Hablé con mi madre por teléfono y le comenté lo de la avería. Ella me dijo que me regalaría una grifería para el bidé, maravillosa y extraordinaria (según sus palabras), con regulador de temperatura y chorro direccionable. Le dije que no. Insistió, e insistió, dijo que sería mi regalo de Navidad. Y me sentí impotente para seguir discutiendo con ella. “El viernes por la tarde, a las cinco, irá Julio, un fontanero que conozco, y te pondrá la nueva grifería”, y así se despidió.
El viernes me surgió un problema e iba a estar más tiempo en la oficina, así es que le dejé las llaves de mi piso a una vecina para que abriese la puerta al fontanero y controlase un poco.
Por la noche, cuando volví, vi que el nuevo grifo estaba puesto y que todo estaba pulcramente como lo dejé. Me duché y me fui a dormir; al otro día lo probaría y llamaría a mi madre para darle las gracias.
No dormí bien y me desperté de madrugada, a pesar de que era mi primer día de vacaciones y no tenía por qué madrugar. Fui a la cocina, me preparé un café y cuando fui al baño vi mi nuevo grifo de bidé, que ya había olvidado.
Me desnudé por completo, me miré al espejo, observaba mis pechos, la carne de gallina y los pezones erectos, los acaricié… me resultó placentero.
Me senté en el bidé, abierta de piernas, mirando hacia el grifo. Lo abrí, empezó a caer agua; regulé su temperatura hasta que fuese realmente agradable para esa parte tan sensible. Cogí unas gotas de jabón íntimo y empecé a enjabonarme, era una sensación agradable…. Seguí acariciándome, de arriba abajo, recorriendo todos los rincones de mi intimidad. Acabé introduciendo el dedo corazón en mi vagina y acariciando mi clítoris con mi pulgar. Alternaba los movimientos de introducción con los de rotación, y en algunos instantes, conseguía que fueran simultáneos.
Estaba a punto de correrme, alcanzando el placer con mi mano derecha y sujetándome con la izquierda a la tapa del bidé, levantada contra la pared. En un acto casi instintivo, solté la tapa y con la mano izquierda dirigí el chorro de agua tibia, hacia la parte inferior de mi clítoris….así quedaba más zona servida y atendida.
El chorro de agua actuó como un detonante, y apreté y aceleré el movimiento de mis dedos…. Todos, agua y dedos, me llevaron a correrme, moviendo mis caderas locamente, como si me estuviera follando literalmente al bidé.
Fue una sensación extremadamente placentera.
Más tarde telefoneé a mi madre para darle las gracias. Creo que al fin le encontré un buen uso al bidé, a ese artilugio decorativo.
- Mamá, gracias por el regalo. Es muy….práctico.
- Tú eres tonta, hija!
- ¿Cómo?
- Mi regalo de Navidad era Julio, el fontanero. Le hablé de ti. Es muy buen chico, sé que está solo, sé que le hubieras gustado….y tú vas y no estás cuando viene.
- ¿En serio has hecho eso mamá?-
Hija, que nos conocemos. Que el chorrito direccionable no va a satisfacer todas tus necesidades. Anda, anota el teléfono y llámale, ponle cualquier excusa. Hazme caso y llámale.
- Mamá…tú estás loca. Pero te quiero. Nos vemos pasado mañana para cenar –y colgué.
Por la tarde, volví a usar el bidé y su chorro. Esta vez me senté, abrí el grifo y no utilicé mis dedos. Simplemente, hacía variar la dirección del chorro, hacia arriba, hacia abajo, deteniéndome instantes en el clítoris, volvía a redirigirlo arriba y abajo, y al final, aumenté la presión de la salida del agua tanto como pude e hice que el chorro fuese directo a mi vagina.
No creí que sólo el agua, sin necesidad de tocarme, volviese a provocarme aquellos espasmos de placer. Y entonces pensé en las manos que habrían colocado aquella maravillosa grifería.
Me vestí, cogí el móvil y llamé al fontanero. Le dije que había probado la grifería y que algo fallaba, que si podía venir a mirarlo. Aquella misma tarde.
Julio pareció pensárselo y me preguntó si había probado el chorro direccionable. Le dije que sí pero que quería explorar otras posibilidades. Creí que iba a colgarme.
Me dijo que vendría aquella misma tarde. Y vino.
Las madres sí que saben que regalos hacer. Y desde la perspectiva masculina...ser un regalo para alguien debe ser bastante excitante, al menos por principio. Muy sexy. Siempre viene bien ampliar las posiblidades...
ResponderEliminarUn saludo :)
Genial
ResponderEliminaraixò m'ha fet pensar en aquella fantàstica peli espanyola dels 70: "El fontanero, su mujer y otras cosas del meter"
A partir d'ara veuré amb uns altres ulls aquest artefacte sanitari.
bona setmana amb chorro direccionable
jajajaja tu madre si que sabe, la mia era muy monja, nunca me hizo un regalo asi, ya me hubiese gustado
ResponderEliminarbesotes y que sigas disfrutando de tu nuevo grifo y fontanero
Mil gracias por el relato.
ResponderEliminarluego no le vayas a pedir a Julio que te....mueva el chorrito del grifo.
ResponderEliminarbesos a chorros
A veces Julio aparece en invierno.
ResponderEliminarMira que te lo digo siempre... que no hay que desaprovechar ocasiones!! Ays cuando te tenga enseñada!!!!! jajaja
ResponderEliminarPetonets Cariño
Veo que tenemos madres educadas en la misma escuela.
ResponderEliminarLa mía me crió con la máxima "no hay, en la vida, nada mejor que coger"
Consejo que seguí sin dudar durante toda mi vida.
Ella
Increíble el poder del agua...
ResponderEliminarBesos.
Explorador, no todas las madres, pero lo explicaré más adelante. En cuanto a que un hombre sea el regalo para una mujer, pues sí, creo que debe ser algo tan maravilloso como utópico. Esperaré a mi cumpleaños a ver si alguien se lo curra jajaja. Besos.
ResponderEliminarGregori Samsa, el bidé és una però segur que hi ha més coses d'ús quotidià a les que els hi podríem treure un altre partit. Petons.
Adis, las madres suelen regalar a sus hijos lo que éstos necesitan, pero con ciertas limitaciones. Esto es un relato ficticio; mi madre nunca me hubiese enviado un fontanero, al menos no hasta hoy. En cuanto al bidé, ése sí que es real: yo tengo uno con chorro direccionable. Besitos.
Elolvidado, gracias a ti por leerlo. Si lo has disfrutado mejor que mejor. Besos.
Marpart, de haber sido cierta la historia, le pediría a Julio que jugásemos con su chorrito jejeje. Besos.
Coco, qué gran frase y qué cierta: julio apareció en invierno! jajajaja. Beso.
Ssshhh, a ver si aprendo primero a distinguir las ocasiones jaajaja, que dicen que las pintan calvas pero yo creo que con tinta transparente porque no me entero de nada. Petonets.
Nosotrosdos, desgraciadamente en mi caso no fue así. Y aunque la quiero con locura y me transmitió fuertes y profundos valores, el sexo fue su asignatura pendiente, convirtiéndose con los años en la mía también. Besos a los dos.
John desnvdo, ya lo creo. El agua puede aportarno muchas sensaciones corporales agradables. Hoy jugaré con la alcachofa de la ducha jajaja. Besos.
¡No digas más!.
ResponderEliminarEsas enormes facturas de agua....
(Cómo se le podía ocurrir eso a uno).
La mato.
Toy, si es que en esta comunidad pagamos el agua casi al precio del petróleo, leches! Así como va una a darse un gustazo! Lo mejor, en vez de matarla, es que le eches un buen polvazo!.... es más barato, jejeje. Petonets.
ResponderEliminarMe ha encantado el relato. Entre la cercanía de la historia y la descripción del momento tocamiento, que ha sido genial, has conseguido excitarme. Un beso de tu granaino!
ResponderEliminarufff excitante Belkis, cada vez me gusta mas como escribes....gracias
ResponderEliminarMi anónimo granaino...eres tan excitante como un chorro direccionable jejeje. Besos
ResponderEliminarFarero! Gracias por la visita. Pues tú cada dia estás más bueno, para qué nos vamos a engañar? Besos.