viernes, 5 de noviembre de 2010
Más salida que nunca
Ahora estoy más salida que nunca, pero en el sentido más literal de la palabra…..estoy fuera. Han surgido nuevas situaciones personales y profesionales que me impiden estar aquí tanto como antes, tanto como me gustaría. A esto hay que añadir unos problemillas técnicos con blogger y que soy incapaz de resolver.
Aunque sustancialmente mi vida sigue siendo la misma, algunas cosas han cambiado, otras no.
Sigo considerándome una salida, que me excito fácilmente por cualquier cosa y ante cualquier estímulo. Y sigo cultivando “el amor propio”, la autocomplacencia.
Ha cambiado que ahora sí deseo a alguien en concreto, y sé por qué le deseo.
Ha cambiado también que, aunque poco a poco y muy lentamente, empiezo a pensar que quizás sí soy excitante, y ahora hablo meramente de cuestiones corporales, no sentimentales ni cerebrales. Incluso creo que podría llegar a ser capaz de seducir , de atraer a alguien.
En una ocasión uno de vosotros me preguntó qué me excitaba más, si seducir o ser seducida. Respondí que ambas cosas eran excitantes para mí con una enorme diferencia. Soy una chica fácil, soy fácil de seducir (no conquistar, que no es lo mismo). Pero seducir yo misma es algo harto difícil………..al menos ahora no lo veo imposible.
Sé que soy la misma y sin embargo me veo diferente cuando me miro al espejo. Mi cuerpo también ha ido cambiando en este tiempo.
Ahora la excitación se queda anclada en mi cuerpo, y muere en mis dedos……..soy incapaz de transmitirla por escrito, pero sé que soy tan capaz o más que antes de sentir, de desear, de excitarme, de complacerme y de complacer.
lunes, 11 de octubre de 2010
En el aparcamiento
El hombre sujetó la cabeza de la mujer y la acompañó en los vaivenes que él creía que aquella boca debía dar a su polla.
- Oye, tío, qué fuerte…..se me está poniendo dura!
- Ni se te ocurra,….si te vas a hacer una paja te vas al lavabo
- ¿Y perderme esto? ¿Sin ver cómo acaba? Tú no mires, anda……….- y aquel hombre sacó su polla por entre la cremallera del pantalón y empezó a hacerse una paja, que quería culminar justo cuando culminara lo que sus ojos estaban mirando a través del monitor.
- Desde luego….es que eres un guarro, joder
- Sí, sí,….pero momentos como éstos no se viven cada noche. No te cortes tío…..lo que pasa en la cabina, queda en la cabina.
Y su compañero, sacó su polla ya dura a reventar. Y ambos empezaron a pajearse, sin dejar de mirar atónitos a aquella mujer que tan magistralmente la chupaba, mientras en sus imaginaciones la veían chupándosela a ellos.
“Eres una zorra…..te vas a enterar”, y penetró su polla ardiente por el culo de ella, sin muchos miramientos. Ella gimió, mezcla de placer y dolor. Él la obligó a apoyar su cabeza y el tronco sobre el capó del coche, eso permitiría que la entrada en aquel culo maravilloso fuese más fácil.
Y la embistió, una y otra vez,…….mientras cogía sus nalgas con sus manos, y abría y cerraba aquel maravilloso y cada vez más dilatado agujero. En el momento de correrse, dentro de su culo, cogió sus tetas y las apretó fuertemente….nuevamente el dolor y el placer se hacían compañeros.
Y los dos gritaron, y él se estremeció, y ella quedó unos segundos exhausta sobre el coche, sin poder moverse.
Los vigilantes pensaron que ella le estaba dando su teléfono, o su dirección, para volver a recibir una nueva dosis.
La mujer montó en su coche y se marchó. El hombre subió al suyo, arrancó el motor, y con una sonrisa de placer en su rostro, leyó la nota:
viernes, 1 de octubre de 2010
Puto estrés
sábado, 25 de septiembre de 2010
Pequeño pero matón
Las dos manos juntas, con todos sus dedos, desabrochasteis su cinturón y bajásteis su cremallera. Ya se percibía que allí luchaba “algo” por ser liberado.
miércoles, 15 de septiembre de 2010
Iniciativa
lunes, 30 de agosto de 2010
Objetos perdidos
lunes, 26 de julio de 2010
viernes, 23 de julio de 2010
Gilis no, gracias
Pero ese hombre, el que sin desnudarse es capaz de impresionarme, es el que yo quiero en mi cama. Ese hombre es el que yo deseo saborear y contemplar desde todos los ángulos posibles.
miércoles, 21 de julio de 2010
Toma del frasco
lunes, 19 de julio de 2010
A media luz
Quería recrearme en todos sus detalles, en el cuerpo que estaba poseyendo y que iba a poseerme. Y no quería perderme ningún detalle sensorial, incluyendo los visuales.
¿Qué más da la luz? ¿Qué más da la postura? ¿Qué más dan las circunstancias? Hoy, tras convertirme en una salida confesa y con pocas oportunidades de apaciguamiento, lo importante es el placer: sentirlo, darlo y gozarlo.
jueves, 15 de julio de 2010
Castigada sin postre
Todos mis compañeros saben el morbo que me despiertan los bomberos (creo que hasta vosotros lo sabéis ya).
Intenté contener las ganas de fumar pues sabía que en cuanto me levantase de la mesa y me dirigiese a la terraza, mis compañeros (sobre todo los masculinos) formarían algún revuelo.
Dos compañeras salieron a fumar, así es que aproveché y salí detrás de ellas. Como era de esperar, el revuelo se formó. Creo que hasta los bomberitos se percataron. Así es que, una vez en la terraza, me puse de espaldas a ellos y lo más alejada posible, no me atrevía ni a mirar.
Nadie, absolutamente nadie, se percató de mis pensamientos ni de mi excitación. Creo que afortunadamente.
Los bomberos se marcharon. Recriminé un pelín a mis compañeros; creo que les asustaron. El psicólogo (había uno entre nuestros comensales) dijo que era de lo más normal del mundo, los bomberos despiertan pasiones entre la mayoría de las féminas.
domingo, 11 de julio de 2010
Cuando el Deseo adquiere rostro
Antes el Deseo no tenía forma definida; podía despertarse en una mirada con alguien con quien me cruzase, con una sonrisa seductora, con la observación de un culito respingón, con el baile sensual de una nuez al hablar, con unos hombros tentadores,….. Cualquiera era válido para despertar una sensación de deseo, aunque fuese momentánea.
sábado, 3 de julio de 2010
Energía renovable
Vuelvo a sentirme fresca como una rosa. Y otra vez, a la parrilla, vuelta y vuelta.
Y así me puedo tirar varias horas con las consabidas paradas para comer, fumar, tomar café o charlar con algún conocido.
martes, 29 de junio de 2010
lunes, 28 de junio de 2010
A mi amigo más íntimo
Ambos conocemos todos los secretos del otro, sabemos de nuestros puntos débiles y casi estamos seguros ya de lo que es capaz el uno del otro, sobre todo cuando interactuamos juntos.
No me siento celosa, sé que para ti es una necesidad que ya es vital. Y deseo que esa otra persona sepa satisfacerte como yo lo hago. De hecho, creo que te mereces que sean muchas las personas que te conozcan y que comprueben de lo que eres capaz.
viernes, 25 de junio de 2010
Por partida triple
Físicamente, me puede atraer una espalda, unos hombros, un torso incluso con barriguita pero bien puesta,…. De hecho (y aquí Nana sí dirá que soy rara) siento cierta predilección por los tipos normales, aquellos que no destacan demasiado.
No, en absoluto. Esto es porque alguien, en una conversación, me dibujó con sus palabras como si yo fuese poco menos que una diosa, inalcanzable. Por supuesto, nada más alejado de la realidad.
Y que tiene unos gustos en cuanto a hombres…ya véis que nada particulares, que no soy muy exigente, pero que prefiero estar con un hombre que me excite por partida triple.
miércoles, 23 de junio de 2010
A flor de piel
Quizás sea que siento que se me está acabando el tiempo de vivir y sentir.
Quizás sea que esté más salida de lo que pensaba, o puede que sea todo lo contrario.
Siento nacer el deseo en el mismo centro de mí, y luego me recorre de pies a cabezas, en todas direcciones, para volver con mayor intensidad al mismo lugar en el que nació.
Es tan intenso el deseo como una voraz lengua de fuego. Y no hay más opciones que apagarlo o controlarlo para que no se extienda.
sábado, 19 de junio de 2010
Hombros....mucho más
En el post anterior pensé pedir fotos anónimas de los vuestros, pero pensé que no tendría éxito y ni lo mencioné.
Pero dado que hay una voluntaria que me ha hecho llegar la foto de su hombro, la publico, la felicito por su valentía y animo a quien quiera enviar una para llenar este post con esas lindas maravillosas.
Si alguien lo desea, se publicará su foto en el más completo de los anonimatos.
jueves, 17 de junio de 2010
Tu hombro, hombre
El hombro es una de las partes del cuerpo que más sensibilidad me despiertan y que más pueden llegar a excitarme. Cuando veo a cualquier hombre que me resulte mínimamente atractivo, suelo fijarme en la forma de sus hombros, y de su espalda.
No es necesario que tenga unas espaldas anchas, bien formadas, tipo culturista,....para que unos hombros me atraigan considerablemente.
Actualmente existen unos hombros que me están robando el sueño. Y si sueño, o simplemente cierro los ojos, sueño con besarlos, con acariciarlos, con recostarme en ellos, con verlos sobre mí, y debajo de mí,.... y en todas las posturas que se me puedan ocurrir en que yo observe esa delicia de curvatura.
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martes, 8 de junio de 2010
Pobre ingenua
Creía que tenerte así, saboreando el centro de mi placer, me hacía dueña y señora dominadora de la situación. Y quizás lo sea, pero sólo hasta el mismo instante en que abro mis piernas y espero que tu boca se hunda en mí.
Pensaba que podía cerrar mis piernas en el momento que quisiera, o pedirte que pararas cuando yo quisiera y salir indemne.
Nada más lejos de la realidad.
Cuando llegas ahí, cuando empiezas a tocar las fibras y los puntos adecuados, cuando tu lengua, tus labios y tus dedos empiezan a jugar, dejó de tener cualquier atisbo de dominación que hubiese tenido.
Paso a estar a tu merced. El abandono es total, las sensaciones incontrolables, el placer inmenso. Y tú eres quien domina, quien podría parar y hacer que me volviese loca la ansiedad.
Pero sigues, sigues…..Mientras tu lengua juega, y tus dedos hurgan, ya no existe nada más para mí en el universo, porque el centro del mismo está en tu boca.
Has dominado toda la situación y seguirás dominándola porque ahora necesito más.
miércoles, 2 de junio de 2010
Sus pechos su descubrimiento, por Hielo
Se encontraba en su reducto de paz. El único momento del día donde tanto el espacio como el tiempo eran completamente suyos; sin saber cómo, toda su familia le respetaba ese ritual. Tras un día agotador tenía la costumbre de dedicarse a ella nada más. Se encerraba en el baño y unas veces, cuando más cansada estaba se sumergía en la bañera, pero la mayor parte de los días se conformaba con una ducha aunque sin prisas. Le servía para desconectar, para cargar las pilas y, sobre todo, para mantener cierta autonomía. Ser madre y esposa desde el primer minuto del día le resultaba gratificante y le hacía sentir bien, pero la dejaba exhausta. Necesitaba su intimidad o, como a ella le gustaba decir, su dosis de egoísmo.
Le gustaba colocarse delante del espejo empañado para ver su imagen reflejada. Siempre se miraba largo rato desnuda con ese velo que le proporcionaba el vaho. La pátina de agua disimulaba los efectos del paso del tiempo en su anatomía y eso le resultaba agradable, así se veía muy bonita. El reflejo le hacia entrever un cuerpo femenino que le resultaba sensual. Cogió la crema y comenzó a extendérsela pausadamente sin abandonar ese regusto dulce que le provocaba mirar su cuerpo desnudo en el espejo.
Al llegar a sus pechos, como eran enormes según pensaba ella, volvió a coger una nueva dosis de crema. Según aplicaba la crema delicadamente, le vino a la cabeza la mirada de un compañero esa misma mañana, al compartir ascensor. Ella llevaba unas carpetas bajo el brazo y al hacer ademán de pulsar el botón de su planta, coincidió en el gesto con su compañero que se echaba también hacia delante e intentaba también marcar su piso. En ese instante ella fue consciente de que él había fijado su vista por unos instantes en su escote. Pero lo que más le había llamado la atención había sido la sonrisa dibujada en la cara de su compañero de ascensor. No era una mueca de baboso que tan acostumbrada estaba a ver en los hombres que se fijaban en sus pechos. Era más bien un rictus de disimulada felicidad. En ese instante fue consciente de que igual que a ella le alegraba el día coincidir con el macizo del despacho contiguo, esa mañana, por obra y gracia de su canalillo y las carpetas, había sido ella la protagonista de la felicidad ajena.
Se cogió ambos pechos con sus manos, levantándolos, de esa guisa se veían dos globos maravillosos coronados por unos pezones rosáceos. Limpió la zona del espejo donde se reflejaban y reparó detenidamente en ellos. Eran todo un homenaje a la madre naturaleza y así, entre sus manos, como una ofrenda a los dioses, un delicado manjar para cualquier hombre. Inmediatamente recordó una charla por messenger de tiempo atrás; un hombre tras los saludos preliminares había ido a saco en la conversación. Le había preguntado por su anatomía, solicitándole detalles concretos sobre sus pechos y su trasero. Ella, con cierto desdén, había seguido el juego y le había hecho partícipe de su abundante delantera.
Él, como si hubiese enganchado una presa, comenzó a asediarla con preguntas sobre la talla de sujetador, o el tamaño o el color de sus pezones. Sin disgustarle el juego, al sentirse admirada y deseada por tener unas tetas como dos carretas, le había aclarado inmediatamente al procaz interlocutor que sus pechos no eran precisamente la zona erógena más destacada en ella. Lo que contestó él se le quedó grabado a fuego, le dijo que si tuviera la oportunidad de acariciárselos, sus pechos, se descubrirían para ella como una fuente inagotable de placeres.
En ese instante, con sus pechos en las manos, una ráfaga le trajo a la cabeza la desidia de su pareja en materia sexual. Tras los hijos, el sexo en ellos se había convertido en una rutina. Una rutina que siempre la llevaba al mismo estado mental. Su marido no la deseaba, simplemente, aliviaba sus calenturas sin prestarle la más mínima atención. Nunca hablaba de si ella había alcanzado el orgasmo mientras siempre la urgía cuando él no lo conseguía. Cuando él se corría inmediatamente se daba la vuelta en la cama y ella se quedaba insatisfecha. No tanto por no haberse corrido también sino por sentir que su marido no la deseaba.
Ahora, mientras acariciaba sus pechos para extender la crema, llevó sus dedos a los pezones. Deslizó en círculos las uñas por su aureola intentando atender y descubrir qué sentía, los apretó entre sus dedos, tiró de ellos hasta que se desprendieron de las yemas . Súbitamente notó que el calor y la presión en el vientre iban acompasados con cada movimiento de sus dedos. Estaba excitada por una mezcla de imágenes y pensamientos. Acariciar así sus pechos se había transformado en un placer creciente. Siguió jugando con sus dedos en su pezones, los pellizcaba cada vez más fuerte, los retorcía, incluso, sin saber cómo se vio descubrió frente al espejo haciendo algo que siempre había pensado y nunca había llevado a la práctica como era lamérselos ella misma. Era muy excitante la imagen que ahora le devolvía el espejo.
Acercarse los pezones a sus labios y sentir su textura en ellos, empaparlos con su saliva y atraparlos entre sus dientes para morderlos delicadamente le había proporcionado varios latigazos de placer que le recorrieron la espalda para explotarle en su entrepierna. Nunca antes sus pechos fueron tan protagonistas de su placer íntimo. Ahora según succionaba gozosa sus pezones, sentía como el coño se le inundaba y esponjaba y, al tiempo, su clítoris estaba cada vez más inflamado y sensible. Haciendo algo inusual en ella, se propuso algo distinto, masturbarse pero esta vez quería intentar no llevar los dedos a su coño. Cuando se excitaba, bastaban unos sabios movimientos de sus dedos sobre el clítoris para alcanzar un orgasmo que la dejaba satisfecha.
Sin ser consciente de qué hacía, trabajó sus pezones con dedicación y descubrió que cada movimiento de sus manos, cada ligera presión de sus dedos o sus uñas, cada lametón que les daba tenían su reflejo en su coño. Nunca antes había sentido tan sensible la entrepierna sin siquiera acariciarse. Los latidos de su corazón recorrían una y otra vez un camino delicioso que iba desde su culo hasta el monte de Venus, sentía como si el clítoris le fuese a explotar. Incluso le preocupaba que su coño comenzase a expulsar su flujo que sentía hervir en su interior.
Sin prisa pero sin pausa siguió acariciándose de esta manera tan nueva como distinta. El calor se había extendido a toda su anatomía, era capaz de sentir cada vena de su cuerpo latir y, al tiempo, esos latidos parecían acabar todos en su sexo. Sobre el lavabo descansaban dos pequeñas pinzas del pelo, sin pensarlo, las cogió y las aplicó para pellizcar ambos pezones… un fogonazo de placer, en vez de ningún dolor, sintió cuando se atrapó el primer pezón, inmediatamente cogió la otra pinza y la colocó en el otro pezón. Miró al espejo y vio sus pechos enmarcados por su manos, los pezones atrapados por ese juguete improvisado y al moverse para acercarse más y ver en el espejo cómo estaban sus pezones aprisionados, sintió que sus caderas cambiaban de orientación su pubis y éste comenzó a sufrir contracciones cada vez más intensas que culminaron en un orgasmo prolongado y dulce. Cerró los ojos, apretó con fuerza los pechos con ambas manos y se abandonó a ese festival de placer.
Al abrirlos, el vaho había desaparecido casi por completo del espejo. En ese instante se vio más bonita que nunca, los pechos aún conservaban las pinzas, sus mejillas estaban todas coloreadas de rubor, sus labios parecían pintados de carmín y sus manos masajeaban justo debajo de su ombligo, sintiendo cada pliegue de su vagina encharcado. Miró alrededor y se dio cuenta de que aquello era el cuarto de baño, su baño, inmediatamente se lavó la cara, terminó de secarse y abrió la ventana. Al cabo de dos horas, ya en la mesa, según cenaban su marido le dijo, ¿cariño es que te has maquillado? Ella, involuntariamente, volvió a renovar el rubor de sus mejillas y al no saber qué contestar se limitó a decirle: no digas bobadas y alcánzame el agua, será un sofoco que ya soy muy mayor.
sábado, 29 de mayo de 2010
viernes, 28 de mayo de 2010
Fontanero
Ese hombre que viene a revisar las cañerías atascadas, los grifos que no cierran bien,…. Se agachan para mirar de desenroscar un desagüe y el mono de trabajo marca sus muslos prietos.
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domingo, 23 de mayo de 2010
Con las cortinas sin echar
Era mi segundo trabajo pues con el primero no me llegaba para pagar la hipoteca de mi recién estrenado piso, las letras del coche, los gastos fijos mensuales, la compra,….en fin, era el alto precio que pagar por una soñada independencia.
Fui a por un refresco de naranja a la nevera; sólo quedaban cuatro cubitos de hielo, así es que los eché todos en el vaso de la bebida.
Me puse los cascos de mi iPod, y me senté frente a la ventana del balcón, sintiendo la noche en todos los poros de mi piel. Mientras oía música e intentaba descansar un poco antes de irme a dormir, pensaba en las cortinas.
Nunca me había gustado mucho tapar las ventanas con cortinas. Cuando me mudé al piso, decidí hacerlo pues no era mucha la distancia que separaba mi balcón de las ventanas de un bloque de enfrente. Y dada mi manía de pasearme desnuda por toda la casa, no quería ser objeto de miradas extrañas.
Seguía teniendo calor a pesar de estar el balcón abierto, yo desnuda enfrente y haber acabado mi refresco.
Cogí un cubito de hielo del vaso y remojé mi nuca, mis brazos, mi escote….la sensación era maravillosa y refrescante. Humedecí con el hielo mis pechos, luego los pezones. El frío hizo que se pusiesen duros ….empecé a humedecer mis muslos, las piernas, hasta los tobillos.
El cubito de hielo había disminuido ya algo de tamaño. Abrí mis piernas y acaricié con él todo mi ardiente coño.
Primero los labios exteriores, luego los interiores,…..moví el cubito en círculos sobre mi clítoris.
Durante unos minutos mantuve las caricias sobre aquella parte ardiente, mientras empezaba a sacudirme una leve oleada de placer.
El hielo se había reducido ya considerablemente y pensé introducirlo en mi vagina y dejar que acabase de deshacerse en ella, mientras yo sentía cómo el agua brotaba al exterior y mojaba mis piernas como si de una micción se tratase.
Pero se me ocurrió algo mejor. Metí el pequeño trozo de hielo en mi boca, y lo deshice en ella, deleitándome así en mi propio sabor.
Notar mi íntimo sabor me excitó enormemente. Y estaba dispuesta a liberar aquella tensión
Abrí mis piernas y con mis dedos empecé a acariciarme, dibujando los mismos senderos que instantes antes había hecho con el hielo.
Con el dedo corazón acariciaba todo mi coño, de arriba abajo, sin cesar, sólo el tiempo necesario para masajear mi clítoris y mantener la excitación. Introduje el mismo dedo en mi vagina, y mientras lo hacía entrar y salir, presionando, con el dedo pulgar seguía dedicándome al ya duro y casi reventón clítoris.
Hice que esos movimientos fuesen cada vez más rápidos, aumentando en intensidad, acelerando, presionándome,….hasta que, no pudiéndome contener más, estallé en un orgasmo como nunca me había producido yo misma.
No fui consciente de nada durante unos segundos; creo que gemí, que incluso grité, pero no podía recordarlo.
Al ir a cerrar la ventana, vi como la luz de el piso de enfrente estaba encendida y de pronto se apagó.
¿Habría visto alguien mi juego personal? ¿O quizás sólo lo habría intuido por unos movimientos en las sombras? ¿O puede que yo hiciese más ruido del que era consciente?
¿Y quién me habría visto? Ni siquiera sabía quién vivía en aquel piso.
Tal y como estaba el mío, a oscuras, decidí no pensar demasiado en ello. Después de todo, quizás le habría dado una alegría nocturna a alguien.
El inconveniente era que yo no sabía de quién se trataba y que podría encontrarme con esa persona en la panadería del barrio sin saberlo ni ser consciente.
Algo asustada, fui a mirar por la mirilla. Había un tipo, guapo, interesante, y con cara de sueño. ¿Sería el vecino de enfrente? ¿Sería el de arriba que oyó mis gemidos a través de la ventana abierta?
Abrí la puerta, con la cadena puesta y dispuesta a enfrentarme con algo de pudor a lo que fuese y a quien fuese.
- Buenas noches. Verás, sé que te parecerá extraño que venga a llamar a estas horas pero vengo a traerte esta bandeja de hielo de parte del vecino de enfrente –me dijo aquel desconocido.
- Bueno, ¿a qué viene esto?
Me quedé esperando su respuesta, quería saber qué había visto y qué pretendía.
- Mira, yo tampoco tengo mucha idea. Ahí enfrente vive mi padre, tiene 75 años. Yo he venido a pasar unos días con él. Sentí un ruido y me levanté, encendí la luz de su habitación, y me encontré a mi padre, de pie frente a la ventana, haciéndose una paja. ¡No me lo podía ni creer! Cuando intenté disculparme por la interrupción, me ordenó apagar inmediatamente la luz. Me fui al salón para que acabase con lo que tenía entre manos, y vino tras de mí y me dijo: “Hijo, créeme que lo que digo lo digo por tu bien, como siempre he hecho: coge una bandeja de cubitos de hielo del congelador y llévaselo a la vecina de enfrente. Hazme caso”.
Y yo, que siempre he confiado en el criterio de mi padre aunque creo que hoy estaba chocheando, pues seguí fielmente sus instrucciones.
Dedicado al excamarero más sexy que conozco y muy poco consciente de las pasiones que despierta lo cual le hace infinitamente más atrayente.
martes, 18 de mayo de 2010
Dime que no
Entiendo que tengas dudas, y respetaré que no quieras pasar a pesar de tener las puertas abiertas.
Pero da un paso, atrévete, entra…..poco a poco.
Si eres capaz de decirme todo esto, entonces desistiré.
Mientras tanto, seguiré esperándote, soñándote como la mejor de mis fantasías, ardiendo mientras imagino recorrer contigo caminos del placer, unos conocidos y otros por explorar.
Pero si vienes……por favor, no tardes.
domingo, 16 de mayo de 2010
Encuesta banal
Como anuncio comercial, lo encuentro genial.
Y se me ocurre invitaros a participar en una encuesta (tonta, como todas las encuestas) pero que sirven para pasar el rato.
¿Qué creéis, según vuestro criterio, que estará pensando la chica?
a) Mi primera mamada y resulta que es esto: no sabe a nada, demasiado duro, no sé...no me mola
b) Espero que se corra pronto y se dedique a mí con el mismo esmero que yo le estoy poniendo.
c) La tiene dura, pero fría. Este tío es raro, raro.
¿Y qué pensará el chico?
a) Mejor le cojo la cabeza, delicadamente, y dirijo su boca hacia el lugar correcto.
b) Es nuestra primera cita, no la decepcionaré; gemiré (mmm,sí, sigue....) como si me estuviera enterando de algo.
c) Mejor le tumbo el asiento y se lo como yo a ella, que se entere cómo y dónde se hace
Si además de contestar alguien se anima y explica su primera experiencia con el sexo oral, pues más divertido será.
Mirad, para romper el hielo, os explico yo la mía:
Fue en un coche pequeño (un corsa), mi asiento hacia atrás, el tío chupador era más largo que un día sin pan y no encontraba la pose cómoda,....total: que no estuvo mal, pero ni fu ni fá.
A la segunda, buscamos un lugar más cómodo, y me elevé al cielo y caí en picado hacia los infiernos, una y varias veces sucesivas.....fue increíble! Desde entonces y hasta ahora, nada me gusta ni me eleva más.
La primera vez que yo lo practiqué a un chico no sabía ni por dónde empezar; me guié por la lógica, y claro empecé por la punta. Me concentré pensando en el sabroso manjar y no salió mal, el tío se moría de gusto, se corrió. Sólo al acabar me dijo: "nena, la próxima vez ten más cuidado con los dientes"
sábado, 8 de mayo de 2010
Crisis
De pronto, el deseo se ha apaciguado sin que nada ni nadie lo haya calmado. No tengo apenas fantasías eróticas. Puedo mirar a cualquier hombre sin humedecerme casi instantáneamente. Una putada, vamos.
Porque una cosa era que mi vida sexual estuviese en crisis, pero la líbido estaba en su sitio, por encima incluso de las cuotas que yo considero normales. Pero ahora…..nada!
Ni siquiera puedo estar segura de si ha sido la crisis económica la que me ha afectado o quizás algún tipo de crisis personal, o emocional. No tengo mucha idea.
Ahora me estoy planteando si cambiarle el nombre al blog, o si lo elimino o si me olvido definitivamente del sexo y me encierro en un monasterio o algo similar, como Alonso.
martes, 4 de mayo de 2010
Dando y donando
Quiero el día que yo muera
poder donar mis riñones,
mis ojos y mis pulmones.
Que se los den a cualquiera.
Si hay un paciente que espera
por lo que yo ofrezco aquí
espero que lo hagan así
para salvar una vida.
Si no puedo respirar,
que otro respire por mí.
Donaré mí corazón
para algún pecho cansado
que quiera ser restaurado
y entrar de nuevo en acción.
Hago firme donación
y que se cumpla confío
antes de sentirlo frío,
roto, podrido y maltrecho
que lata desde otro pecho
si ya no late en el mío.
La picha yo donaré,
que se la den a un caído
y levante poseído
el vigor que disfruté.
Pero pido que después
se la pongan a un jinete,
de los que les gusta brete.
Sería eso una gran cosa
yo descansando en la fosa
y mi picha dando fuerte.
Entre otras donaciones
me niego a donar la boca.
Pues hay algo que me choca
por poderosas razones.
Sé de quien en ocasiones
habla mucha bobería;
chupa lo que no debía
y prefiero que se pierda
antes que algún comemierda
mame con la boca mía.
El culo no donaré,
pues siempre existe un confuso
que pueda darle mal uso
al culo que yo doné.
Muchos años lo cuidé
lavándomelo a menudo.
Para que un cirujano boludo
en dicha transplantación
se lo ponga a un maricón
y muerto me den por el culo.