Ha pasado tanto tiempo desde que me marché de aquí, que ya casi no
recordaba cómo entrar. De momento no es una vuelta, pues justo ahora estoy a
punto de volver a marcharme, esta vez de vacaciones, que me las he ganado.
Pero tenía que escribir. Alguna vez afirmé que escribiría siempre
que hubiese al menos una persona que me leyese. Y han sido unas cuantas las que
se han dirigido a mí por correo, interesándose por mi vida y sobre todo por si
volvería por aquí.
Lamentablemente no he tenido tiempo de contestar a todos, así es
que lo hago por aquí, que abarco a más gente.
Me marché por dos razones. La principal fue la falta de tiempo.
Después sobrevino la falta de inspiración. Y más tarde, el colapso. No podía
atender individualmente a tanta gente.
Pensé que mi vida se volvería aún más anodina y que os echaría de
menos, tanto a los visitantes del blog como aquellos grandes blogs que yo
seguía y disfrutaba línea a línea, y que también tuve que abandonar.
Pero me equivoqué. En lo segundo no. Os he echado y os echo de
menos. Pero de anodina nada.
Resumiendo mucho, os contaré que las cosas y las gentes surgen a
veces donde menos se espera. De este modo, puedo decir que en los últimos meses
viví dos cortas pero muy intensas relaciones.
Y cada nueva sensación, cada nuevo orgasmo, me apetecía venir a
contarlo. La inspiración volvía a nacer de dentro, como renacía la mujer que
creo que siempre fui y nunca mostré.
En todo este tiempo, esta mujer a la que le daba miedo mirarse al
espejo ha acabado convirtiéndose en musa y objeto de deseo de alguno.
Y yo sé que hay una persona que esperaba una entrada, con otra
temática, más ardiente, más explosiva….pero esta vez no va a poder ser.
Aún así te voy a mencionar. Se trata de c. Lo habréis leído en los
últimos comentarios, los únicos que han llegado en todo este tiempo a mi blog,
salvo el spam.
C. emprendió conmigo una campaña de persecución para que volviese
a escribir. Comentarios en el blog, correos a mi cuenta, watshaps al
móvil….todo ello aderezado con dulzura, mucha educación y respeto,
provocándome, incitándome y excitándome… y al final hizo lo impensable:
recorrió bastantes, muchos kms para venir a pedírmelo personalmente.
C. no puedo prometerte nada, pero lo intentaré de veras. Sólo por
tu empeño vale la pena volver a intentarlo
Además de C. ha habido otras personas que han estado conmigo, por
correo, por teléfono….y no va a hacer falta que os nombre, porque lo sabéis, y
lo agradecida que os estoy.
Así es que, calentita como me voy a la cama todas las noches desde
hace algún tiempo, os digo hasta pronto!