Hacia todos los lados, de derecha a izquierda, de delante a atrás, de arriba abajo,…despacio, acelerando ritmos, y muy deprisa al final. Movimientos rotatorios, movimientos de profundidad, movimientos de acoplamiento.
Podría ponerme a bailar, hace tanto que no lo hago! Ejercitaría mis huesos, parte de mis músculos,…y sin embargo no sería suficiente.
La necesidad urgente de mover mis caderas es hacerlo sobre ti, hacia ti, en ti, por ti, a ti…y añadiendo todas las preposiciones que quepan entre tú y yo.
Como es habitual, una busca una salida de emergencia para suplir necesidades. Y, por arte de magia, L.me enseña esta coreografía (qué linda es ella, que no imagina la necesidad real que acucia a mis caderas).
Visiono, ensayo, bailo, practico… tras un rato de risas y varios intentos, el baile sale. Realmente la música puede tener efectos terapéuticos.
Si alguien tiene ahora mismo esta misma necesidad de mover las caderas (y no me refiero a bailar precisamente) que me llame –jajaja, no, es broma, no tenéis mi teléfono- , os recomiendo que le déis al play de este video y….a moverse! Luego me contáis.