus dedos compañeros de la mano derecha cogisteis su pene, que empezaba a endurecerse….lo cogisteis y empezásteis a acariciarlo…..eso es un buen trabajo en equipo, muchachos.

Y de pronto, supongo que siguiendo las órdenes del que realmente manda -mi cerebro-, tú solito pequeño pulgar describiste círculos en aquel glande húmedo y apetitoso.

Creo que el cerebro te dijo que ibas bien, la erección de él aumentó y mi humedad también. Y estoy casi segura de que empezaron en ese mismo instante en que tú solito nos transmitiste a los dos esa mágica sensación electrificante.


(Nota: no he logrado encontrar una puñetera foto que ilustre lo que yo quería mostrar....sorry!)

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Iniciativa


No sé muy bien cuáles son las razones pero siempre me ha costado mucho llevar la iniciativa en el terreno sexual. Y esto, además de llevarme a perderme seguramente muchas oportunidades, me ha conducido a parecer quizás una persona más mojigata de lo que realmente soy.

Afortunadamente, aunque no lleve la iniciativa, no me niego. Si hay propuesta o acercamiento, y el sujeto o individuo me interesa, no digo que no. Y si él toma la iniciativa (que así es normalmente en mi caso), no me paro ante nada.


Las razones pueden ser por la educación sexual que recibí (que fue nula) o por una falta de confianza en mis armas de mujer (nula también, al menos hasta ahora).


Hace poco alguien me dijo al respecto de este tema que es la mujer quien desplega sus encantos, atrae al hombre y luego ella lo acepta. O no lo acepta. Que en realidad, aunque parezca que él lleve la iniciativa, es la mujer quien decide y escoge. Yo no estoy demasiado de acuerdo, quizás porque no he sabido desplegar mis encantos.




El caso es que esto me llevó a reflexionar un pelin sobre cómo es el cortejo en otras especies animales; seguro que no tan complicado como sucede entre nosotros, los mal llamados humanos.


Y leo y cito: "El cortejo sexual es el comportamiento animal específico que tiene como finalidad obtener pareja y exhortarla al aapreamiento.....aumenta la disponibilidad al apareamiento al aumentar la motivación sexual de los individuos....." .

Total, estoy de acuerdo: ligar para acabar follando.

Leo sobre las diferentes fases del cortejo animal en la mayoría de especies (sincronización, orientación, comunicación y aislamiento reproductor).

Y leo también: ".....el macho sólo pasará a una segunda etapa de exhibición si la hembra muestra determinado comportamiento de complicidad, y pasará a la tercera sólo cuando ella realice un segundo comportamiento clave..."


Sin llegar a documentarme mucho, creo que es el macho quien decide inicialmente. Si la hembra está de acuerdo, habrá cúpula. Pero si es ella quien decide cuando el macho le lanza las debidas señales....¿qué pasa con la hembra si tales señales no llegan? (¿existirá la masturbación entre otras especies animales?)

Al final me estoy haciendo un lío: no sé si tengo que cantar como una rana, o desplegar mis alas de bello plumaje, o moverme por si desprendo un aroma afrodisíaco.....Lo que está claro es que así no me como un rosco.

lunes, 30 de agosto de 2010

Objetos perdidos

Pues ya estoy de vuelta; todo se acaba y las vacaciones también.
Han sido algo aburridas y no ha habido nada destacable de lo que haceros una reseña, no creo que os interesara tampoco.
No he podido follar ni ligar todo lo que hubiese querido, sino todo lo contrario. Me he dedicado básicamente a meditar (me hago vieja!)
En todos los viajes siempre se pierde algo: las maletas en el aeropuerto, te olvidas el cepillo de dientes en el hotel, o dejas un libro en la mesilla de noche,......
Yo he olvidado un par de cosillas, que recuperaré en breve pues alguien me las hará llegar. Pero he perdido algo muy importante y no sé si podré recuperarla: he perdido mi líbido.
Creo que yo era una salida sin remedio, que me excitaba por cualquier cosa y ahora..... nada de nada.
Quizás sólo sea agotamiento y reaparezca por sí sola. Quizás, cuando os lea, vuelva a nacer, o crecer o reproducirse.
Pero el caso es que hoy por hoy, no la encuentro. Y además, creo que no hay ningún sitio donde pueda presentar una reclamación.
Bueno, hay alguien que ha contribuido bastante a que la líbido desapareciese y, aunque ya le he notificado su parte de culpa, yo sigo sin encontrarla.
Si alguien tiene alguna idea de por dónde empezar a buscarla, le agradeceré su sugerencia.
Estoy preocupada; creí que vivir con poco sexo era lo peor, pero es mucho peor vivir sin deseo.

lunes, 26 de julio de 2010

Aur revoire


A pesar de los muchos impedimentos y dificultades, al final me ausento una temporada por un descansillo vacacional.

Intentaré disfrutar del sol



De la buena gastronomía del lugar, si la hubiera


Y sobre todo, os echaré de menos.

A ti, mi ardiente anónimo,.....te estaré esperando









viernes, 23 de julio de 2010

Gilis no, gracias


Conozco a P. desde hace años.
P. es el típico tío madurito, que está bastante bien físicamente. Pero le pierde, al menos ante mis ojos, que es totalmente inmaduro y que suele hacer alarde de su físico.
Hoy, estando en una terraza varias personas, P. volvió a hacer alarde, y se hablaba del tema de la desnudez.
Se explayó, quiso impresionar -no con mucho éxito- y después le hice mi alegato:
"Mira P. a mí los tíos desnudos me parecéis todos iguales. Todos tenéis lo mismo. Unos, mejor colocado que otros, claro está. Unos con más barriguita, otros con más musculitos, unos con la polla más larga, o con la polla má gorda,....pero todos tenéis lo mismo.
No voy a negar que un buen cuerpo no me resulte apetecible. Pero no me impresiona un buen cuerpo, lo siento. A mí un tío me gana precisamente por lo que no se ve, creo que me explico.
A mí, lo que me puede impresionar de un tío, lo hace vestido. Me impresiona cómo hable y sobre todo cómo me hable. Me puede impresionar e impactar hasta límites insospechados cómo abrace y cómo acaricie, aunque luego desnudo no tenga un cuerpo 10.

Pero ese hombre, el que sin desnudarse es capaz de impresionarme, es el que yo quiero en mi cama. Ese hombre es el que yo deseo saborear y contemplar desde todos los ángulos posibles.
Lo dicho, P.: tú follas con los ojos y yo con muchas más cosas. Creo que tú te estás perdiendo mucho más que yo".
Para empezar, y aunque dadas las circunstancias yo no debería ser demasiado exigente,....paso de follar con un gilipollas! Antes prefiero el autoconsuelo.

miércoles, 21 de julio de 2010

Toma del frasco

Esta mañana mientras me duchaba y me aseaba para venir a trabajar pensaba en la cantidad de productos que utilizamos a diario: champú para el pelo, gel de baño, dentrífico, colutorio, crema hidratante, colonia/perfume,.... Eso como básico.
Luego estarían además los productos de belleza con los que ando algo reñida pues no logran los resultados esperados.
Y pensando en eso estaba, cuando caí en la cuenta de que si existiese un frasco que al abrirlo nos impregnara de cierta sensualidad, nos hiciese más atrayentes, magnéticos,...a todos nos encantaría tener uno, ¿verdad?
Pues yo lo tengo, metafóricamente hablando claro.
Quizás lo tenía hace tiempo, quizás me había olvidado de él, quizás es que pensé que era un producto que con el paso del tiempo caduca, o quizás es que no podía o no me atrevía a destaparlo.
Pero lo abrí, lo destapé y algo nuevo me impregnó.
No, no soy sensual ni atrayente ni magnética. Pero sí más que antes.
Porque eso se nota, se siente, y hasta hay quien lo percibe y no tiene ningún reparo en manifestarlo.
Sigo pensando que este verano mis hormonas están sufriendo una revolución diferente a la habitual debido quizás a un pequeño cambio en mi cuerpo.
Pero en el fondo es que he destapado ese frasco. Muchos de los que os pasáis por aquí habéis contribuido en cierta medida a ello, unos más que otros.
Os lo agradezco enormemente.
Hacía mucho tiempo que esta mujer que os escribe no gozaba de la propia sensualidad. De hecho, la creía inexistente.
Hoy existe. Y late. Y se percibe. No sé cuánto tiempo durará, ni cuándo se agotará el frasco.
Pero pienso disfrutar de ella.
No avergonzarme cuando alguien me mire, sino permitir que su mirada se recree.
Aceptar algunos halagos que, aunque escasos y que me cuestan de creer, ahí están.
No habrá imagen en este post, porque no sé si sabría encontrar alguna que tranmitiese lo que siento. Podría poner una mía, pero....eso rompería el encanto, ¿no?
Incluso voy a permitirme, aunque sea temporalmente, dejarme enganchada esta etiqueta de presonajes excitante.

lunes, 19 de julio de 2010

A media luz

En mis primeras experiencias del arte amatorio-sexual (y en las segundas, y en las terceras) siempre preferí que fuese a oscuras. No en penumbra, no, que puede tener su encanto. Cuanta más oscuridad, más a gusto me sentía yo. Algún tropezón involuntario nos costó esta manía mía a mí y al susodicho.
Sólo había una explicación a esa manía: ocultar al máximo posible a la vista del otro mi cuerpo. Disimular o esconder todas las imperfecciones de mi cuerpo me garantizaban (o eso creía yo) que la relación del momento diese mejor resultado.
Con el tiempo, empecé a aceptarme, al menos en la cama. Me dí cuenta que podía conseguir y dar mucho placer, a pesar de cómo fuese mi cuerpo (siempre y cuando el susodicho lo aceptase) y sobre todo independientemente de la luz que hubiese. Pasé entonces a sentirme cómoda haciéndolo en penumbras, con la iluminación justa para ver y ser vista, pero con la oscuridad suficiente para que ningún defecto fuese evidente.
Un tiempo después pasé a la era de la luz. Quería hacerlo a plena luz; no me importaba en absoluto ser vista, pero ante todo, quería ver.
Quería recrearme en todos sus detalles, en el cuerpo que estaba poseyendo y que iba a poseerme. Y no quería perderme ningún detalle sensorial, incluyendo los visuales.
Hoy en día el efecto lumínico que exista mientras follo no me importa demasiado, aunque tratándose de Él, quizás porque vuelva a sentirme de alguna manera como una adolescente, vuelvo a sentir aquel pudor antiguo a no mostrar mi cuerpo tal y como es.
¿Qué más da la luz? ¿Qué más da la postura? ¿Qué más dan las circunstancias? Hoy, tras convertirme en una salida confesa y con pocas oportunidades de apaciguamiento, lo importante es el placer: sentirlo, darlo y gozarlo.
A veces me sale una vena romántica y me apetece hacerlo a la luz de la luna, en luna llena. Esa luz mágica, blanca, alumbrando su silueta, su cuerpo acercándose a mí…..es algo que me produce un placer y una satisfacción indescriptibles. ¿Cuándo es la próxima luna llena?

jueves, 15 de julio de 2010

Castigada sin postre


Hoy fuimos a comer un grupo de compañeros de trabajo. Habíamos reservado mesa, por supuesto. Y en la mesa de al lado, estaban comiendo cinco bomberos, con sus uniformes de calle.

Nada más percatarme, escogí en la mesa el sitio idóneo para poder recrear mi vista durante toda la comida, y no me refiero al contenido de los platos.
Todos mis compañeros saben el morbo que me despiertan los bomberos (
creo que hasta vosotros lo sabéis ya).

Comimos y bebimos; varios platos como paella, gazpacho, ensaladas, bistecs,….todo rociado de un buen vino y cerveza sin alcohol para los que conducimos (ante todo, responsabilidad). Y el ingrediente que no ha faltado en toda la comida ha sido el morbo y el cachondeo.

Fijándome bien, observo que no eran tan atractivos. Tan sólo uno me resultaba apetecible físicamente. Pero es el uniforme lo que me pone, no me cabe la menor duda. Es algo normal: a vosotros, los chicos, os suele poner las chicas vestidas de enfermera o de colegialas, no?

Antes de servir los postres, yo ya tenía ganas de fumar. Para hacerlo, tenía que salir a la terraza contigua, donde se encontraban ellos, los propietarios de mis fantasías en ese momento.
Intenté contener las ganas de fumar pues sabía que en cuanto me levantase de la mesa y me dirigiese a la terraza, mis compañeros (sobre todo los masculinos) formarían algún revuelo.
Dos compañeras salieron a fumar, así es que aproveché y salí detrás de ellas. Como era de esperar, el revuelo se formó. Creo que hasta los bomberitos se percataron. Así es que, una vez en la terraza, me puse de espaldas a ellos y lo más alejada posible, no me atrevía ni a mirar.

Pero mientras me fumaba el cigarro, y mantenía una conversación trivial sobre el calor que estaba haciendo con las otras compañeras, no pude evitar que se me disparase la imaginación: ¿a cuál me follaría primero? ¿podría con los cinco? ¿sería un impedimento la diferencia de estatura? ¿lo de la manguera larga y dura sería sólo un mito?
Nadie, absolutamente nadie, se percató de mis pensamientos ni de mi excitación. Creo que afortunadamente.

Al volver a la mesa, decidí que ya que me había quedado sin un rico y sabroso postre, mejor me pedía algo del menú.
Los bomberos se marcharon. Recriminé un pelín a mis compañeros; creo que les asustaron. El psicólogo (había uno entre nuestros comensales) dijo que era de
lo más normal del mundo, los bomberos despiertan pasiones entre la mayoría de las féminas.

domingo, 11 de julio de 2010

Cuando el Deseo adquiere rostro

Ahora todo es diferente. No estoy preparada para saber si mejor o peor, pero sin duda, diferente.
Antes el Deseo no tenía forma definida; podía despertarse en una mirada con alguien con quien me cruzase, con una sonrisa seductora, con la observación de un culito respingón, con el baile sensual de una nuez al hablar, con unos hombros tentadores,….. Cualquiera era válido para despertar una sensación de deseo, aunque fuese momentánea.
El Deseo tiene ahora rostro, y por tanto, ha dejado de ser anónimo. Ahora sueño con que sean sus manos las que me acaricien, es su torso el único que yo deseo acariciar, es su sabor el único que quiero probar, sólo a él me quiero abrir,…
Ahora la excitación se concreta en un rostro, en un cuerpo, y creo que eso la hace más intensa. Por tanto, el placer consiguiente, lo es más también. Pero, tras recuperar el aliento, tras volver en mí,….como siempre, no hay nada.
Estoy lista. Tengo cuerpo y alma preparados para las decepciones; así es que aunque no logre que seas mío, eso no va a impedir que siga deseándote.
Quizás el Deseo tenga mil rostros y mil formas……hoy por hoy, sólo me interesan las tuyas

sábado, 3 de julio de 2010

Energía renovable


Como cada verano, me encanta ir a la piscina o a la playa. En realidad, lo que me gusta es tomar el sol.
Sentir ese calor intenso sobre la piel hace que me vaya recorriendo una especie de placer de pies a cabeza. Cuando la piel parece que está llegando a su límite de aguante, entonces una ducha refrescante o unas brazadas en el agua.
Vuelvo a sentirme fresca como una rosa. Y otra vez, a la parrilla, vuelta y vuelta.
Y así me puedo tirar varias horas con las consabidas paradas para comer, fumar, tomar café o charlar con algún conocido.
Esa sensación de abandonarme, de casi total entrega a los rayos de sol, me recarga de energías. Creo que todo tiene una explicación y es que los rayos de sol reactivan no sé qué vitamina que influye en el optimismo.
A la vuelta a casa, entre el calor, el cansancio, parece que las fuerzas me abandonaran. Una ducha tibia, una buena dosis de crema hidratante, una cena no muy copiosa,….. y al cabo de un par de horas la energía que fui recibiendo, como si de una placa solar se tratase todo mi cuerpo, se reactiva.
La temperatura corporal sufrida se transforma en explosión de deseo. No me falla nunca.
Ir un día a tomar el sol significa tener unas ganas locas de follar por la noche. Y no importa si algunas zonas de mi piel están enrojecidas y puedo sufrir dolor. Eso es un riesgo secundario. Se trata de una energía recibida que explosiona, y que ha de ser liberada. Y no de cualquier manera; no me serviría irme a hacer footing a medianoche. Es sexo…y si no puede ser en buena compañía, tendrá que ser en solitario.
Y si no se libera toda la energía, ahí quedará almacenada….. no corren tiempos para ir derrochándola.

martes, 29 de junio de 2010

Capullos

Hoy quiero un capullo en mi cama y una flor en mi boca.

lunes, 28 de junio de 2010

A mi amigo más íntimo

Eres mi amigo más íntimo, en todos los sentidos. Nuestra intimidad, confianza y saber hacer nos convierten en un tándem casi perfecto. No; yo diría que perfecto.
Ambos conocemos todos los secretos del otro, sabemos de nuestros puntos débiles y casi estamos seguros ya de lo que es capaz el uno del otro, sobre todo cuando interactuamos juntos.
Me he convertido en maestra en proporcionarte placer. Sé dónde te gusta ser acariciado, con qué presión, a qué velocidad, con qué intensidad,….. y me siento enormemente recompensada cuando veo las cuotas de placer que alcanzas gracias a mí y a la laboriosidad y cariño que pongo en mis manos.
Sin embargo, siento que ahora ya no tienes suficiente, necesitas más. Necesitas que sean otras manos –ajenas a nosotros- quienes te acaricien, otros labios que te besen, otra boca que te eleve…..
No me siento celosa, sé que para ti es una necesidad que ya es vital. Y deseo que esa otra persona sepa satisfacerte como yo lo hago. De hecho, creo que te mereces que sean muchas las personas que te conozcan y que comprueben de lo que eres capaz.
Yo seguiré estando a tu lado, proporcionándote placer, porque ambos nos necesitamos y tú sabes que nunca nos fallaremos, que el placer y el deseo nunca nos van a faltar.
(Oda a mi chichi…..a quién iba a ser si no?)

viernes, 25 de junio de 2010

Por partida triple

Personalmente, hay muchas maneras en las que un hombre puede excitarme (y casi diría que conquistarme). Creo que no soy muy exigente, no pido demasiado; pero si se dan las tres en uno, en una misma persona, es para perder la cabeza.

Por una parte está la atracción física. Un tío cachas, bien formado, musculoso…..lo siento, no suele atraerme. Me gusta verlo en fotos, elogiar su buena preparación física, pero nada más….no consigo ni en mis mejores momentos imaginarme en la cama con un tipo así.
Físicamente, me puede atraer una espalda, unos hombros, un torso incluso con barriguita pero bien puesta,…. De hecho (y aquí Nana sí dirá que soy rara) siento cierta predilección por los tipos normales, aquellos que no destacan demasiado.

La segunda cuestión por la que puede atraerme y/o excitarme un hombre es por todo lo concerniente al corazón. Sí, lo admito, soy una romanticona sin remedio, pero no puedo –ni quiero – cambiarlo. Me gustan aquellos detalles como observar qué piensa y siente ese hombre ante determinados aspectos de la vida. Me vuelve loca que sea capaz de cuidarme y mimarme. Que conste que soy muy capaz de cuidarme yo sola, pero acepto receptiva esos cuidados y atenciones.

Y la tercera cuestión que me pirra es que me conquisten a través del oído. No me refiero a que me metan la lengua en el pabellón auditivo, que igual hasta me gusta. Me refiero aquí a que ese hombre tenga una conversación agradable, con el que pueda hablar de cualquier tema que nos propongamos, que sepa escuchar y ser escuchado, que mire a los ojos de su interlocutor durante una conversación,…..

Parece simple, pero no lo es tanto. Pocas veces consigo encontrar a alguien que me excite por las tres vías, muy pocas veces.
Después existen otros aspectos que pueden ayudar a que un hombre me parezca perfectamente apetecible. No soporto a un hombre (y a nadie en general) que presuma de sí mismo, de su nivel cultural o de su aspecto físico, o de nada en concreto. Me resulta irresistible aquel que tiene todas o muchas de estas cualidades y ni siquiera se da cuenta de que las posee.
Un factor importantísimo es el buen sentido del humor. Si un hombre me hace reir, ya ha recorrido la mitad del camino hasta el cien por cien de mi interés por él.
¿Por qué todo esto? ¿Por qué tantas explicaciones? ¿Os parece que esto sea un anuncio para buscar pareja?
No, en absoluto. Esto es porque alguien, en una conversación, me dibujó con sus palabras como si yo fuese poco menos que una diosa, inalcanzable. Por supuesto, nada más alejado de la realidad.
Soy una mujer normal y corriente, con la que os cruzaríais por la calle sin prestarle la más mínima atención. Una mujer que tiene el hobbie de escribir y leeros….nada más.
Y que tiene unos gustos en cuanto a hombres…ya véis que nada particulares, que no soy muy exigente, pero que prefiero estar con un hombre que me excite por partida triple.


miércoles, 23 de junio de 2010

A flor de piel




No estoy muy segura de cuál debe ser la razón. Quizás sea que la primavera –al menos atmosféricamente hablando- se esté alargando más de lo habitual. Aunque creo que la llegada del verano y el calor lo aumentará mucho más.
Quizás sea que siento que se me está acabando el tiempo de vivir y sentir.
Quizás sea que esté más salida de lo que pensaba, o puede que sea todo lo contrario.

El caso es que tengo las emociones y las sensaciones a flor de piel. Todo lo que siento, creo que lo estoy sintiendo con una intensidad fuera de lo común, al menos de lo que es fuera de lo común en mí.

El deseo que va por dentro –como la profesión, o al menos eso dicen- es cada vez más intenso, cada vez más difícil de controlar. Se está volviendo inmensurable llegando a aparecer en las situaciones más cotidianas.
Siento nacer el deseo en el mismo centro de mí, y luego me recorre de pies a cabezas, en todas direcciones, para volver con mayor intensidad al mismo lugar en el que nació.

Nace –y desgraciadamente muere- a cada instante: deseo a ese motorista que se paró junto a mí en un semáforo en rojo, deseo a ese conserje que sonrió al dar los buenos días, deseo a ese médico con las manos frías y suaves que me auscultó en una revisión médica, deseo a ese compañero con el que tomo café casi todas las mañanas…… El deseo ofrece miles de proyecciones, y todas irreales salvo en las sensaciones.

Todas esas sensaciones las vivo en mi cuerpo constantemente: me alucina el roce de las sábanas sobre mi cuerpo desnudo, me enerva el roce con una persona al cruzarnos en una entrada, me excitan mis caderas cuando las imagino moviéndose,…
Es tan intenso el deseo como una voraz lengua de fuego. Y no hay más opciones que apagarlo o controlarlo para que no se extienda.


sábado, 19 de junio de 2010

Hombros....mucho más

Continuamos con los hombros.
En el post anterior pensé pedir fotos anónimas de los vuestros, pero pensé que no tendría éxito y ni lo mencioné.
Pero dado que hay una voluntaria que me ha hecho llegar la foto de su hombro, la publico, la felicito por su valentía y animo a quien quiera enviar una para llenar este post con esas lindas maravillosas.
Si alguien lo desea, se publicará su foto en el más completo de los anonimatos.



jueves, 17 de junio de 2010

Tu hombro, hombre



El hombro es una de las partes del cuerpo que más sensibilidad me despiertan y que más pueden llegar a excitarme. Cuando veo a cualquier hombre que me resulte mínimamente atractivo, suelo fijarme en la forma de sus hombros, y de su espalda.
No es necesario que tenga unas espaldas anchas, bien formadas, tipo culturista,....para que unos hombros me atraigan considerablemente.


Empecé a fijarme en la sensualidad de los hombros cuando hace muchos años estábamos un grupo de amigos en una terraza, tomando un refresco a media noche, charlando de temas banales y otros que no lo eran tanto, y en mitad de la conversación, sin venir a cuento, el amigo que estaba sentado a mi lado me dió un beso en el hombro en el que yo sólo lucía unos tirantes de una camiseta.
Me quedé sin saber qué decir y él me dijo que no había podido evitarlo, que le encantaba mi hombro.
Y pensé entonces que quizás los hombros ejercían cierta atracción que a mí llegaron a influirme también.
Y la ejercen. Claro está que yo me fijo más en los hombros masculinos que en los femeninos.



Actualmente existen unos hombros que me están robando el sueño. Y si sueño, o simplemente cierro los ojos, sueño con besarlos, con acariciarlos, con recostarme en ellos, con verlos sobre mí, y debajo de mí,.... y en todas las posturas que se me puedan ocurrir en que yo observe esa delicia de curvatura.


/a>

martes, 8 de junio de 2010

Pobre ingenua

¡Qué ingenua! ¡Qué equivocación!
Creía que tenerte así, saboreando el centro de mi placer, me hacía dueña y señora dominadora de la situación. Y quizás lo sea, pero sólo hasta el mismo instante en que abro mis piernas y espero que tu boca se hunda en mí.
Pensaba que podía cerrar mis piernas en el momento que quisiera, o pedirte que pararas cuando yo quisiera y salir indemne.
Nada más lejos de la realidad.


Cuando llegas ahí, cuando empiezas a tocar las fibras y los puntos adecuados, cuando tu lengua, tus labios y tus dedos empiezan a jugar, dejó de tener cualquier atisbo de dominación que hubiese tenido.
Paso a estar a tu merced. El abandono es total, las sensaciones incontrolables, el placer inmenso. Y tú eres quien domina, quien podría parar y hacer que me volviese loca la ansiedad.
Pero sigues, sigues…..Mientras tu lengua juega, y tus dedos hurgan, ya no existe nada más para mí en el universo, porque el centro del mismo está en tu boca.


Oleadas de placer inmenso que acaban muriendo en tus labios, mientras mi cuerpo, retorcido de éxtasis y magia placenteros, cae abandonado, a tu merced.
Has dominado toda la situación y seguirás dominándola porque ahora necesito más.



miércoles, 2 de junio de 2010

Sus pechos su descubrimiento, por Hielo


Se encontraba en su reducto de paz. El único momento del día donde tanto el espacio como el tiempo eran completamente suyos; sin saber cómo, toda su familia le respetaba ese ritual. Tras un día agotador tenía la costumbre de dedicarse a ella nada más. Se encerraba en el baño y unas veces, cuando más cansada estaba se sumergía en la bañera, pero la mayor parte de los días se conformaba con una ducha aunque sin prisas. Le servía para desconectar, para cargar las pilas y, sobre todo, para mantener cierta autonomía. Ser madre y esposa desde el primer minuto del día le resultaba gratificante y le hacía sentir bien, pero la dejaba exhausta. Necesitaba su intimidad o, como a ella le gustaba decir, su dosis de egoísmo.

Le gustaba colocarse delante del espejo empañado para ver su imagen reflejada. Siempre se miraba largo rato desnuda con ese velo que le proporcionaba el vaho. La pátina de agua disimulaba los efectos del paso del tiempo en su anatomía y eso le resultaba agradable, así se veía muy bonita. El reflejo le hacia entrever un cuerpo femenino que le resultaba sensual. Cogió la crema y comenzó a extendérsela pausadamente sin abandonar ese regusto dulce que le provocaba mirar su cuerpo desnudo en el espejo.

Al llegar a sus pechos, como eran enormes según pensaba ella, volvió a coger una nueva dosis de crema. Según aplicaba la crema delicadamente, le vino a la cabeza la mirada de un compañero esa misma mañana, al compartir ascensor. Ella llevaba unas carpetas bajo el brazo y al hacer ademán de pulsar el botón de su planta, coincidió en el gesto con su compañero que se echaba también hacia delante e intentaba también marcar su piso. En ese instante ella fue consciente de que él había fijado su vista por unos instantes en su escote. Pero lo que más le había llamado la atención había sido la sonrisa dibujada en la cara de su compañero de ascensor. No era una mueca de baboso que tan acostumbrada estaba a ver en los hombres que se fijaban en sus pechos. Era más bien un rictus de disimulada felicidad. En ese instante fue consciente de que igual que a ella le alegraba el día coincidir con el macizo del despacho contiguo, esa mañana, por obra y gracia de su canalillo y las carpetas, había sido ella la protagonista de la felicidad ajena.

Se cogió ambos pechos con sus manos, levantándolos, de esa guisa se veían dos globos maravillosos coronados por unos pezones rosáceos. Limpió la zona del espejo donde se reflejaban y reparó detenidamente en ellos. Eran todo un homenaje a la madre naturaleza y así, entre sus manos, como una ofrenda a los dioses, un delicado manjar para cualquier hombre. Inmediatamente recordó una charla por messenger de tiempo atrás; un hombre tras los saludos preliminares había ido a saco en la conversación. Le había preguntado por su anatomía, solicitándole detalles concretos sobre sus pechos y su trasero. Ella, con cierto desdén, había seguido el juego y le había hecho partícipe de su abundante delantera.

Él, como si hubiese enganchado una presa, comenzó a asediarla con preguntas sobre la talla de sujetador, o el tamaño o el color de sus pezones. Sin disgustarle el juego, al sentirse admirada y deseada por tener unas tetas como dos carretas, le había aclarado inmediatamente al procaz interlocutor que sus pechos no eran precisamente la zona erógena más destacada en ella. Lo que contestó él se le quedó grabado a fuego, le dijo que si tuviera la oportunidad de acariciárselos, sus pechos, se descubrirían para ella como una fuente inagotable de placeres.

En ese instante, con sus pechos en las manos, una ráfaga le trajo a la cabeza la desidia de su pareja en materia sexual. Tras los hijos, el sexo en ellos se había convertido en una rutina. Una rutina que siempre la llevaba al mismo estado mental. Su marido no la deseaba, simplemente, aliviaba sus calenturas sin prestarle la más mínima atención. Nunca hablaba de si ella había alcanzado el orgasmo mientras siempre la urgía cuando él no lo conseguía. Cuando él se corría inmediatamente se daba la vuelta en la cama y ella se quedaba insatisfecha. No tanto por no haberse corrido también sino por sentir que su marido no la deseaba.

Ahora, mientras acariciaba sus pechos para extender la crema, llevó sus dedos a los pezones. Deslizó en círculos las uñas por su aureola intentando atender y descubrir qué sentía, los apretó entre sus dedos, tiró de ellos hasta que se desprendieron de las yemas . Súbitamente notó que el calor y la presión en el vientre iban acompasados con cada movimiento de sus dedos. Estaba excitada por una mezcla de imágenes y pensamientos. Acariciar así sus pechos se había transformado en un placer creciente. Siguió jugando con sus dedos en su pezones, los pellizcaba cada vez más fuerte, los retorcía, incluso, sin saber cómo se vio descubrió frente al espejo haciendo algo que siempre había pensado y nunca había llevado a la práctica como era lamérselos ella misma. Era muy excitante la imagen que ahora le devolvía el espejo.

Acercarse los pezones a sus labios y sentir su textura en ellos, empaparlos con su saliva y atraparlos entre sus dientes para morderlos delicadamente le había proporcionado varios latigazos de placer que le recorrieron la espalda para explotarle en su entrepierna. Nunca antes sus pechos fueron tan protagonistas de su placer íntimo. Ahora según succionaba gozosa sus pezones, sentía como el coño se le inundaba y esponjaba y, al tiempo, su clítoris estaba cada vez más inflamado y sensible. Haciendo algo inusual en ella, se propuso algo distinto, masturbarse pero esta vez quería intentar no llevar los dedos a su coño. Cuando se excitaba, bastaban unos sabios movimientos de sus dedos sobre el clítoris para alcanzar un orgasmo que la dejaba satisfecha.

Sin ser consciente de qué hacía, trabajó sus pezones con dedicación y descubrió que cada movimiento de sus manos, cada ligera presión de sus dedos o sus uñas, cada lametón que les daba tenían su reflejo en su coño. Nunca antes había sentido tan sensible la entrepierna sin siquiera acariciarse. Los latidos de su corazón recorrían una y otra vez un camino delicioso que iba desde su culo hasta el monte de Venus, sentía como si el clítoris le fuese a explotar. Incluso le preocupaba que su coño comenzase a expulsar su flujo que sentía hervir en su interior.

Sin prisa pero sin pausa siguió acariciándose de esta manera tan nueva como distinta. El calor se había extendido a toda su anatomía, era capaz de sentir cada vena de su cuerpo latir y, al tiempo, esos latidos parecían acabar todos en su sexo. Sobre el lavabo descansaban dos pequeñas pinzas del pelo, sin pensarlo, las cogió y las aplicó para pellizcar ambos pezones… un fogonazo de placer, en vez de ningún dolor, sintió cuando se atrapó el primer pezón, inmediatamente cogió la otra pinza y la colocó en el otro pezón. Miró al espejo y vio sus pechos enmarcados por su manos, los pezones atrapados por ese juguete improvisado y al moverse para acercarse más y ver en el espejo cómo estaban sus pezones aprisionados, sintió que sus caderas cambiaban de orientación su pubis y éste comenzó a sufrir contracciones cada vez más intensas que culminaron en un orgasmo prolongado y dulce. Cerró los ojos, apretó con fuerza los pechos con ambas manos y se abandonó a ese festival de placer.

Al abrirlos, el vaho había desaparecido casi por completo del espejo. En ese instante se vio más bonita que nunca, los pechos aún conservaban las pinzas, sus mejillas estaban todas coloreadas de rubor, sus labios parecían pintados de carmín y sus manos masajeaban justo debajo de su ombligo, sintiendo cada pliegue de su vagina encharcado. Miró alrededor y se dio cuenta de que aquello era el cuarto de baño, su baño, inmediatamente se lavó la cara, terminó de secarse y abrió la ventana. Al cabo de dos horas, ya en la mesa, según cenaban su marido le dijo, ¿cariño es que te has maquillado? Ella, involuntariamente, volvió a renovar el rubor de sus mejillas y al no saber qué contestar se limitó a decirle: no digas bobadas y alcánzame el agua, será un sofoco que ya soy muy mayor.

sábado, 29 de mayo de 2010

Ahora sí

Ahora entiendo lo que me quieres decir cuando me dices que te pongo burro.


viernes, 28 de mayo de 2010

Fontanero

La de fontanero es otra de esas profesiones que me parecen excitantes; desde mi punto de vista, claro, no de la del profesional.
Ese hombre que viene a revisar las cañerías atascadas, los grifos que no cierran bien,…. Se agachan para mirar de desenroscar un desagüe y el mono de trabajo marca sus muslos prietos.
Esas manos, apretando fuertemente tuercas, seguro que saben apretar y aflojar con la presión justa, según requiera la ocasión.
O cuando por la posición de la avería a arreglar, se tumban en el suelo boca arriba y tú allí, mirándole, salivando, e imaginando hacer realidad más de una fantasía.
>
En contrapartida diría que esos fontaneros que dejan que sus pantalones vayan caídos y, que al agacharse, se vea el inicio de la raja de su trasero,…..en este caso, no se me despierta en absoluto la inspiración.
Algo deben tener los fontaneros de icono sexual y de ir regando su gracia por ahí que cuando un niño no se parece al padre, se suele decir que es hijo del fontanero.
El fontanero desatasca las tuberías atascadas, hurga en ellas todo lo que haga falta, y al final todo corre como debe correr. Así es que, si hay algún fontanero por el foro que le se le dé bien hurgar y desatascar….pues que deje un aviso.

domingo, 23 de mayo de 2010

Con las cortinas sin echar



Eran las cuatro de la mañana de una calurosa noche de verano de luna llena. Volvía a casa como cada noche de cada fin de semana, después de mi jornada laboral en un bar de copas.
Era mi segundo trabajo pues con el primero no me llegaba para pagar la hipoteca de mi recién estrenado piso, las letras del coche, los gastos fijos mensuales, la compra,….en fin, era el alto precio que pagar por una soñada independencia.


Llegué, corrí las cortinas del salón y me fui a la ducha. Al salir, me quedé desnuda; quería disfrutar del escaso frescor que traía consigo la madrugada.
Fui a por un refresco de naranja a la nevera; sólo quedaban cuatro cubitos de hielo, así es que los eché todos en el vaso de la bebida.
Me puse los cascos de mi iPod, y me senté frente a la ventana del balcón, sintiendo la noche en todos los poros de mi piel. Mientras oía música e intentaba descansar un poco antes de irme a dormir, pensaba en las cortinas.
Nunca me había gustado mucho tapar las ventanas con cortinas. Cuando me mudé al piso, decidí hacerlo pues no era mucha la distancia que separaba mi balcón de las ventanas de un bloque de enfrente. Y dada mi manía de pasearme desnuda por toda la casa, no quería ser objeto de miradas extrañas.


Pero a las cuatro de la mañana, nadie estaría pendiente de mi balcón. No se veía ni una sola luz encendida; ni tan sólo la mía. Era cierto que la luna brillaba con todo su esplendor y seguro que alguien podría vislumbrarme desde la ventana que caía justo enfrente de la mía, pero era más que improbable.
Seguía teniendo calor a pesar de estar el balcón abierto, yo desnuda enfrente y haber acabado mi refresco.


Cogí un cubito de hielo del vaso y remojé mi nuca, mis brazos, mi escote….la sensación era maravillosa y refrescante. Humedecí con el hielo mis pechos, luego los pezones. El frío hizo que se pusiesen duros ….empecé a humedecer mis muslos, las piernas, hasta los tobillos.
El cubito de hielo había disminuido ya algo de tamaño. Abrí mis piernas y acaricié con él todo mi ardiente coño.
Primero los labios exteriores, luego los interiores,…..moví el cubito en círculos sobre mi clítoris.


Lo paseaba hacia arriba y hacia abajo, con energía mientras notaba como el agua deshaciéndose iba humedeciendo mis manos y bajaba suavemente por mis piernas.
Durante unos minutos mantuve las caricias sobre aquella parte ardiente, mientras empezaba a sacudirme una leve oleada de placer.
El hielo se había reducido ya considerablemente y pensé introducirlo en mi vagina y dejar que acabase de deshacerse en ella, mientras yo sentía cómo el agua brotaba al exterior y mojaba mis piernas como si de una micción se tratase.
Pero se me ocurrió algo mejor. Metí el pequeño trozo de hielo en mi boca, y lo deshice en ella, deleitándome así en mi propio sabor.
Notar mi íntimo sabor me excitó enormemente. Y estaba dispuesta a liberar aquella tensión
Abrí mis piernas y con mis dedos empecé a acariciarme, dibujando los mismos senderos que instantes antes había hecho con el hielo.
Con el dedo corazón acariciaba todo mi coño, de arriba abajo, sin cesar, sólo el tiempo necesario para masajear mi clítoris y mantener la excitación. Introduje el mismo dedo en mi vagina, y mientras lo hacía entrar y salir, presionando, con el dedo pulgar seguía dedicándome al ya duro y casi reventón clítoris.
Hice que esos movimientos fuesen cada vez más rápidos, aumentando en intensidad, acelerando, presionándome,….hasta que, no pudiéndome contener más, estallé en un orgasmo como nunca me había producido yo misma.
No fui consciente de nada durante unos segundos; creo que gemí, que incluso grité, pero no podía recordarlo.



Una vez recuperada decidí que ya estaba lista para irme a la cama. Aunque quizás allí me daría un nuevo festín.
Al ir a cerrar la ventana, vi como la luz de el piso de enfrente estaba encendida y de pronto se apagó.
¿Habría visto alguien mi juego personal? ¿O quizás sólo lo habría intuido por unos movimientos en las sombras? ¿O puede que yo hiciese más ruido del que era consciente?
¿Y quién me habría visto? Ni siquiera sabía quién vivía en aquel piso.
Tal y como estaba el mío, a oscuras, decidí no pensar demasiado en ello. Después de todo, quizás le habría dado una alegría nocturna a alguien.
El inconveniente era que yo no sabía de quién se trataba y que podría encontrarme con esa persona en la panadería del barrio sin saberlo ni ser consciente.
Eran ya más de las cinco de la mañana. Decidí dejar esos pensamientos de lado, al menos de momento, e irme a dormir. Pero llamaron a la puerta. ¿Quién podía ser a aquellas altas horas de la madrugada?
Algo asustada, fui a mirar por la mirilla. Había un tipo, guapo, interesante, y con cara de sueño. ¿Sería el vecino de enfrente? ¿Sería el de arriba que oyó mis gemidos a través de la ventana abierta?
Abrí la puerta, con la cadena puesta y dispuesta a enfrentarme con algo de pudor a lo que fuese y a quien fuese.
- Buenas noches. Verás, sé que te parecerá extraño que venga a llamar a estas horas pero vengo a traerte esta bandeja de hielo de parte del vecino de enfrente –me dijo aquel desconocido.
Sentí que me ruborizaba. Seguro que había sido testigo de todo, sino a cuento de qué iba a estar sucediendo ante mis narices aquella situación tan extraña. Algo molesta contesté:
- Bueno, ¿a qué viene esto?
Me quedé esperando su respuesta, quería saber qué había visto y qué pretendía.
El tipo me contestó:
- Mira, yo tampoco tengo mucha idea. Ahí enfrente vive mi padre, tiene 75 años. Yo he venido a pasar unos días con él. Sentí un ruido y me levanté, encendí la luz de su habitación, y me encontré a mi padre, de pie frente a la ventana, haciéndose una paja. ¡No me lo podía ni creer! Cuando intenté disculparme por la interrupción, me ordenó apagar inmediatamente la luz. Me fui al salón para que acabase con lo que tenía entre manos, y vino tras de mí y me dijo: “Hijo, créeme que lo que digo lo digo por tu bien, como siempre he hecho: coge una bandeja de cubitos de hielo del congelador y llévaselo a la vecina de enfrente. Hazme caso”.
Y yo, que siempre he confiado en el criterio de mi padre aunque creo que hoy estaba chocheando, pues seguí fielmente sus instrucciones.
Sonreí ante lo absurda que me parecía aquella situación y dado que volvía a tener hielo no se me ocurrió nada mejor que compartirlo e invitar a aquel desconocido a entrar.

Dedicado al excamarero más sexy que conozco y muy poco consciente de las pasiones que despierta lo cual le hace infinitamente más atrayente.

martes, 18 de mayo de 2010

Dime que no




Seguro que sabes que ahora me dirijo a ti, a ti exclusivamente.
No vale escudarse en la timidez, en el miedo ni en nada. Ahora sólo es deseo, y ha llegado la hora de darle rienda suelta.
Estoy exhausta de mí misma. Conozco mi cuerpo y el placer que puede darme; pero ahora quiero compartirlo contigo. Ahora te necesito a ti.
Entiendo que tengas dudas, y respetaré que no quieras pasar a pesar de tener las puertas abiertas.
Pero da un paso, atrévete, entra…..poco a poco.
Desnuda ante ti, quiero que tus manos acaricien mis pechos. Dime, mirándome a los ojos, que no deseas poseerlos, meterlos en tu boca, lamer mis pezones.
Acaricia con tus manos todo mi cuerpo. Dime que no te alcanzan los impulsos que me recorren.
Toca con tus manos mi lugar más íntimo. Dime que su hospitalaria humedad no te invita a entrar, a quedarte, a querer más.
Quiero que tu lengua recorra cada parte de mi cuerpo, lo mismo que mi lengua hará con el tuyo. Intercambiemos nuestros sabores. Y cuando estés subiendo a la cima de la ola del placer, deseando abandonarte, dejando tu destino momentáneamente en mis labios y en mi lengua……entonces, en ese momento dime que esto no es deseo.

Si eres capaz de decirme todo esto, entonces desistiré.
Mientras tanto, seguiré esperándote, soñándote como la mejor de mis fantasías, ardiendo mientras imagino recorrer contigo caminos del placer, unos conocidos y otros por explorar.
Pero si vienes……por favor, no tardes.

domingo, 16 de mayo de 2010

Encuesta banal

Como anuncio comercial, lo encuentro genial.

Y se me ocurre invitaros a participar en una encuesta (tonta, como todas las encuestas) pero que sirven para pasar el rato.

¿Qué creéis, según vuestro criterio, que estará pensando la chica?

a) Mi primera mamada y resulta que es esto: no sabe a nada, demasiado duro, no sé...no me mola

b) Espero que se corra pronto y se dedique a mí con el mismo esmero que yo le estoy poniendo.

c) La tiene dura, pero fría. Este tío es raro, raro.

¿Y qué pensará el chico?

a) Mejor le cojo la cabeza, delicadamente, y dirijo su boca hacia el lugar correcto.

b) Es nuestra primera cita, no la decepcionaré; gemiré (mmm,sí, sigue....) como si me estuviera enterando de algo.

c) Mejor le tumbo el asiento y se lo como yo a ella, que se entere cómo y dónde se hace

Si además de contestar alguien se anima y explica su primera experiencia con el sexo oral, pues más divertido será.

Mirad, para romper el hielo, os explico yo la mía:

Fue en un coche pequeño (un corsa), mi asiento hacia atrás, el tío chupador era más largo que un día sin pan y no encontraba la pose cómoda,....total: que no estuvo mal, pero ni fu ni fá.

A la segunda, buscamos un lugar más cómodo, y me elevé al cielo y caí en picado hacia los infiernos, una y varias veces sucesivas.....fue increíble! Desde entonces y hasta ahora, nada me gusta ni me eleva más.

La primera vez que yo lo practiqué a un chico no sabía ni por dónde empezar; me guié por la lógica, y claro empecé por la punta. Me concentré pensando en el sabroso manjar y no salió mal, el tío se moría de gusto, se corrió. Sólo al acabar me dijo: "nena, la próxima vez ten más cuidado con los dientes"

sábado, 8 de mayo de 2010

Crisis


Estamos en crisis. Estoy en crisis. No voy a hablaros de ello, ¿para qué? No hay casi nadie que no la sufra en mayor o menor medida. Y, aparte de estar llena de deudas, de tener los bolsillos vacíos, de ir perdiendo esperanzas en el futuro, al menos aún conservo mi trabajo. Pero ha sucedido algo inaudito: la crisis ha afectado a mi líbido.

De pronto, el deseo se ha apaciguado sin que nada ni nadie lo haya calmado. No tengo apenas fantasías eróticas. Puedo mirar a cualquier hombre sin humedecerme casi instantáneamente. Una putada, vamos.

Porque una cosa era que mi vida sexual estuviese en crisis, pero la líbido estaba en su sitio, por encima incluso de las cuotas que yo considero normales. Pero ahora…..nada!
Ni siquiera puedo estar segura de si ha sido la crisis económica la que me ha afectado o quizás algún tipo de crisis personal, o emocional. No tengo mucha idea.

Ahora me estoy planteando si cambiarle el nombre al blog, o si lo elimino o si me olvido definitivamente del sexo y me encierro en un monasterio o algo similar, como Alonso.

martes, 4 de mayo de 2010

Dando y donando


La Donación de mis órganos....

Quiero el día que yo muera
poder donar mis riñones,
mis ojos y mis pulmones.
Que se los den a cualquiera.

Si hay un paciente que espera
por lo que yo ofrezco aquí
espero que lo hagan así
para salvar una vida.
Si no puedo respirar,
que otro respire por mí.

Donaré mí corazón
para algún pecho cansado
que quiera ser restaurado
y entrar de nuevo en acción.

Hago firme donación
y que se cumpla confío
antes de sentirlo frío,
roto, podrido y maltrecho
que lata desde otro pecho
si ya no late en el mío.

La picha yo donaré,
que se la den a un caído
y levante poseído
el vigor que disfruté.
Pero pido que después
se la pongan a un jinete,
de los que les gusta brete.
Sería eso una gran cosa
yo descansando en la fosa
y mi picha dando fuerte.

Entre otras donaciones
me niego a donar la boca.
Pues hay algo que me choca
por poderosas razones.
Sé de quien en ocasiones
habla mucha bobería;
chupa lo que no debía
y prefiero que se pierda
antes que algún comemierda
mame con la boca mía.

El culo no donaré,
pues siempre existe un confuso
que pueda darle mal uso
al culo que yo doné.
Muchos años lo cuidé
lavándomelo a menudo.
Para que un cirujano boludo
en dicha transplantación
se lo ponga a un maricón
y muerto me den por el culo.
Autor: Dudoso
Yo dono de mí todo lo que sea aprovechable. Y espero que tarde tanto tiempo en morirme, que ya nada sirva. No es egoísmo, entendedme, es que prefiero gastarlo yo durante décadas y décadas.
Pero, al contrario que el ilustre Cela, yo sí que dono mis tetas, mi culo y mi chocho. Y razones poderosas tengo:
- Mis tetas y mi culo son enooooormes. O sea, que con una sola donación, podría satisfacer a dos o tres personas.
- El culo, como órgano sexual no como nalgas, está estrenado pero prácticamente sin usar.
- Y el chocho está en muy, muy buen estado. Muy cuidado. Y, tal y como están las cosas hoy en día, lo podré entregar semi-nuevo.
A aquellos receptores de éstas mis partes les ruego que hagan mucho, mucho uso de ellas, el uso que quieran mientras me dé gusto, que igual disfruto en el más allá lo que en el más acá parece tan difícil.