viernes, 26 de septiembre de 2014

Decíamos ayer...



Ha pasado tanto tiempo desde que me marché de aquí, que ya casi no recordaba cómo entrar. De momento no es una vuelta, pues justo ahora estoy a punto de volver a marcharme, esta vez de vacaciones, que me las he ganado.
Pero tenía que escribir. Alguna vez afirmé que escribiría siempre que hubiese al menos una persona que me leyese. Y han sido unas cuantas las que se han dirigido a mí por correo, interesándose por mi vida y sobre todo por si volvería por aquí.
Lamentablemente no he tenido tiempo de contestar a todos, así es que lo hago por aquí, que abarco a más gente.
Me marché por dos razones. La principal fue la falta de tiempo. Después sobrevino la falta de inspiración. Y más tarde, el colapso. No podía atender individualmente a tanta gente.
Pensé que mi vida se volvería aún más anodina y que os echaría de menos, tanto a los visitantes del blog como aquellos grandes blogs que yo seguía y disfrutaba línea a línea, y que también tuve que abandonar.

Pero me equivoqué. En lo segundo no. Os he echado y os echo de menos. Pero de anodina nada.
Resumiendo mucho, os contaré que las cosas y las gentes surgen a veces donde menos se espera. De este modo, puedo decir que en los últimos meses viví dos cortas pero muy intensas relaciones.
Y cada nueva sensación, cada nuevo orgasmo, me apetecía venir a contarlo. La inspiración volvía a nacer de dentro, como renacía la mujer que creo que siempre fui y nunca mostré.
En todo este tiempo, esta mujer a la que le daba miedo mirarse al espejo ha acabado convirtiéndose en musa y objeto de deseo de alguno.


Y yo sé que hay una persona que esperaba una entrada, con otra temática, más ardiente, más explosiva….pero esta vez no va a poder ser.
Aún así te voy a mencionar. Se trata de c. Lo habréis leído en los últimos comentarios, los únicos que han llegado en todo este tiempo a mi blog, salvo el spam.
C. emprendió conmigo una campaña de persecución para que volviese a escribir. Comentarios en el blog, correos a mi cuenta, watshaps al móvil….todo ello aderezado con dulzura, mucha educación y respeto, provocándome, incitándome y excitándome… y al final hizo lo impensable: recorrió bastantes, muchos kms para venir a pedírmelo personalmente.
C. no puedo prometerte nada, pero lo intentaré de veras. Sólo por tu empeño vale la pena volver a intentarlo

Además de C. ha habido otras personas que han estado conmigo, por correo, por teléfono….y no va a hacer falta que os nombre, porque lo sabéis, y lo agradecida que os estoy.

Así es que, calentita como me voy a la cama todas las noches desde hace algún tiempo, os digo hasta pronto!